A Andrea, la menor de mis hijas,
    por su brillante examen de doctorado en la UAM

    Se confirmó lo que era un rumor en el nombramiento de los candidatos a puestos de elección popular de presidentes municipales, diputados locales y federales. Sorprende el cretinismo de los partidos políticos, porque todos, sin excepción, dan la espalda a los electores y nombran en la mayoría de los casos, a quienes los ciudadanos conocen con el coloquial mote de “cartuchos quemados”, también aparecen personajes que la opinión pública repudia por su mala fama pública.

    Conociendo las expectativas por parte de los ciudadanos, considerábamos que los candidatos serían garantes de las aspiraciones democráticas, pero nos dejan sin palabras y sin argumentos en su defensa, y tenemos que aceptar que vemos con total desaliento la contienda que viene y que muchas rémoras aún persisten en la clase política, la cual se resiste al cambio verdadero. Por lo visto, a los políticos sinaloenses de Morena no les interesa privilegiar la ética política, sino todo lo contrario, se lanzan desafortunadamente a una contienda huérfana de candidatos que representen a la Cuarta Transformación en Sinaloa. Queda para los militantes el camino de apoyar el proyecto nacional y la labor titánica que realiza el Presidente Andrés Manuel López Obrador y, ante los impresentables, la abstención frente a la mediocridad manifiesta (y en algunos casos merecedores de peores calificativos).

    Nunca los militantes del partido Morena se imaginaron llegarían a una elección arropando la estulticia política, cosas veredas Sancho; insistimos: la alianza de Morena con el PAS, lejos de apuntalarla, pone en riesgo incluso su triunfo electoral en el estado, el cual considerábamos seguro hasta antes de esa alianza, la cual la historia considerará no sólo una pifia sino un garrafal error político.

    Además, contradice la estrategia de moralizar la vida pública, que postula de manera infalible el Presidente Andrés Manuel López Obrador. No se trata de una simple alianza por votos, como simplistamente quieren explicarla los pragmáticos a ultranza, en realidad tiene un fondo esencial: se hipoteca el futuro ético y académico de la UAS.

    Hay un distanciamiento notorio entre los postulados de la Cuarta Transformación y lo que Morena en Sinaloa viene realizando, los candidatos a los diversos puestos que propone en su mayoría no reúnen el perfil que las actuales circunstancias por las que atraviesa Sinaloa requieren. El cambio democrático está urgido de diputados con visión, firmeza ideológica y una actitud política a toda prueba, que destierren el “Lilytellismo” y la proclividad al “maiceo”. Desgraciadamente, entre los candidatos que observamos por los distritos de Sinaloa, no vemos cuadros con las agallas que se requieren para fortalecer el debate frente a los embates de la derecha.

    Mientras no se formalice la dirección del partido Morena en el estado, sus militantes van a seguir sufriendo desfiguros en las prácticas políticas y seguirán viéndolos como en la presente elección. Nadie ve bien que en Sinaloa, en esta coyuntura electoral, que debería haber sido de consolidación, de propuestas de cambio democrático en todas las esferas, se hayan impuesto los intereses personales y ajenos al partido, por encima de los intereses de los abnegados militantes de base. Se imponen esos intereses ajenos al partido ante la falta de una dirección estatal y regional del partido Morena en Sinaloa.

    Los anteriores planteamientos los hacemos por la cantidad de opiniones que recibimos por parte de militantes de base de Morena, inconformes y completamente en contra de la alianza con el PAS; aseguran que lamentablemente Rocha confunde las elecciones estatales con una disputa rectoral, y se alía, en un dejo de pragmatismo, más que de visión política profunda, con personeros impresentables, mismos que han convertido a la Universidad en un coto familiar, con un partido derrotado rotundamente en 2018 y proclive a aliarse al mejor postor. Por eso es comprensible, en toda la línea, la manifiesta inconformidad de los militantes de Morena, que rechazan esa alianza de manera rotunda, al habérseles impuesto, según acusan, la política personalista y pragmática de corto plazo de Rocha Moya.

    Morena, a nivel nacional, es una fuerza mayoritaria, gracias a los ciudadanos que sostienen y protegen el proyecto de la Cuarta Transformación. Sinaloa, pese a las rémoras, tarde o temprano tendrá que acompasar su tiempo con el tiempo político del cambio verdadero.

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