Dominio digital

    Hoy, predomina la revolución digital, la cual también está incidiendo en las raíces de la vida humana y realizando una metamorfosis sustancial no solamente en los rubros económico, social, laboral y tecnológico, sino en la modificación de la cultura, relaciones humanas, hábitos y costumbres

    La revolución industrial cambió por completo el trabajo y la vida de la humanidad a mediados del Siglo 18. En efecto, se operó una profunda transformación económica, social y tecnológica que cambió radicalmente las condiciones de vida.

    Hoy, predomina la revolución digital, la cual también está incidiendo en las raíces de la vida humana y realizando una metamorfosis sustancial no solamente en los rubros económico, social, laboral y tecnológico, sino en la modificación de la cultura, relaciones humanas, hábitos y costumbres.

    Originalmente, la palabra digital hizo referencia solamente a aquello que podía ser manejado por los dedos; sin embargo, hoy se amplió su significado y se circunscribe a lo tecnológico, porque todas las señales pueden ser contabilizadas más fácil y fielmente que en lo analógico.

    No obstante, esta simplificación digital ha producido también una confusión real que debilita o disuelve los lazos afectivos, como alertó el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, en una entrevista publicada por el diario El País, el 9 de octubre.

    Han señaló: “El smartphone es el artículo de culto de la dominación digital. Como aparato de subyugación actúa como un rosario y sus cuentas; así es como mantenemos el móvil constantemente en la mano. El me gusta es el amén digital. Seguimos confesándonos. Nos desnudamos por decisión propia. Pero no pedimos perdón, sino que se nos preste atención”.

    Añadió que nos hemos convertido en seres informadependientes: “Hoy estamos obsesionados no con las cosas, sino con informaciones y datos, es decir, no-cosas. Hoy todos somos infómanos. Se ha llegado ya a hablar de datasexuales (personas que recopilan y comparten obsesivamente información sobre su vida personal)”.

    En pocas palabras, pensamos y sostenemos enfáticamente que dominamos el mundo digital, pero es el mundo digital quien sutil y seductoramente nos domina.

    ¿Me seduce y subyuga este dominio?

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