Es sabido que, tanto el INE, como el TEPJF son entidades autónomas cuya creación y vigencia nació en la etapa neoliberal, como respuesta institucional ante la cada vez más intensa demanda ciudadana de democratizar el proceso electoral, que durante siete décadas había sido acotado sin reservas a favor de los intereses de la gente en el Gobierno.

    Desde el trascendental colofón del sexenio presidencial de Ernesto Zedillo Ponce de León, que en julio del 2000 marcó el final de la era priista, definida como la “Dictadura Perfecta” por el escritor peruano Mario Vargas Llosa, los procesos electorales en México habían mantenido la condición controversial inherente a las contiendas políticas, pero nunca como ahora se había palpado la presencia actuante de los organismos autónomos de control, como en el caso actual está sucediendo con el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

    Es sabido que, tanto el INE, como el TEPJF son entidades autónomas cuya creación y vigencia nació en la etapa neoliberal, como respuesta institucional ante la cada vez más intensa demanda ciudadana de democratizar el proceso electoral, que durante siete décadas había sido acotado sin reservas a favor de los intereses de la gente en el Gobierno.

    Mediante ese parteaguas se inició la evolución democrática que actualmente muestra un vértice sin precedente con la descalificación de dos candidaturas propuestas por el Movimiento Regeneración Nacional, en reacción a lo cual Félix Salgado Macedonio, afectado por esa decisión, amenaza con luchar hasta lograr la desaparición del INE y del TEPJF. Este amago del morenista parecería un mero exabrupto atizado por la frustración, pero no olvidar que el criterio normativo de la Cuarta Transformación alienta aquella consigna de “al diablo las instituciones”. Sin duda esa referencia enfoca los organismos que nacieron durante la etapa neoliberal.

    Salgado Macedonio dice haber sido víctima de una decisión atentatoriamente exagerada de parte del Instituto Nacional Electoral, y respaldada por el Tribunal Electoral, pero lo que este caso pone en manifiesto es que, tanto el INE como el TEPJF son instituciones cuyo ejercicio está por encima de cualquier influencia intimidatoria.

    Por otra parte, el Magistrado Presidente, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, no se ha mostrado dispuesto a validar la autonomía de su dignidad y delega a otras áreas dictaminadoras la decisión de aceptar o rechazar el ucase mediante el cual el gobierno de la 4T propone extender por término de dos años la vigencia funcional de Zaldívar como titular de la Suprema Corte de Justicia; pretensión ya avalada por la mayoría morenista en el Congreso de la Unión, y que es rechazada por un importante sector de juristas que la califica de anticonstitucional.

    En el ámbito local también se siente la presencia del Tribunal Electoral del Estado de Sinaloa, que impuso multas a Mario Zamora Gastélum y a Guadalupe Iribe Gascón, respectivamente candidato a la Gubernatura del Estado, y candidata a la Presidencia Municipal de Badiraguato, así como al responsable del área de comunicación del Gobierno estatal. En este caso son dos candidatos de la coalición PRI-PAN-PRD, y un funcionario de la administración priista a los que se sanciona por la inserción de tres boletines con tintes proselitistas en la página web gubernamental. Late entonces la impresión de que no hay partidos inmunes ante la función controladora, y eso es saludable.

    Queda en el panorama que enmarca a esta campaña proselitista la expectativa no descartable que pende de la amenaza morenista en el sentido de promover la desaparición de las instituciones autónomas en materia electoral mediante la versión de que son antidemocráticas. Acaso se pretenda suplirlas con el recurso de las consultas populares “para que sea el pueblo quien aporte las decisiones”, como ha sucedido con el anulado aeropuerto en Texcoco y otras resoluciones a modo.

    Pero no todo es ominoso en el acontecer nacional, y así se palpa en el curso crítico de la pandemia que ha venido a menos durante las semanas más recientes. La vacunación avanza a un ritmo mucho más paulatino de lo deseable, pero los indicadores marcan una sostenida tendencia a la baja en materia de contagios y defunciones.

    Y a partir del próximo día 10 Sinaloa entrará en el nivel verde del semáforo epidemiológico nacional, en tanto que Culiacán ayer logró salir del nivel rojo, al descender a 100 casos activos de Covid-19. De todos depende mantener avante ese alentador alivio.

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