El PRI, quizá encabezado por el mismo Gobernador Quirino Ordaz, negoció durante varios meses con Melesio Cuén la posibilidad de una alianza electoral para el 6 de junio. No se concretó, no sabemos a ciencia cierta por qué; lo más seguro es que el principal usufructuario privado de una UAS, una preciada institución pública, haya pedido mucho, lo que sí le concedió Morena, y el Tercer Piso les dijo que no.
De haberse logrado el acuerdo, en este momento Cuén andaría acompañando a Mario Zamora. Pero lo que realmente cuenta en el presente es que el PAS se alió a Morena.
No obstante que hubo negociaciones recientes entre el PRI y el PAS, lo cierto es que, a decir de Rubén Rocha Moya, él y Cuén tenían varios años hablando del acuerdo que finalmente se amalgamó. Mario Delgado, entonces, simplemente vino a oficializar lo que durante mucho tiempo habían acariciado los dos paisanos baridaguatenses. El sueño del Plan de Badiraguato se concretó con el abrazo, ya oficial, Rocha-Cuén en febrero de 2021.
El Dr. Rocha Moya comentó en diferentes escenarios que necesitaba los votos del PAS, y otros han dicho que, más que los votos, urgía la estructura electoral del PAS, fincada en el control corporativo de la UAS, para que Morena pudiera asegurar el triunfo el 6 de junio. Pero, si las pláticas entre el hijo predilecto de Batequitas y el químico Héctor Melesio Cuén, tenían años y, por lo tanto, era imposible saber cómo estaría la competencia electoral hace dos o tres años, es decir, no había encuestas, entonces, había una decidida y anticipada voluntad de marchar juntos por el poder.
Apenas el psicoanálisis o la sicología del poder podría explicar cómo es que un ex Rector que luchó afanosa y exitosamente por separar la vida académica del poder político ahora se haya aliado con otro ex Rector que hizo radicalmente lo contrario: subordinar una amada, centenaria y admirable institución académica a un partido político, por cierto, usufructuado tan solo por un puñado que se monta sobre miles de universitarios.
El PAS, decía Cuén, iba a “cogobernar”, o “cohabitar” dirían los franceses, cuando Quirino ganó la gubernatura y el Partido Auténtico Sinaloense había obtenido algunas alcaldías y diputaciones locales.
Bueno, pues ahora resulta que, en efecto, el PAS podría cogobernar con Morena porque en las negociaciones les concedieron lo inimaginable: ocho diputaciones locales y seis alcaldías, más, seguramente, la garantía de que seguirían controlando la UAS. ¡El PAS de una diputación podría pasar a ocho gracias a la generosidad de las cúpulas de Morena! ¡Y no es todo, si ganan Mazatlán podrían cogobernar el segundo municipio más poblado y económicamente más importante de Sinaloa, cuando las encuestas no le dan al partido morado ni siquiera el tres por ciento de las intenciones de voto en el puerto y sus comisarías!
El ex Rector Rubén Rocha en diferentes ocasiones comentó que Morena de ninguna manera permitiría que otro partido propusiera candidatos en las alcaldías que ya gobernaba. Pues ahora se cumplió el milagro de que el candidato de Morena irá con las siglas del PAS, y este podría cohabitar en el gobierno de un municipio muy importante en Sinaloa.
Muchísimos ciudadanos del puerto, así como militantes de base de Morena, se preguntan: ¿Con qué derecho las cúpulas del partido en el poder se arrogan el derecho de empoderar a una expresión política que nada tiene en Mazatlán? ¿Por qué en una negociación política cupular, sin tomar en cuenta más que la opinión de Guillermo Benítez Torres, entregan una candidatura a quien no la merece?
Para colmo, el todavía Alcalde de Mazatlán, quien furibundamente se oponía a los acuerdos con el PAS y criticaba acerbamente a Melesio Cuén hace unos cuantos días, cuando le espetaba que era un corrupto y cacique, ahora dice que porque “es cortés”, “caballeroso”, “respetuoso”, y “gente de bien” ofrecía disculpas al jefe de los pasistas, porque es casi un hecho que vayan juntos por la Alcaldía de Mazatlán y se repartan los jugos del poder.
Preocupa a decenas de miles de sinaloenses que un partido político que se apropió de la UAS, y que actúa como una organización facistoide, porque obliga bajo controles de diferente tipo, entre ellos la franca amenaza a estudiantes, profesores y personal administrativo y de intendencia a participar en actos partidarios, pueda tener un enorme poder político de la mano de Morena.
Las cúpulas morenistas creen que podrían controlar los apetitos autoritarios de poder del PAS. Simulan o son ingenuos.
Morena ha cometido muchos errores como partido en el Gobierno federal, y ha sido muy desafortunado en la gobernanza de los municipios sinaloenses, pero sus políticas sociales hacia los que menos tienen lo siguen sosteniendo. No obstante, el gravísimo error de aliarse con una fuerza política autoritaria y corrupta desde su origen, como es el PAS, y cediendo tanto, es un pecado capital. No hay argumento ético, moral y político legítimo que lo justifique.
¿Qué tiene que ver el PAS con la filosofía social de Morena; qué tiene que ver con la libertad de opinar y protestar de Morena; qué tiene que ver con la pluralidad ideológica de Morena; qué tiene que ver con la absoluta libertad de prensa del Gobierno Federal, que a pesar de que AMLO es rijoso y eternamente polémico, jamás ha perseguido a un solo periodista? Nada. El PAS es un partido de franco corte facistoide que prohíbe, persigue y solo permite que una voz se escuche en su seno, y en la UAS, ilustre institución que no merece ese trato.
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