En todas partes se cuecen habas

A poco más de tres meses de las “elecciones más grandes de la historia”, Morena, para ripley, según todas las encuestas que se han hecho hasta el momento, ganará la mayoría de las gubernaturas y, probablemente, la mayoría de las diputaciones federales.

En cualquier otro país la Oposición tendría altas probabilidades de llevarse el mayor número de votos ante las severas crisis, económica, de inseguridad y de salud, que azotan a México, pero nuestra ciudadanía, por lo menos hasta el momento, les dice que no, que el grueso de ella, sigue convencida de que hay que seguir apoyando a AMLO y a Morena.

Tan pobre está la Oposición que un gobierno y un partido erráticos, pero con un Presidente que conserva una alta y sorprendente credibilidad, sobre todo entre los pobres, quienes en México son clara mayoría, se enfilan a tener más poder, porque sumarían la titularidad de varios estados y alcaldías, mayorías en congresos locales y el predominio en San Lázaro.

Sin embargo, no todo está escrito. Por ejemplo, por primera vez en lo que va del gobierno de López Obrador, la aceptación de una decisión suya es rechazada ampliamente por los encuestados, al menos en lo que mide AMLO metrics, casa demoscópica que da a conocer sus cifras en ADN noticias, una plataforma dirigida por Federico Arreola, periodista muy cercano al inquilino de Palacio Nacional. El jueves pasado ahí leímos que a nivel nacional más del 63 por ciento de los consultados rechaza el cobijo de Andrés Manuel López Obrador a Félix Salgado Macedonio. Si esto se tradujera en un deslinde electoral con Morena, sin duda perjudicaría los deseos de triunfo del partido dominante; pero no sabemos hasta dónde pueda llegar el rechazo, no tan solo en Guerrero sino en todo el territorio nacional, a un político que nunca dejaríamos entrar a nuestras casas. Y lo paradójico, quizá, es que la repulsión a Salgado Macedonio sea menor en Guerrero que fuera de sus fronteras.

En otro sentido, la denuncia que hace la FGR sobre el Gobernador tamaulipeco Francisco García Cabeza de Vaca, de sello panista, al cual acusan de varios delitos de índole federal como el enriquecimiento ilícito, defraudación fiscal y crimen organizado, podría afectar aún más a la Coalición Va Por México y favorecer a Morena el próximo 6 de junio. Es decir, lo que podría perderse electoralmente por el caso Salgado Macedonio podría recuperarse, y con ganancias, por el caso Cabeza de Vaca.

El Gobernador de Tamaulipas sostiene que las acusaciones no son producto de la casualidad, sino una persecución política de Palacio Nacional; pero lo cierto es que, al margen del expediente de la FGR, desde hace varios años numerosas investigaciones periodísticas, como las firmadas por Raymundo Riva Palacio y Jorge Fernández Menéndez, los cuales podrán ser todo menos simpatizantes de AMLO y Morena, dan abundantes datos de actividades delictivas del tamaulipeco. Fernández Menéndez revela, por ejemplo, una fotografía de Cabeza de Vaca a los 17 años con su número de presidiario, al haber sido detenido por contrabando de armas.

En el caso de Salgado Macedonio vemos un error político inexplicable de Morena y López Obrador. Y en el segundo, una acusación judicial que parece muy sólida. Ambas seguramente tendrán efectos electorales, pero no sabemos cuánto.

Por lo pronto, si comparamos ambos casos en términos de impacto político, parece que el de Cabeza de Vaca está afectando más a la Coalición va por México porque ni priistas ni perredistas han salido en defensa del panista, no quieren meter las manos al fuego por él. Su partido sí lo está haciendo, pero con el enorme riesgo de defender a uno de sus miembros con abundantes evidencias de estar involucrado en asuntos muy sucios.

La tragedia de los partidos opositores a AMLO y a Morena es que, pese a las múltiples deficiencias y errores de la 4T, tanto a nivel federal como en los estados, municipios y cámaras donde es hegemónico, son incapaces de construir una política coherente y convincente para los de abajo. Si AMLO y Morena cometen errores incomprensibles, los del PRI, PAN y PRD, por su voracidad, son infantiles.

Nada más véase la lista de los candidatos a diputaciones federales por la vía plurinominal y se ve la rapacidad de sus clanes hegemónicos. ¿Cómo creerles que van a hacer las cosas mejor que Morena si un puñado de familias políticas acaparan las posiciones más seguras para sus hijos, esposas, amantes, primos, cuñados y un largo etcétera familiar, o para políticos sumamente desprestigiados?

En Sinaloa, los errores que está cometiendo el PRI para elegir candidatos son para no creerse.

¿Cómo es posible que se hable de Faustino Hernández como el más fuerte candidato del tricolor a la Alcaldía de Culiacán? ¿Cómo es posible que releguen a Jesús Valdés, quien era el aspirante más popular del PRI a la Gubernatura, y quien ha demostrado una disciplina partidaria de infarto que lo avienten hasta el octavo lugar para una diputación plurinominal, con el que tiene pocas posibilidades de llegar al Congreso? Y así por el estilo.

Ahora bien, Morena puede caer en los mismos errores que el PRI en Sinaloa si el centralismo impone a Gerardo Vargas, contra la unánime oposición de este partido en el estado, como candidato a la Alcaldía de Culiacán. ¿Qué podría decir Rubén Rocha Moya de la lucha contra la corrupción si le imponen como compañero de fórmula a Gerardo Vargas?

Es decir, en todas partes se cuecen habas.