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"DESDE LA CALLE"

"Funcionarios frívolos"

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DESDE LA CALLE

    iliana_pr@hotmail.com

     

    Estimado lector, la semana pasada describí en este espacio cómo las políticas de seguridad en Sinaloa desde hace tiempo han mantenido un enfoque que algunos académicos identifican como “de pensamiento resiliente”. Esto es porque los gobernantes perciben que los problemas son demasiado complejos para resolverlos en su periodo, y por tal, más que reflexionar sobre las causas y desarrollar planes ambiciosos, se concentran en contener algunas de las consecuencias inmediatas, realizar acciones que ameritan fotos vistosas en los periódicos, generar “victorias rápidas”, elevar las encuestas en redes sociales, y felicitar a los ciudadanos por ser resilientes, por saber aguantar y ver “puro para adelante”. Estarás pensando, estimado que me lees, que estas características no son exclusivas de la política de seguridad, sino también de otras que ha implementado esta administración estatal (en Sinaloa), y tienes razón.

    De acuerdo con David Chandler (2014), en la médula de estas estrategias encontramos una filosofía que demerita el valor de la vida humana y su agencia política. Por eso, si escuchamos con atención, si nos fijamos bien, identificaremos la frivolidad y falta de empatía que se asoma ocasionalmente en el discurso de éstos en el poder político; ese discurso que expresan a través de los medios de comunicación y las redes sociales, donde de repente se les escapan los prejuicios y podemos identificar qué piensan en realidad de aquellos que abrazan en campaña.

    La semana pasada, por ejemplo, el Subsecretario de Educación Media Superior y Superior del Estado de Sinaloa, Rigoberto Ocampo, sorprendió a la opinión pública al escribir en su columna una serie de acusaciones violentas en contra de una madre soltera. El funcionario, además, expresó comentarios misóginos, cargados de prejuicios, que agredían al resto de las madres solteras. Aunque Ocampo escribió después, en una segunda columna, que el asunto había indignado a un grupo de periodistas, lo cierto es que ha molestado a casi cualquier persona que se ha atrevido a leer su escrito por la carga de irracionalidad, ignorancia y odio en contra las mujeres. Aquí incluiré una liga donde puede consultarse una transcripción de la columna: https://www.change.org/p/gobernador-quirino-ordaz-coppel-destitución-del-subsecretario-de-educación-media-superior-y-superior-de-sinaloa

    Algunas de las lectoras, ciudadanas y representantes, han solicitado a la CNDH y al Conapred que se investiguen los hechos, otros ciudadanos han pedido su destitución. Por mi parte, lector, escribí una carta al editor de periódico El Debate donde planteo por qué lo expresado en la columna de Ocampo son prejuicios y falsas concepciones de un problema triste y complejo, que requiere seriedad y empatía por parte de los funcionarios. Escribí esto, puesto que, al tratarse de un funcionario con atribuciones importantes en la educación en el estado, me parece preocupante que se exprese y conciba de esta manera a las madres de los niños y jóvenes. Es alarmante en un estado donde más del 30 por ciento de los jóvenes abandonan los estudios al llegar al bachillerato, y muchos de ellos, como sabemos, se integran a las redes territoriales del crimen organizado.

    El periódico El Debate decidió sólo publicar un extracto pequeño de mi carta; prácticamente el saludo y antecedentes. En cambio, el mismo día que envié a la redacción el documento, recibí un correo de Ocampo a la 1:25 de la madrugada con una liga: habían publicado en la versión impresa y electrónica, a media página, su respuesta a mi carta (la que no publicaron). La respuesta era una lista de justificaciones.

    Es por eso, lector, que aprovechando el espacio libre que me proporciona Noroeste, quiero comunicar la parte de la carta que fue censurada por periódico El Debate.

    “Ocampo menciona que las mujeres que ya tienen hijos no deberían volver a casarse porque sus nuevas parejas pueden agredir a los niños. Quizás no conoce las cifras que se han dado a conocer por organismos como el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, que registra que de los abusos que se comenten contra los niños: el 30 por ciento son perpetrados sus abuelos y padrastros, y otro 34 por ciento por padres biológicos (11), tíos (13) y primos (10). Así, la prevención de la violencia contra la infancia va más allá de enjuiciar a las mujeres por sus decisiones de volverse a casar, más bien una autoridad en la Secretaría de Educación debería de hacer un llamado para que todas y todos estemos atentos de las señales de abuso. Pero en este tema poco se va a avanzar difundiendo desinformación y prejuicios, como lo hace Ocampo.

    El tamaño de la ofensa es este: En Sinaloa, más del 30 por ciento de los hogares tienen jefaturas femeninas, y el 16 por ciento de los niños viven sólo con sus mamás. Muchas de estas mujeres, divorciada, viudas, madres sin compañero, reciben menores ingresos que los hombres y 56 por ciento tienen estudios inferiores a la preparatoria. Las llamadas “madres solas” viven múltiples violencias, y no sólo de sus parejas sino también de un Estado que les limita apoyos como las escuelas de tiempo completo y las guarderías. Son estigmatizadas en un círculo que refuerza la precariedad entre la burla y el abandono.

    Quizás los funcionarios de la actual administración deberían dedicar los espacios de comunicación de los que hacen uso para explicarnos de qué manera están protegiendo a las niñas y niños sinaloenses, cómo se les está haciendo justicia a los niños que son víctimas de abusos y homicidios, y por qué nuestro estado es el tercero en el país con el mayor número de menores asesinados y desaparecidos”.

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