La era del crimen organizado

    Esta realidad estructural ha determinado que cada gobierno federal sexenal se haya obligado a negociar, ciertamente con diferentes estilos e intenciones, con las organizaciones del crimen organizado, creando así un Estado que cede parcialmente o negocia el monopolio de la violencia a las organizaciones criminales. Esta es precisamente, al menos en México, lo que llamo la era del crimen organizado.

    No hay sociedad que se salve de padecer delincuencia organizada, vamos, ni los nórdicos o Corea del Norte, ésta, la sociedad más vigilada y autoritaria del planeta, y los anteriores los más pacíficos e incluyentes. Noruega o Suecia no padecen a grupos criminales tan poderosos como sucede en México, Colombia o Estados Unidos, para poner tan solo tres ejemplos, pero no están exentos de sufrirlos. No en balde, como un efecto de ello, los noruegos, suecos, islandeses y fineses tienen a famosos escritores de novela negra, como Henning Mankell, Stieg Larsson, Jo Nesbo y varios más.

    Es más, si me apuran, no es nada atrevido decir que uno de los rasgos más visibles y persistentes de las sociedades contemporáneas, y más particularmente de las sociedades guiadas por una economía no regulada, conocidas más comúnmente como neoliberales, es la expansión geométrica del crimen organizado, particularmente el que negocia drogas ilícitas, personas y armas. En México el crimen organizado controla las tres actividades.

    En nuestro caso hay una correspondencia casi exacta en el ingreso al modelo económico neoliberal y el crecimiento exponencial del crimen organizado; es decir, el nacimiento de la era del crimen, entendiendo por esta, el inicio de un orden de cosas donde el mundo criminal se estructura de manera permanente con la economía formal y la política institucional atravesando todas las capas sociales se empieza definir a mediados de los 80, al final del gobierno de Miguel de la Madrid.

    En efecto, el ingreso de México al GATT, durante el sexenio de Miguel de la Madrid, y la incorporación de nuestro País al TLC o NAFTA, lo cual permitió un enorme movimiento comercial- incluyendo mercancías ilícitas- entre Estados Unidos y México, y al mismo tiempo el bloqueo estadounidense de los corredores del Golfo de México al ingreso de la cocaína colombiana, convirtió paulatinamente a los carteles mexicanos de las drogas, sobre todo a los sinaloenses, en actores cada vez más importantes del acontecer nacional e internacional. En esa coyuntura, los colombianos tuvieron que negociar con los carteles mexicanos el paso de la cocaína por la frontera norte con las organizaciones criminales de la tierra del nopal y la serpiente, lo cual fue determinante para su crecimiento explosivo y globalización. Y los que más crecieron fueron los sinaloenses.

    Perdonarán la autorreferencia, pero este análisis lo escribí ampliamente en un libro que coordinaron Ana Luz Ruelas y Guillermo Ibarra, catedráticos de la UAS, en un libro que se intituló “Realidades emergentes en América del Norte”, coeditado por Plaza y Valdés y la UAS en 1999.

    No hay ninguna duda que el auge del tráfico de drogas, armas y personas tiene que ver con el auge del libre mercado en el mundo. La mayor apertura de fronteras y el gigantesco intercambio de mercancías de la era neoliberal inevitablemente permitió el crecimiento de la circulación de mercancías ilegales y con ello el poderío inconmensurable del crimen organizado, incluyendo en primer lugar al mexicano.

    Y, tal como lo he escrito muchas veces, el crecimiento del capital económico conlleva casi de manera natural el incremento del capital político. Esto es lo que ha sucedido en México.

    Esta realidad estructural ha determinado que cada gobierno federal sexenal se haya obligado a negociar, ciertamente con diferentes estilos e intenciones, con las organizaciones del crimen organizado, creando así un Estado que cede parcialmente o negocia el monopolio de la violencia a las organizaciones criminales. Esta es precisamente, al menos en México, lo que llamo la era del crimen organizado.

    Seguramente muchos lectores pensarán que esta es una opinión fatalista, pero si consultan a numerosos estudiosos del crimen organizado en el mundo, se darán cuenta que este es un análisis muy extendido.

    Como ciudadanos debemos exigirle siempre a los gobernantes eficiencia, honestidad y capacidad para combatir a la delincuencia e ilegalidad, pero lo cierto es que en la realidad que vivimos, “emergente” la llamaron Ana Luz Ruelas y Guillermo Ibarra, el crimen organizado se está comiendo al Estado y a los partidos políticos mexicanos. Nadie ha podido con ellos, lo cual es alarmante. Así que, disculpen, la conclusión, pero preparémonos para que, mientras no se legalice el mercado de las drogas, la violencia se siga incrementando.

    Posdata

    Es cierto, hay una crisis del viejo régimen, pero el que propone AMLO, en apariencia igual al del PRI autoritario, no queda claro cuál es. Dentro de la confusión que construye Morena, lo que sí es muy visible es la falta de visión de Estado en muchos de sus gobernantes locales, tal y como sucede en Sinaloa. Aparte de Estrada Ferreiro, Luis Guillermo “El Químico” Benítez una y otra vez no se cansa de demostrarlo. Una de sus perlas más recientes fue decir, por la salida del que fue director de Comunicación Social del Ayuntamiento de Mazatlán, Jorge Abraham, ante su vinculación a proceso “como probable responsable de los delitos de amenazas y violación a la intimidad personal y familiar en contra del periodista mazatleco Felipe Guerrero”: “yo no respondo por él, yo respondo solo por mi mismo”.

    Para Ripley: “El Químico” nos quiere decir que él no es responsable de lo que hacen los funcionarios bajo su mando, que él no sabía lo que hacía su ex director de comunicación social. Pues se equivoca, él es responsable de todos los asuntos públicos del Ayuntamiento, y como tal debe responder a lo que hagan sus funcionarios.

    Guillermo Benítez no tiene ni la menor idea de lo que es un hombre de Estado. ¡Por favor, morenos, ya no inviten a improvisados!

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!