Litigio electoral

    Entiendo que echarles tierra a algunos magistrados, afirmando que están “controlados” por el contrario, puede ser parte de una campaña de lodo y desprestigio, que puede tener algún efecto en los ciudadanos para inclinarlos a votar en favor del intrigoso.

    Ya llevamos varias elecciones en donde el resultado final depende de lo que digan los tribunales electorales.

    Para no irnos muy lejos, recordemos cuando Pucheta le ganó a Reynosa por muy pocos votos la elección para alcalde.

    Si el asunto hubiera llegado hasta sus últimas consecuencias en el tribunal electoral, quien sabe que hubiera sucedido. Igual se confirmaba el triunfo de Pucheta o se revertía y ganaba Reynosa.

    Nunca lo sabremos porque este último “doblo las manitas” y terminó aceptando un puesto en el Gobierno del Estado, a cambio de no seguir con el litigio electoral.

    En la elección en curso y aunque aún no termina, hay varios litigios ya emprendidos, por un lado y por el otro.

    Por ahora al que le ha ido mal es al lado de la alianza PRI-PAN-PRD, aclarando que aún tiene a su alcance recursos legales para echar abajo las sanciones que le han impuesto.

    Pero, de entrada, esa alianza ya perdió la primera etapa de los litigios y a la vez ha iniciado otros en contra de la alianza MORENA-PAS.

    En los litigios electorales no solo hay que tener la razón. Hay que saber alegarla muy bien y, sobre todo, hay que probar lo que se dice.

    Para tener éxito en un litigio electoral, además de lo anterior, hay que tener muy buenos abogados que sepan construir documentos con argumentos contundentes y que sepan adelantarse a lo que puede suceder.

    No se ve bien un abogado que, después de que un litigio electoral se resuelve en contra de su “cliente”, le anda echando la culpa al tribunal o a los magistrados que lo integran.

    Entiendo que echarles tierra a algunos magistrados, afirmando que están “controlados” por el contrario, puede ser parte de una campaña de lodo y desprestigio, que puede tener algún efecto en los ciudadanos para inclinarlos a votar en favor del intrigoso.

    Pero en el campo estrictamente legal, echarles la culpa a algunos magistrados solo revela que los abogados a cargo del litigio se durmieron y no anticiparon como contrarrestar esa supuesta “parcialidad”, en caso de que efectivamente exista.

    Si de verdad algunos magistrados del TEESIN están controlados, lo que deben hacer los abogados de los partidos que así lo sostengan, es acudir a los recursos que la ley electoral pone a su disposición, para lograr que esos magistrados no puedan participar en la decisión del litigio correspondiente.

    Si logran poner en evidencia ese “control”, los ciudadanos se los reconoceremos y agradeceremos, pues de alguna manera están contribuyendo a reforzar la democracia evitando que un tribunal electoral se incline indebidamente para un lado.

    Pero si no lo prueban, quedará claro que o solo es una maniobra electoral o son excusas que le están dando a su “cliente” para justificar sus malos resultados en el litigio.

    Como sea, los últimos años nos han dejado claro la importancia de que los partidos políticos cuenten con buenos abogados que sepan manejar muy bien los litigios electorales.

    Prácticamente podemos decir que el lado que tenga mejores abogados, tiene más probabilidades de ganar los pleitos legales.

    En estos litigios no esta en juego cualquier cosa. El resultado o suerte final de una elección puede depender, ni más ni menos, que del fallo de un tribunal.

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