Mitos y aproximaciones del ‘Mayogate’

OBSERVATORIO
    De hoy en adelante, con Zambada preso, será difícil cribar la verdad en medio del torrente de suposiciones y cálculos que buscan aproximarse a la verdad del fin de la era donde a ‘El Mayo’ no lo tocaron los aparatos antidrogas de México y Estados Unidos, pues en nada contribuyen las líneas de exploración a diestra y siniestra, unas acercándose a la autenticidad y otras totalmente disparatadas.

    Después de tanto que se ha escrito posteriormente a que Ismael Zambada García quedó a disposición de la justicia de Estados Unidos, en el repentino diluvio de conjeturas y expertos en la “mayocracia”, las únicas verdades disponibles tienen que ver con el delicado estado de salud del icónico líder del Cártel de Sinaloa, y el insólito abandono de los míticos escondites en la sierra del centro de Sinaloa, desde El Álamo a La Ilama. De la enfermedad que lo aqueja desde hace 10 años y del hecho de saltar la línea de su zona de seguridad, es posible extraer respuestas en medio de la guerra de hipótesis.

    En estos días subsecuentes al 25 de julio se ha dicho mucho más de Zambada que lo ventilado desde que en la década de los 70 inició actividades en el narcotráfico bajo la égida del Cártel de Guadalajara, junto a Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo y Rafael Caro Quintero, ascendiendo de manera meteórica en la escala criminal hasta consolidar el Cártel de Sinaloa y convertirse en interlocutor entre el Gobierno de México y organizaciones del trasiego de drogas, para los fines que bilateralmente convinieran.

    Hasta aquí queda registrada con cierta dosis de credibilidad la leyenda desentrañada superficialmente en series de televisión, corridos, expedientes policiacos y la narrativa de quienes convivieron de cerca con aquel que la antes denominada Procuraduría General de la República en acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos consideraron y utilizaron como factor pacificador en la constelación mexicana del narco.

    De hoy en adelante, con Zambada preso, será difícil cribar la verdad en medio del torrente de suposiciones y cálculos que buscan aproximarse a la verdad del fin de la era donde a “El Mayo” no lo tocaron los aparatos antidrogas de México y Estados Unidos, pues en nada contribuyen las líneas de exploración a diestra y siniestra, unas acercándose a la autenticidad y otras totalmente disparatadas. Siempre se supo que el capo que dijo preferir quitarse la vida antes de caer preso tendría la coartada perfecta incluso para la posibilidad de estar en cautiverio.

    Había acudido a los mejores especialistas urólogos desde que sintió la primeras molestias de un tumor de próstata hasta que a inicios de 2023 la ciencia médica se declaró incompetente en la misión de detener el avance del padecimiento. Desesperadamente acudió a la medicina alternativa consumiendo brebajes que le permitieron atenuar las molestias y llevar una vida como cualquiera recorriendo su terruño santuario, ahora mancillado por los profanadores del mausoleo de la familia de Dámaso López Núñez.

    Y aquí comienza la parte impenetrable de la historia que muchos quieren escribir, porque a quien hizo su cuna y madriguera en la región que abarca de las playas de Ponce, Municipio de Eldorado, hasta los límites de la Sierra Madre Occidental entre Sinaloa y Durango, no tan fácilmente se le puede adivinar la vida como capo de capos cuyos secretos resguarda la cordillera. Se sabe que todavía en diciembre reciente recorrió el valle del Río San Lorenzo sin dar señales de enfermedad postradora ni preocuparse por persecución alguna.

    Nunca hubo helicópteros negros que en las noches partían de cuevas en los cerros llevando a “El Mayo” en sus huidas ni corporaciones federales que le pisaran los talones. Pocas veces Zambada García mantuvo gran distancia geográfica con esposas, hijos y nietos. Si sus huellas en las lomas y planicies hablaran, la rememoración de las andanzas del “señor del sombrero” darían un giro de 360 grados, alejado de la teoría del huidizo animal del monte.

    Es imposible que Zambada García, sabiéndose con los días contados por el cáncer, hubiera elegido acabar en un lecho de convaleciente, bajo la mirada de sus ejércitos de sicarios y los herederos de la organización que, así como una vez se lo dijo al insigne periodista Julio Scherer, “en cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí”, le darán mantenimiento al Cártel sin que se la estructura central sufra de sacudidas.

    Desde tal frase premonitoria transmitida de Zambada a Scherer podría elucubrar el sentido común que el presunto narcotraficante optó por un crepúsculo lleno de luz, acaparando desde las sombras de la celda, no en la penumbra del adiós, los titulares de medios de comunicación, sean cual sean las condiciones en que llegó a manos de los agentes antidrogas, Fiscalía y Corte de Estados Unidos, llevando consigo un fragmento corto o prolongado de existencia en el que aún puede ejercer el poder de facto, el poder de “El Mayo”, vigente desde hace casi medio siglo.

    Entonces nadie dé por cerrado el capítulo del capo hábil, en contacto siempre con autoridades mexicanas y estadounidenses, que ahora nadie explica de manera convincente cómo cruza la frontera norte y así nomás, de una, está a disposición de un Juez Federal de Texas. Al contrario, todo indica apenas se abre esta caja de pandora del narcotráfico nacional e internacional.

    Reverso

    En vez de que “El Mayo” descienda,

    Como consecuencia del arresto,

    Está ocurriendo lo opuesto,

    Al sumarle fans a su leyenda.

    Investigación transparente

    Dentro de la promesa que hizo el 26 de julio, un día después del ataque con arma de fuego que le quitó la vida al dirigente del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda, en la cual se comprometió a que “estaremos informando a la sociedad de Sinaloa con oportunidad y transparencia los avances de la investigación” llegó el momento de que la Fiscal General del Estado, Sara Bruna Quiñónez Estrada, salga por segunda ocasión a detener con base a las indagatorias ministeriales la secuencia especulativa en torno a la lamentable muerte del también ex Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

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