A Arturo Guevara Niebla,
    entrañable compañero de lucha
    por la Reforma Universitaria.

    El día 4 del presente mes inició la contienda política en la entidad, proceso que culmina el 6 de junio próximo. A pesar de que las campañas han comenzado con bombos y platillos por parte de los partidos no vemos, en ninguno de los candidatos a Gobernador, que sus propuestas, hasta el momento llamen la atención de la ciudadanía. Los candidatos siguen anclados en discursos trillados, en proyectar su imagen, pero pocos retoman la agenda ciudadana y plantean un programa de gobierno democrático, de regeneración del tejido social y económico para Sinaloa.

    Por el lado de bloque democrático, urge que el candidato de Morena, Rubén Rocha Moya, deje de distraerse en atender las inconformidades de los que no lograron la pretendida candidatura, esa debe ser cosa juzgada sin más discusión, y dedicarse a organizar el proselitismo entre los ciudadanos, con ideas frescas y atendiendo la problemática del estado.

    La candidatura que los ciudadanos ven con más expectativas de ganar la gubernatura debe encabezar una campaña propositiva sobre los problemas que afrontan los distintos sectores sociales en la entidad, sin pérdida de tiempo. Los asuntos domésticos los atiende el partido, el candidato debe centrarse en la justa política que se desarrolla en el estado, lo demás son banalidades. Hay retos nodales ante los cuales urge ser propositivos y dar certidumbre a la ciudadanía.

    El candidato a la gubernatura del partido Morena, si se desliga de las rémoras y afronta los debates que se susciten con audacia y sin medias tintas, retomando las demandas de los pescadores, empleados, jornaleros, ejidatarios, universitarios, pequeños comerciantes e industriales, incorporándolas a su programa de gobierno, puede avanzar mucho y despegarse aún más de sus contendientes, los cuales solo ofrecen más de lo mismo de lo que tuvimos en el pasado. Rocha Moya encabeza la candidatura al gobierno de Sinaloa por parte del partido gobernante de este país, que impulsa una profunda transformación en la vida pública y que cuenta con enorme apoyo popular.

    Los ciudadanos están conscientes de la realidad política del estado, y no se puede pretender a estas alturas dar gato por libre, eso ya se acabó; si los partidos tradicionales creen que con espejismos y mintiéndoles a los ciudadanos sobre la realidad del país van a obtener sufragios, están creyendo en sueños guajiros. El próximo 6 de junio lo van a corroborar, los partidos de la alianza pecan de ingenuos, a pesar de su largo paso por los gobiernos en todos los niveles, donde dejaron una gruesa estela imborrable de latrocinios y despotismo sin fin; actitudes que los ciudadanos guardan en su mente y les van a cobrar caro a esos partidos tradicionales que quieren pasarse de vivos.

    Las presentes campañas políticas son una herramienta útil para que los ciudadanos incidan en profundizar los cambios que el gobierno de la cuarta transformación viene impulsando en todo el territorio nacional. En los dos años y medio de gobierno (pese a la contingencia de la pandemia global más devastadora de los últimos tiempos) se han logrado avances innegables en muchos rubros de la vida nacional; solamente los que han sido desplazados de la “dolce vita”, que disfrutaban como beneficiados de la corrupción galopante, ejercida en los pasados gobiernos, usufructuando los bienes públicos, se niegan a reconocer los logros del actual buen gobierno que tenemos.

    Los apologistas del pasado régimen no se convencen de que están moralmente derrotados y que tienen que hacerse a la idea que es imposible que vuelvan al poder. Desde el 2018, los ciudadanos están a la ofensiva y no van a permitir que regresen al poder esos partidos que dejaron muchas deudas pendientes. Nadie olvida que mientras unos cuantos vivían como jeques orientales, aumentaban en millones los pobres, resultado de la política que esos gobiernos establecieron durante las últimas cuatro décadas, con gobiernos corruptos en toda la extensión de la palabra.

    Por eso, el voto ciudadano se inclina masivamente por el cambio democrático y la regeneración de la economía a favor de las mayorías y, con prioridad, insistimos, en los que menos tienen. Los ciudadanos de este país, apoyan a su Presidente, porque están convencidos que todo su afán va dirigido a superar a pobreza de millones de mexicanos que fueron sumidos en condiciones deplorables, que solo se veían en países sumamente atrasados.

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