Otra sabia elección

LETRAS DE MAQUÍO

“La propiedad es el fruto del trabajo. La prosperidad es deseable, es un bien positivo en el mundo. Que alguien sea rico, muestra que otros también pueden hacerse ricos y es por esto un estímulo para la industria y la empresa. No dejéis que aquel que no posee una casa destruya la casa de otro, dejarle que trabaje con diligencia y que construya una propia, asegurando así, como un ejemplo, que la suya no esté expuesta a la violencia cuando esté construida.

“No se puede lograr prosperidad, desalentando una economía prudente. No se puede fortalecer a los débiles, debilitando a los fuertes. No se puede ayudar al asalariado, hundiendo al patrón. No puede llevar adelante la hermandad del hombre, alentando el odio de las clases. No se puede ayudar a los pobres, destruyendo a los ricos. No se puede establecer una economía sana con empréstitos. No se puede evitar una calamidad, gastando más de lo que se gana. No se puede forjar carácter y valentía quitando al hombre su iniciativa y su independencia. No se puede ayudar al hombre permanentemente haciendo por él lo que que él pudiera y debiera ser por sí mismo”.

Abraham Lincoln

En mi último artículo cité a Lao Tzu, que vivió hace 2 mil 500 años. Hoy inicio recordando a Abraham Lincoln, el más grande presidente que han tenido nuestros vecinos del norte, quien liberó a los esclavos negros y unificó a Estados Unidos de Norteamérica, después de una guerra fratricida.

Nos dice el estadista. “No se puede lograr prosperidad, desalentando una economía prudente”. Sabias palabras que nos llaman a la reflexión. ¿Será prudente gastar el 30 por ciento del presupuesto nacional en subsidios?

Como se impuso al pueblo, sobre todo el de la capital, a vivir subsidiado por el gobierno, hoy no hay dinero que alcance. Se expropiaron los autobuses urbanos y se pagan 3 pesos por el pasaje, mientras el costo del mismo es de 12.50 pesos.

Lo anterior significa que por cada pasajero del DF se pierden 9.50 pesos y recordemos que son varios los millones de usuarios al día.

¿Será prudente mantener el precio bajo del pan, la tortilla, la leche y el huevo? Los productores de estos artículos ya no quieren producirlos y entonces el Estado los subsidia, incluyendo a los que sí tienen para pagar su precio real.

Y lo que es peor, en el pasado reciente, por no querer devaluar la moneda (esta ya se había devaluado al tener nosotros inflaciones mucho mayores que las de los países con quienes tenemos relaciones comerciales) se subsidió al mexicano para que comprara dólares baratos y después criticar de abusivos a los que lo hicieron.

¡Qué ingenuidad la de nuestro gobierno!

Pero nos dice Lincoln, además, que no se puede llevar adelante la hermandad del hombre, alentando el odio de clases. En México, el deporte nacional es criticar al que trabaja. Ese pecado no lo perdonamos.

Yo he llegado a la conclusión, de que lo que más nos duele al ver a alguien independiente y maduro es que nos recuerda nuestra mediocridad.

Y sigue el ex Presidente diciendo: “No se puede ayudar al pobre destruyendo al rico”. Qué duda cabe de que la envidia es mala consejera. Pero, además, difícil será que la vaca siga dando leche, si además de sobre ordeñada se le apalea, en lugar de darle un buen potrero.

“No se puede evitar una calamidad, gastando más de lo que se gana. ¡Ojalá hayamos aprendido la lección, pues toda la crisis nos vino por esto y la corrupción! Todos los mexicanos tendremos que bajar nuestros estándares de vida. Yo se lo dije muchas veces al propio López Portillo.

Me siguen preocupando los excesivos guaruras de los funcionarios. Y los jets, y los carros, y los ayudantes de los ayudantes, etcétera. La empresa privada está recordando, en serio, dispendios. No quiere quebrar. El problema del gobierno es que él no quiebra si gasta de más. Nos quiebra a todos.

Finalmente, el liberador de los esclavos negros dice. “No se puede ayudar al hombre permanentemente, haciendo por él lo que él pudiera y debiera hacer por sí mismo”.

Hasta cuándo dejaremos el paternalismo a un lado y permitiremos que el agro mexicano y, sobre todo el campesino, madure y crezca. Hay que ponerle los medios, pero no hacerle las cosas.

En el sector privado nos preocupa sobremanera el énfasis que el gobierno actual pone en el sector social. ¿No será esta una nueva forma de paternalismo para que el gobierno aumente su peso específico en la economía y mantenga en sujeción a más mexicanos?

¿Cuándo comprenderán nuestros políticos que su labor primordial no es hacer cosas sino poner los medios para que más mexicanos las hagan? Así habrá más pueblo, más sociedad y menos gobierno.

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