Pobreza y primera infancia

    Al Cobo

    Por favor piense en torno a las siguientes conversaciones “ficticias”, y saque sus propias conclusiones.

    Conversación uno:

    - “Ya te he dicho muchas veces que no les des dinero. Lo único que logras con eso es fomentar la haraganería”.

    - “Le doy porque está trabajando. Me está vendiendo una paleta, no me la está regalando, ni pidiendo limosna. No sé qué veas tú, pero yo estoy viendo a un niño que a sus 5 años ya es un comerciante”.

    - “Eso no es trabajo, eso es limosnear. Ese niño no debería estar aquí, debería estar en la escuela y no en el crucero. Si sigue aquí, será lo mismo que el flojonazo de su padre”.

    Conversación dos:

    - “Si no fueran tan tercos y viciosos no habría pobres en el sureste de México”.

    - “¿Es neta lo que dices?”.

    - “La neta del planeta.

    - “¿Te cae?”

    - “Lo digo en serio. Todo el sureste es rico en materias primas, es más, la comida está en el monte y el bosque; basta que la gente camine 10 pasos para comer de a gratis. La gente de la sierra de Chiapas, Guerrero, Tabasco y Veracruz es pobre porque quiere. Y encima el gobierno dándoles becas para hacerlos más atenidos”.

    Los sesgos cognoscitivos en torno al fenómeno de la pobreza son tan o más perniciosos que los que orbitan alrededor de la cuestión de género; uno de los lastres más complejos y vergonzantes que nuestro país ha venido arrastrando a lo largo de los últimos 50 años. Me explico.

    En un informe publicado esta semana por la organización “Pacto por la Primera Infancia” (https://www.pactoprimerainfancia.org.mx/), se presenta un ranking elaborado a partir de la numeralia ofrecida por el Coneval sobre la pobreza multidimensional. Los hallazgos del estudio, como mínimo, son muy inquietantes porque describen lo siguiente:

    1. “En México, pertenecer a la Primera infancia te hace más vulnerable a ser pobre”. A nivel nacional, se indica en el informe, “1 de cada 2 (54.3 por ciento) niñas y niños menores de 6 años se encuentra en condiciones de pobreza multidimensional”. En algunos estados la situación es verdaderamente alarmante. Por ejemplo, en Chiapas el 83.6 por ciento de niños y niñas vive bajo esta condición, en Guerrero el 75.6, en Oaxaca el 70.6, Puebla el 69.6 y Veracruz 69.3.

    A nivel nacional “1 de cada 10 (11.8 por ciento) niños y niñas menores de 6 años se encuentra en condición de pobreza extrema”, extendiéndose el fenómeno a otros estados que están fuera del sureste mexicano.

    2. “Entre 2018 y 2020 la pobreza y la pobreza extrema se agudizó en niños y niñas de Primera infancia”, 1.8 puntos porcentuales en el primer caso y 1.9 en el de la pobreza extrema.

    3. “Entre 2018 y 2020 en 20 de las 32 entidades federativas de la República se incrementó el porcentaje de niños en Primera infancia en condición de pobreza”. Llama la atención que en los dos polos turísticos más importantes del país la pobreza haya repuntado de una manera tan aguda. En Quintana Roo subió 15.2 puntos y en Baja California Sur 12.8. Tlaxcala, Estado de México y Jalisco, también vieron incrementos por arriba de los 5 puntos porcentuales.

    Los estados que registraron un incremento en la pobreza extrema fueron Tlaxcala, con 11 puntos, Quintana Roo y Yucatán con 6.3, y el Estado de México y Puebla 5.4 y 4.4, respectivamente.

    Los estados de la República que concentran la mayor cantidad de niños y niñas por debajo de los 6 años viviendo en condición de pobreza son: Estado de México (con casi 788 mil), Chiapas (con más de 497 mil), Veracruz (641 mil), Puebla (con más de 438 mil) y Jalisco (con más de 304 mil).

    4. Con relación a las carencias sociales, el 31.1 por ciento de este grupo poblacional no tiene acceso a servicios de salud, lo cual equivale a decir que 3 de cada 10 niños y niñas no cuentan con acceso a este servicio (entre 2018 y 2020 la carencia por servicios de salud subió del 17.6 al 31.2 por ciento), el 24.4 no cuenta con una alimentación nutritiva (24 de cada 100), el 21.8 no tiene los servicios básicos en su vivienda (22 de cada 100 no tienen agua, luz, drenaje y piso de cemento) y el 14.8 por ciento se encuentran en condiciones de rezago educativo.

    Las entidades del país que registran el mayor rezago son: Baja California, Chihuahua, Sonora, Tamaulipas y Veracruz.

    Los resultados, provenientes de una fuente oficial, además de alarmantes, dejan al descubierto que los apoyos entregados actualmente a las personas que viven en condiciones de pobreza extrema y moderada, resultan absolutamente insuficientes para que éstas puedan escapar de tal condición de vida. En este caso, el apoyo en efectivo produce el mismo efecto que un mejoralito para curar el cáncer. Si a ello agregamos el hecho de que la pobreza extrema se agudiza en los niños y niñas menores de 6 años, de seguir la tendencia, seremos testigos de la crónica del fracaso de una generación donde se verán reflejadas las venideras. Aunque odie el facilismo de ese trillado sitio común, visto lo visto, en México, fortuna de cuna significa destino. Lamentable. Horriblemente lamentable.

    Y por no dejar, van unas cuantas preguntas al margen: ¿Esta semana se terminarán de anunciar los nuevos cambios en el gabinete? ¿Qué ganamos las y los ciudadanos si la vara de los nombramientos es la lealtad ciega y no la capacidad? ¿Quiénes vengan serán burócratas del calibre de Estela Ríos? ¿El Presidente habrá dimensionado los riesgos de distorsionar y pervertir el valor de la lealtad?

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