El regreso a clases presenciales de niñas y niños en sus planteles educativos es de gran importancia. La escuela, como atinadamente se ha dicho, es el segundo hogar para los niños en edad escolar; por la pandemia retener a los niños en sus casas les causó mucho estrés psicológico y los alejó de la normal convivencia con sus amigos; no es lo mismo, además, tomar clases virtuales que abrevar el conocimiento pedagógico directamente de sus maestros en el aula.

    El regreso a clases presenciales es de enorme importancia en la vida social de la familia, reafirma que poco a poco se vuelve a la normalidad, después de permanecer más de un año de encierro en casa, algo que nunca nos imaginamos nos fuera a suceder en esta época moderna. Creíamos que eso del encierro para evitar contagiarnos era cosa de las epidemias del pasado, relatos apocalípticos al estilo de Daniel Defoe y Jack London.

    El abrir las escuelas es un hecho de mucha importancia y nos permite a toda la sociedad percibir un nuevo ambiente, menos tenso y nublado, en nuestro entorno. Además, el avance en la vacunación universal es otro aspecto que nos permite estar optimistas en esta nueva fase de retorno a la normalidad.

    Esperamos que las clases presenciales se desarrollen sin contratiempo, supervisadas bajo una buena coordinación por las autoridades de Educación y Salud. Su impacto va a ser un factor multiplicador en la normalización de las actividades de toda la sociedad, sin ningún resquemor preocupante, fuera de tomar las medidas apropiadas recomendadas por la Secretaría de Salud. Lo cierto es que ver a los niños concurrir a sus escueles es de gran alivio en el seno de las familias que ven con agrado este paso.

    Celebramos el regreso a clases presenciales, nos parece una medida adecuada; no había condiciones para mantener por más tiempo a niños y adolescentes fuera de sus aulas, se estaba produciendo una crisis de grandes dimensiones en el seno familiar con el consiguiente daño psicológico y emocional, como demuestran estudios especializados, y eso sin considerar la enorme pérdida en el aprovechamiento escolar por la falta de asistencia de niños y adolescentes a sus respectivas escuelas.

    Otro asunto relevante, suscitado el 1 del presente mes, fue el tercer informe de gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, rendido a la Nación en el Palacio Nacional, donde dio cuenta puntual de la situación que guarda el País, después de sus tres años de gobierno. Fue un informe balanceado, con los logros obtenidos durante ese periodo y lo que se planea para el resto del sexenio. En las difíciles condiciones de la pandemia, son muy destacados los avances alcanzados, por ello el Presidente cuenta con el respaldo interior de la ciudadanía y, en el exterior, con los aplausos en el concierto de las naciones.

    Son muy reconocibles los logros alcanzados por el actual régimen en el manejo de la economía, y de la nueva política energética. Dejó en claro, de manera didáctica, cómo se ha venido revirtiendo el desastre que dejaron los que venían desmantelando empresas del estado -Pemex y Comisión Federal de Electricidad-, con la intención malévola de privatizarlas y entregarlas a compañías extranjeras ya como empresas quebradas. Para nadie es un secreto todo ese plan privatizador que operaban los tecnócratas neoliberales para que las compañías extranjeras usufructuaran esos recursos naturales a su antojo, en desmedro de la economía nacional.

    En eso consistía la estrategia de los gobiernos del pasado, en entregar los bienes nacionales a intereses particulares y extranjeros sin ningún rubor, como viles vende patrias. Con esa política sumieron en la pobreza a millones de mexicanos. Hoy, en cambio, el gobierno actual lucha denodadamente por revertir esa situación de pobreza. En los tres años del nuevo gobierno se han dado pasos importantes en ese camino, los hechos están a la vista. Los que sí no ven nada positivo son los opositores a ultranza, los nostálgicos de esos gobiernos de corrupción, para ellos si el presidente dice que es de día, ellos dicen que es de noche, así de cerrados están, pero allá ellos, en su cuero lo pagarán frente a los electores.

    Lo hemos dicho y lo reiteramos: en el 2018 los ciudadanos dijeron ¡basta¡ y pusieron punto final al desastre del viejo régimen, a la política entreguista a intereses elitista nacionales y extranjero. Nuevos vientos recorren el territorio nacional.

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