Reponerle la gobernabilidad a Mazatlán
Golpe en la mesa, de Rocha o Congreso

OBSERVATORIO
    La crisis política que vive Mazatlán reclama la intervención urgente del Gobernador Rubén Rocha Moya y de la 64 Legislatura del Congreso del Estado. A pesar de que se logre un pacto entre ambos partidos que de una sola mordida quieren acabarse el pastel municipal, de cualquier manera el conflicto quedará allí, agazapado, en espera del momento en que las partes puedan asestar nuevas puñaladas en las espaldas de los contrarios

    Imposible dejar de experimentar alguna satisfacción cívica por el acotamiento del abusivo uso del poder que alardea Luis Guillermo Benítez Torres en Mazatlán, pero igualmente es inaceptable que el Cabildo se extralimite en sus funciones e intente desconocer las atribuciones del gobernante que accedió al cargo por la vía democrática. Esto es, sin embargo, el resultado natural cuando dos fuerzas políticas de ambiciones sin límites se alían para el propósito idéntico de saciar ambiciones aviesas.

    Los extremos en que se posicionan el Alcalde de Movimiento Regeneración Nacional y los regidores del Partido Sinaloenses, el primero en el autoritarismo y los otros en el golpismo, son igual de deplorables por fraguarse en la ley de la jungla con el espectáculo grotesco de dos gorilas que pelean entre sí. La víspera ya lo anunciaba y la realidad lo concreta para extenderle a los mazatlecos la abominación de autoridades buenas para servirse del cargo y pésimas para procurarle bienestar a la población.

    Lo que aquí cabe en primera instancia es la convocatoria a la ecuanimidad para permitir que haga lo suyo el sistema de leyes. El choque entre la obstinación por la permanencia y la avidez de tomar el poder por medios ajenos al sufragio efectivo lo único que va a causar es la colisión de la institucionalidad con el desgobierno. Agitar aguas de por sí turbias para apostarle a que en río revuelto hay ganancias para oportunistas significa la principal inhabilitación moral para desempeñar la función pública.

    La crisis política que vive Mazatlán reclama la intervención urgente del Gobernador Rubén Rocha Moya y de la 64 Legislatura del Congreso del Estado. A pesar de que se logre un pacto entre ambos partidos que de una sola mordida quieren acabarse el pastel municipal, de cualquier manera el conflicto quedará allí, agazapado, en espera del momento en que las partes puedan asestar nuevas puñaladas en las espaldas de los contrarios.

    Aquí no importan Morena ni el PAS porque muy arriba de la escala de prioridades está la gobernabilidad de Mazatlán y lo que ésta significa al traducirse en estabilidad para los sectores de la sociedad. El municipio sureño lleva tres años soportando las consecuencias de un error político apodado “El Químico” y agregarle la riña por el dominio de las instituciones equivaldría a potenciar el modelo de gobierno neandertal sustentado en el garrote que aniquila al adversario.

    Por más que Benítez Torres sea un disparate de Alcalde la constitucionalidad le reconoce el derecho a designar a sus colaboradores. Estabilizar el Ayuntamiento debe ser fruto del acuerdo local o será necesario que Rocha Moya dé el primer manotazo sobre la mesa o el Congreso inicie los procedimientos para restablecer el principio de autoridad tal como el sufragio lo estableció y mucho más allá de cómo los partidos lo adulteran. Si el Gobernador y el Legislativo dejan hacer, dejan pasar, se sentará el mal precedente de gobiernos con la anarquía como sello de autenticidad.

    Para entender lo que deriva de aquel pacto que Benítez Torres le aceptó al PAS cuando la candidatura por Morena resultaba inviable es preciso acudir a la joya de la época de oro del cine mexicano cuando el protagonista, Macario, en la circunstancia del más pobre entre los pobres enfrenta el dilema de compartir con Dios, la muerte o el diablo el pavo que su esposa robó para hacerle realidad el sueño de disfrutar él solo de un manjar tan anhelado. Decide por invitar a la Muerte a su banquete y lo que al inicio es sensacional después desencadena el pago de consecuencias terribles.

    Así le pasa al “Químico”. Pactó hasta con el diablo y logró salvar la reelección como Presidente Municipal y le toca el turno de enfrentar derivaciones terribles. No obstante, el pago de favores que lo haga él, que enfrente las secuelas de sus tratos de ambición política, sin que éstos se traduzcan en repercusiones para los gobernados. Padecer al PAS es problema del Alcalde no cuestión de los electores que fieles al proyecto político de Andrés Manuel López Obrador creyeron que meter a Benítez en la misma tómbola le significaría beneficios a la ciudadanía.

    Lo malo es que todo va y repercute en los mazatlecos. ¿A qué funcionarios van a obedecer, a los del Gabinete del Alcalde o los que impuso el Cabildo? ¿Cuál ley es la que va a regir, la de la jungla o el precepto constitucional? ¿Es el mandato de los partidos por encima del gobierno instalado por el voto popular? ¿Con qué calidad moral van a pedirle a la gente que respete la ley si los responsables de hacerla valer son los primeros en violentarla? ¿Quién le pondrá fin al desorden pasmorenista?

    Va una hipótesis arriesgada. En la imposibilidad de que los engranajes institucionales de Mazatlán se acoplen por civilidad propia, la situación da pie a que haya mano dura contra los componentes del conflicto. Es aventurado decirlo ahora, pero esto podría llevar tarde a temprano a la necesidad de disolver el Gobierno Municipal, incluyendo al “Químico” y el Cabildo, para reinstalar otro sostenido por los cuatro los pilares de la gobernabilidad: estabilidad política, participación ciudadana, transparencia de la cosa pública y Estado de derecho.

    Reverso

    Ahora que se les cayó el disfraz,

    Cuál de los dos es el más cínico,

    El PAS que sedujo al ‘Químico’,

    O el ‘Químico’ que le creyó al PAS.

    Divergencia motorizada

    ¿Entonces qué? ¿Es o no prioritario para Culiacán el sistema de transporte público denominado Metrobús? El gobierno de Rubén Rocha sugiere meter este tema en los asuntos pendientes de revisión y el Alcalde Jesús Estrada se aferra a la protección que le brinda el Presidente López Obrador y alega que el proyecto tiene el visto bueno del Mandatario federal. Se vale apostar.

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