Alterno algunos datos, comentarios, el contenido parcial de una carta de los padres de familia a la escuela y nuevos casos confirmados.

    Esta semana, durante varios días, se superaron las 200 muertes por Covid.

    El hijo de un amigo, de diecisiete años, se contagió.

    El documento llegó a través de Google docs, para que los padres que estuvieran de acuerdo sumaran su firma al final del mismo.

    Algunas escuelas han decidido permanecer abiertas, pese a la restricción, aunque sea sólo para actividades recreativas al aire libre.

    Un amigo de antaño se reunió, tras casi año y medio, con toda su familia. Todos estaban vacunados. Todos se contagiaron.

    Los datos apuntan a que el mayor número de contagios se está dando en la población entre los 20 y los 40 años, algo lógico, toda vez que no se ha iniciado el esquema de vacunación para ese rangos de edad.

    Lo primero que hacía la carta era exponer la indignación de los abajofirmantes porque no han quedado claras las reglas de cierre y apertura de la escuela en cuestión.

    El adolescente se contagió porque fue a una fiesta el fin de semana anterior.

    El cambio, hace unas semanas, de los semáforos epidemiológicos a verde en casi todo el país creó la percepción de que la pandemia ya había terminado.

    Además, había una queja muy insistente sobre el hecho de que los padres se han tenido que ocupar, en muy buena medida, de la educación de sus hijos, con menoscabo a sus propias actividades y trabajos. Y eso era “algo intolerable”.

    Hay estados en que el aumento de contagios y de muertes es pronunciado y, cuando menos, muy preocupante.

    Eso sí, a la entrada de la fiesta, pedían resultado actualizado de prueba Covid.

    Sabemos, ahora, de nuevas cepas que son mucho más contagiosas y provocan una enfermedad más grave.

    Un pediatra de confianza nos dijo que sí se la están pasando mal algunos menores de edad. Una cosa es que no mueran tantos, otra muy diferente que no haya secuelas.

    Desde hace meses, muchos chavos falsifican esos documentos para poder entrar a reuniones y fiestas.

    El síndrome inflamatorio multisistémico llega a presentarse semanas después de que el niño ya no tiene Covid.

    La carta terminaba con una exigencia ridícula: que el colegio garantice que el año escolar próximo será 100 por ciento presencial.

    El adolescente está bien, aunque triste porque no podrá ir a su graduación de preparatoria. Sí, tenían considerado que fuera.

    La familia contagiada está bien. No se sabe con claridad el motivo del contagio pero que hayan estado vacunados permitirá que salgan adelante.

    Entre otras cosas, el síndrome de marras es responsable de los pocos casos de infarto que se presentan en la infancia en niños sin problemas cardiacos.

    Hay países, con altos niveles de vacunación, que están presentando importantes repuntes en casos y hospitalizaciones.

    Que sean pocos los casos de niños que mueren o se enferman de gravedad, no significa que no sea alguno. Jugar a la estadística o apostar a favor suena demasiado riesgoso.

    Si alguna escuela del mundo está en condiciones de garantizar ese 100 por ciento, más valdría no inscribir a los niños en ésa.

    La pandemia sigue, los casos aumentan. Es necesario seguir pensándola a futuro y actuando en el presente. En verdad, esto aún no acaba.

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