Una elección virtual y mediática

ALDEA 21
    Los resultados del debate del día de ayer sin duda tendrán resonancia mediática y viral, con efectos de lo que parece será una contienda electoral librada más en el universo alterno de la información virtual y de los medios de comunicación. Estemos atentos.

    A cuarenta días de que concluyan las campañas electorales, la elección para Gobernador en Sinaloa transcurre, como era de esperarse, con mayor presencia en los medios de comunicación y las redes sociales. La pandemia y el eventual desinterés de un sector de la sociedad que ha dejado de creer en la política y los políticos, abonan a que especialmente esta elección se sienta un tanto lejana por las condiciones propias de la contingencia sanitaria y las recomendaciones de sana distancia, lo cual ha propiciado que su desarrollo pueda ser observado más de manera virtual y mediática.

    Esta particular e inédita experiencia electoral, como todas las cosas nuevas, plantea nuevas adversidades para los candidatos, como también oportunidades para ganar la competencia. Aún así, se mantienen en la práctica dos formas muy conocidas de hacer campaña, una de contacto con la gente y la otra de manera virtual y mediática, aunque es importante precisar que sus circunstancias se han modificado de manera significativa.

    Las de contacto con la gente, implica reuniones presenciales con un número acotado de electores, visitas domiciliarias y lugares de congregación natural de personas como los mercados y cruceros en avenidas; es de suponerse que estas prácticas habrían disminuido y perdido efectividad por la pandemia, lo cual es probable que así sea, no obstante, siendo esta una situación inédita, no hay referentes locales que permita medir con certeza el porcentaje de pérdida de su efectividad.

    En cambio el proselitismo por la ruta virtual y mediática adquiere mucha mayor importancia debido a la pandemia y se sitúa como la vía más estratégica de las campañas. Sin embargo, por su condición propia de ser mediática y virtual, mantiene amplios márgenes de incertidumbre a la hora de medir el impacto en los electores.

    De acuerdo a la RAE, mediático se refiere a todo aquello relativo a medios de comunicación, lo cual implica considerar la influencia y alcance que tengan la televisión, radio y prensa escrita. Por otra parte tenemos a lo virtual que permite generar entornos de interacción eliminando la necesidad del espacio-tiempo, facilitando nuevos entornos y contextos de intercambio y comunicación, como sucede con el acceso a Internet y las redes sociales.

    En un tiempo se afirmó que si se ganaba la campaña en los medios de comunicación, se ganaba también la elección, hoy las redes sociales han cambiado esa realidad, pues no sólo los medios formales de comunicación influyen los procesos electorales y sus resultados. La llegada de las redes sociales y su capacidad infalible de comunicación en tiempo real, cambió por completo la percepción de la realidad y al mismo tiempo se volvió un instrumento político y electoral que al paso de los años, mostró también su capacidad para manipular la información y los hechos.

    Durante estos casi 20 años en que aparecieron las redes sociales, la experiencia en temas políticos y electorales han marcado enseñanzas para saber diferenciar, identificar y discriminar información malintencionada, debido al uso excesivo de campañas sucias en la política y elecciones.

    Así, los medios tradicionales de comunicación y las redes sociales forman ya parte de cualquier actividad humana, lo que significa que, para la elección del 6 de junio, seguirán siendo referente importante para difundir, recibir y procesar información sobre candidatos y partidos. Sin embargo esto no significa que por tener mayor presencia en ellos, garantice las preferencias de los electores.

    El ejemplo de la elección del 2018, supone que rompió el esquema de la supremacía mediática y virtual para influir una elección, pues contra todo diagnóstico en medios y redes, el resultado reflejó los efectos de la constancia y cercanía con la gente de un movimiento político-electoral representado por Morena y su candidato presidencial.

    De ahí que las variables de hacer campaña teniendo contacto directo con la gente y a través de los medios y redes cambie constantemente los resultados de una elección a otra.

    Otro elemento muy importante es la “percepción configurada” de los comités de campaña, en la que tanto en las acciones de campaña de contacto directo con la gente y a través de los medios y redes, se simula el crecimiento de las preferencias o se oculta el descenso.

    En el caso del contacto directo se corre el riesgo de la simulación con las reuniones concertadas en las que asisten personas motivadas por compromisos distintos a los de la campaña y el proselitismo. Igual sucede, con mayor énfasis, en campañas virtuales y mediáticas, que son capaces de generar historias para el autoconsumo, complaciendo más los deseos del candidato y del equipo de campaña, contándose historias ganadoras que no corresponden a la realidad. Los ejemplos más didácticos fueron las campañas de Francisco Labastida por la Presidencia de la República en el año 2000 y la de Jesús Vizcarra por la Gubernatura de Sinaloa en 2010.

    Los resultados del debate del día de ayer sin duda tendrán resonancia mediática y viral, con efectos de lo que parece será una contienda electoral librada más en el universo alterno de la información virtual y de los medios de comunicación. Estemos atentos.

    Hasta aquí mi análisis, los espero en este espacio el próximo martes.

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