Una política realmente de seguridad nacional

    La seguridad de los mexicanos es absolutamente asunto de seguridad nacional, más que cualquier obra pública, por importante que sea, por lo tanto, se requiere una política pública integral sobre prevención de delitos, combate a la delincuencia organizada y atención a las consecuencias y daños colaterales que esto está causando.

    Ahora que se ha invocado la seguridad nacional para proteger la construcción de las obras públicas que el Presidente López Obrador considera prioritarias, conviene preguntarse si no es mayormente asunto de seguridad nacional la protección de los ciudadanos mexicanos ante los ataques de la delincuencia organizada, los cárteles de las drogas y las diferentes bandas que actúan casi impunemente por todo el territorio nacional; pareciera que las declaraciones del Presidente respecto a su pseudo política de “abrazos no balazos”, su obligación constitucional de cuidar la vida, integridad física, propiedades y bienestar familiar y social de los ciudadanos mexicanos, ha pasado a segundo término si se consideran la cantidad de asesinatos, masacres, feminicidios, trata de personas, extorsiones, despojos, control de pueblos y territorios, etc., etc., muchos de cuyos delitos han quedado sin investigar, sin encontrar culpables o han sido ignorados por las autoridades responsables.

    La seguridad de los mexicanos es absolutamente asunto de seguridad nacional, más que cualquier obra pública, por importante que sea, por lo tanto, se requiere una política pública integral sobre prevención de delitos, combate a la delincuencia organizada y atención a las consecuencias y daños colaterales que esto está causando.

    Una política pública sobre seguridad requiere cuando menos de tres elementos:

    1. Contar con un sistema de inteligencia con investigadores especializados, equipamiento electrónico y de vigilancia, un sistema de identificación coordinando los diferentes registros con los que ya se cuenta, como registro civil, padrón fiscal, registros educativos, credencial electoral, registros de tránsito, cuentas bancarias, pasaportes, etc., de manera que sea posible ir creando un archivo de identificación y localización de delincuentes y elementos sospechosos.

    Sin estos registros nunca se sabrá quién comete los delitos, ni se sabrá dónde están los delincuentes, ni se podrá aprehenderlos y juzgarlos de acuerdo con la ley.

    2. Contar con una fuerza civil armada, equipada, preparada y organizada, bien pagada y con prestaciones que garanticen el presente y el futuro de sus familias. El Ejército solo actuaría en apoyo eventual, limitado y provisional. La Guardia Nacional no es civil, es parte del Ejército, con mandos militares y con presupuesto a cargo del Ejército. La estrategia actual sólo ha causado que la confianza y aceptación de las fuerzas armadas ha disminuido frente a la opinión pública y ha sido la burla de los cárteles y delincuentes.

    3. Es indispensable la coordinación de las autoridades gubernamentales con los sectores sociales, es decir, con universidades, sindicatos, principalmente con el magisterio, iglesias, Iniciativa Privada y las múltiples organizaciones sociales formales e informales.

    Se requiere además una política de seguridad pública con una serie de estrategias y acciones concretas y especializadas, tales como:

    - Estrategia para conocer e ir eliminando las rutas de las drogas, desde la siembra, los laboratorios o por procedencia de otros países; las carreteras y caminos que frecuentan, los puntos de cruce hacia el extranjero, los puntos de embarque por mar o por aire, los puntos de venta y consumo nacionales, las zonas de drogadicción; todo ello para implementar acciones de bloqueo y eliminación.

    - Estrategia para conocer cuántos y cuáles son los cárteles más poderosos y los secundarios; identificar jefes y subjefes, sus antecedentes, sus familias y domicilios, los grupos y gentes que controlan, los territorios en donde actúan, los recursos con que cuentan, el grado de violencia que ejercen, en fin, el sistema de inteligencia debería proporcionar toda o parte de esa información.

    - Estrategia para conocer la ruta del dinero que obtienen y que manejan, sus cuentas bancarias, sus empresas legales e ilegales, sus relaciones internacionales, sus diferentes fuentes de recursos por venta de drogas, extorsiones, “huachicol” de petróleo y gas, trata de personas, secuestros, asaltos, transporte de migrantes, etc., e investigar la forma en que se están gastando estos recursos, pues así es como se han descubierto muchos mafiosos, más que por sus ingresos, por la forma en que los gastan.

    - Estrategia para conocer y bloquear la ruta de las armas, pues gracias a esas armas es como establecen su régimen de terror, asesinan, extorsionan y forman sus bandas y carteles.

    Hay más estrategias que comentar, pero esto da una idea de que urge una real Política Nacional de Seguridad Pública.

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