Y después de la fiebre política... el Covid-19. Políticos al poder y sus fans a los hospitales

Estimada por los convocantes en 12 mil personas la asistencia al “baile de la victoria” que Luis Guillermo Benítez Torres realizó el 9 de junio en Mazatlán, y visiblemente numerosa la concentración humana que el domingo 13 acompañó a Rubén Rocha Moya a recibir la constancia como Gobernador electo, en los dos casos se observó el descuido de las medidas sanitarias implementadas para evitar repuntes de la enfermedad Covid-19. Hoy, a toro pasado, el Gobierno del Estado decide suspender de nuevo los eventos masivos en Sinaloa.

Hay más apetitos de índole político que interés por la salud pública detrás de la determinación que adoptó ayer la Secretaría de Salud a través de la Comisión Estatal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios del Estados de Sinaloa consistente en suspender aglomeraciones, ya que en los cierres de las campañas políticas y en los festejos de triunfos electorales los protocolos de prevención fueron burlados y convertidos en letra muerta.

Al asomar las consecuencias de la desobediencia a las medidas sanitarias vigentes desde febrero de 2020, por supuesto que nadie se hará responsable. De seguro se les echará encima toda la culpa a las personas que al darle rienda suelta a militancias y simpatías políticas le abrieron cauce al aumento de contagios y al asedio de otra crisis hospitalaria donde las áreas de atención a infectados por SARS-CoV-2 empiezan a saturarse.

Podría ser que la negligencia mayor sea de los ciudadanos que ni siquiera toman decisiones a tono con el alto número de muertes por coronavirus, 6 mil 345 según el reporte del 15 de junio y el regreso de Culiacán a semáforo rojo y a punto de entrar Mazatlán y Ahome a ese color del indicador epidemiológico. Imposibilitados a valorar la gravedad que representa una nueva ola de incidencia, los seguidores y los políticos entronizados evidencian insensateces que matan.

Y como en el contexto gubernamental y social sinaloense la emergencia sanitaria por la Covid-19 continúa manejándose al ras de la simulación, ajustando la estadística de contagios y decesos a como a las autoridades les plazca, no como a la salud pública le signifique riegos, fue el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del Gobierno Federal el que emitió la alerta para seis estados de México, Sinaloa entre éstos.

Todo se reduce a señalar el desapego a la prevención que ha mostrado la gente sin mencionar siquiera la irresponsabilidad de políticos al no contener a sus fanáticos. “La relajación que ha mostrado la población es uno de los factores a los que se puede atribuir el repunte, y es pertinente aclarar que en ninguno de los colores del semáforo epidemiológico desaparece la precaución que siempre debemos mantener”, consideró el titular de la Coepriss, Jorge Alan Urbina Vidales

En los casos de “El Químico” y Rubén Rocha Moya, como en muchos otros donde el triunfalismo desbordó a pesar de contar con plena certeza de haber ganado la elección con mayorías electorales irreversibles, acudieron a la ególatra costumbre de citar a multitudes a festejar pudiendo haber atendido con un círculo controlado de operadores la recepción de las constancias de ganadores. Es un culto a la personalidad con un posible alto costo sanitario.

La evidencia fotográfica de la “fiesta de la victoria” de Benítez Torres muestra al estadio de futbol El Kraken con lleno total de mazatlecos incautos, en el ritual de adoración al reelecto mesías marismeño. Celebración y negligencia que a los días trasmuta al aquelarre endémico y sus implicaciones en el personal de los hospitales que apenas descansaba por la tregua en la incidencia del virus y está viendo llegar el enésimo repunte con la consiguiente complejidad para el sistema de salud.

Igual se aprecia a Rocha Moya cargado en peso por sus partidarios en la liturgia de el rey ha muerto viva el rey, que prescinde del cubrebocas y de la sana distancia, en el preámbulo de que Culiacán regrese al máximo nivel del peligro pandémico. Que viva la política, que vivan los beneficiarios de la democracia, así se ponga en un predicamento la salud y la vida de las masas que continúan a la caza de esperanzas.

Nos hemos olvidado de la catástrofe económica y social derivada del coronavirus o nos acostumbramos a ver pasar desde el balcón a los muertos de la pandemia creyendo que tal tragedia está muy lejana de cada sobreviviente. Sea lo que sea, será el pueblo el que enfrente las dolorosas secuelas de luto en las familias, internación en nosocomios que no tienen los medicamentos para combatir el SARS-CoV-2, y la interminable expansión del mal inclusive en la población más joven.

Claro que la fiesta apremia,

Expondrán ‘El Químico’ y Rocha,

Cuando acecha la pandemia,

A los Monos Bichis y la Locha.

Dos liderazgos jóvenes emergentes, los de Ricardo Madrid Pérez y Sergio Jacobo Gutiérrez, emergen en el momento más complicado del Partido Revolucionario Institucional en Sinaloa, al ser designado el primero como el jefe de la bancada que integrarán ocho priistas en la 64 Legislatura que se instalará el próximo 1 de octubre, y el navolatense en tareas de preparación para tomar las riendas de un PRI que en el caso local se sabrá hasta 2024 si estaba muerto o andaba de parranda. Al menos hay una tenue señal de que las cúpulas de las siglas tricolor entendieron el ultimátum para renovar al partido o resignarse a verlo morir.