Ahora sí que todos nos apuntamos cuando se trata de diversión y nos encanta, pero también puede ser tema de reflexión porque igual termina siendo evasión y aturdimiento.
En pleno siglo 21 los avances tecnológicos y científicos nos siguen facilitando la vida... y lo que nos queda por ver. La humanidad ha resuelto los problemas de la vida moderna con microondas, control remoto, correo electrónico, etc, pero en medio de una sociedad tan acelerada, todavía nos falta resolver una necesidad vital: la de saber divertirnos.
Y ya puestos a hacer cosas en cuestión de entretenimiento, la medida de la diversión es el movimiento. Parece que a mayor efervescencia mayor alegría y diversión, pero las personas no somos pura acción; para descansar y divertirse se ha ido perdiendo la capacidad de asombro y deleite con las cosas sencillas; se ha sofisticado la diversión al depender de ofertas de terceros que lo que quieren es agrandar su cuenta de banco por "entretenernos" y no es que esté mal, tienen derecho por su trabajo, pero...
Pero la diversión pagada tiene sus límites en cuanto a capacidad del bolsillo y a variedad, y termina siendo toda igual en estridencia: cines, bares, fiestas, centros comerciales, ferias, etc. Y después de un par de semanas surgen la preguntas, ¿ y ahora que hacemos? Curiosamente todo el día se nos habla de libertad y por otro lado se le violenta impunemente al colocarnos en situaciones de homogeneidad sin ningún chance de singularidad, todos iguales en bola; brincando, gritando, riendo.
Les ha pasado que van a un lugar para comer y platicar de algo importante y terminan sin poderlo hacer porque tuvieron a bien poner música a todo lo que da de volumen o se puso a tocar un conjunto con sendas bocinas. Por alguna razón que no alcanzo a comprender, hoy día se piensa que mucho volumen es igual a diversión. El concepto de música de fondo y acompañamiento ya no existe. Entras al supermercado y el volumen hasta arriba, por la calle los negocios se sienten con derecho a aturdir a todos con lo que les da la gana y si sigo por aquí no termino.
A lo que voy es que divertirse hoy es sinónimo de aturdimiento, de rutinas hechas a medida de la moda, de modo que el objetivo de descansar no se logra. El ocio y el tiempo libre necesitan libertad. El hombre se autodetermina para encontrar la manera más personal de reponer las fuerzas gastadas durante las jornadas de trabajo intensas. Parece que hemos matado la diversión que conduce al descanso, privilegiando la que tiene mucho de evasión; no por nada existe la "neurosis dominical" o vacío existencial que aparece los fines de semana, en razón de que acostumbrados a un horario impuesto por otros. El fin de semana hay que armarlo por cuenta propia con actividades novedosas.
La libertad fundamental característica del hombre- remite a un fin o sentido, o sea, "libertad para qué". Si no la tiene, la persona no elige activamente, al contrario, es elegida por aquellos acontecimientos, situaciones o acciones que por su intensidad le evitan encontrarse cara a cara con su angustia o vacío existencial. Eso no es lo que queremos ni para nosotros ni nuestros hijos. Hay que divertirse no huir. Luego sigo por ahí.
Espero que el 10 de mayo la diversión, por lo menos, la escogió la madrecita santa y que hayan descansado mucho en estas vacaciones no planeadas.