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DÍA DEL ABUELO

‘Los nietos te cambian la vida’: Fernando Mejía

La labor como abuelo es un aprendizaje constante para Mejía Castro, quien ha inculcado su amor por las artes a sus nietos, los cuales le han retribuido con una transformación como ser humano, lo que le ha dado más empatía y un modo distinto de ver la vida

Fernando Mejía Castro es un apasionado de las artes. Con sus cientos de títeres ha sumado miles de aventuras y anécdotas, pero ninguna como las que le ha tocado vivir con sus nietos desarrollando su papel de abuelo.

Desde muy joven, tuvo a su primer nieto, por lo que hace 17 años emprendió su camino en esta misión, de la cual, dice, ha tenido muchas experiencias y aprendizajes, ya que José, Alexander, Dulce, Cristhian, Ximena y Ana Paola le han cambiado la vida.

“A mí me ha transformado la vida, son mis ojos, todo es para ellos, sacarlos a pasear, estar, tener una rutina con ellos, jugar, estar buscando que ellos se incorporen a la vida y sí creo que lo hemos logrado bastante bien”, comenta.

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“Sobre todo me han enseñado a ser tolerante, más paciente, poder enseñar mejor lo que yo sé, son como mis segundos hijos, y eso me ha dado la oportunidad de volver a ser papá y eso me da una satisfacción muy grande”, expresa.

Al ser alguien que está envuelto en el ámbito artístico, esto lo ha visto reflejado en sus nietos también.

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Cuenta que sus dos nietos, los más grandes, se dedican a la música, y desarrollaron su gusto por la guitarra.

Los más chicos, en cambio, les gustan las artes plásticas y la pintura, ya que ha notado que tienen habilidades para esto.

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Para Fernando, dijo, esto tiene que ver mucho con el trabajo que hace, ya que como su abuelo, ellos lo ven al realizar sus creaciones como lo son los títeres.

“Hacen realmente lo que me ven hacer a mí también y eso de alguna manera pues es algo que les estoy indirectamente inculcando en ellos”, dice.

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Señala que también cuando se pone a ensayar, los pequeños se cuelan en el teatrino queriendo ser parte de la obra y tomando algún muñeco con el cual juegan a ser titiriteros igual que su abuelo.

“Cuando estoy dando una función, y ellos están entre el público, se van atrás del teatrino y ellos empiezan a gritar: ‘¡abuelo!, ¡abuelo!’”, comenta.

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Durante estos años como abuelo, destaca que han sido muchas las experiencias, entre ellas, también travesuras que los nietos hacen.

Cuenta cómo a veces sus nietos, cuando se llega a descuidar, algún nieto por curiosidad entra a su taller en el cual realiza sus títeres y de repente se encuentra con la sorpresa que el muñeco a medio terminar, está pintado y con un rostro nuevo, claro resultado de la obra y creación de los pequeños.

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“Nos han pintado la casa, nos han roto cosas, han desarmado aparatos, son muy traviesos, se nos han escapado de la casa, incluso han abierto la casa y se han salido, entonces ahora hay que echarle doble cerrojo a la casa y aparte un candado especial, porque son tremendos, y ahora tenemos que poner máxima seguridad, ya que nos ha causado mucha preocupación”, relata.

“De repente no te das cuenta y tienen al perro amarrado y bañándolo con aceite, con jabón, con todo lo que encuentran”.

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Como abuelo, dice ser muy consentidor, y que a veces le llaman la atención porque es muy blando con ellos y siempre cede a los caprichos de los nietos.

“Yo creo que estoy dando amor y si estoy dando amor es algo bueno”, señala.

El ser abuelo también cambió la relación con sus hijos, con los cuales ahora les enseña el sentido de la responsabilidad, ya que traer un nueva vida al mundo implica enfocarse al máximo en eso.

Pero su desempeño como abuelo no lo hace solo, sino a la par con su esposa Ana María Cortez, realiza esta función, en la que ella está igualmente comprometida y con la que comparte todos estos momentos de convivencia con los nietos.

“La casa, los carros, todo se ha adaptado para que sean los nietos los que puedan disfrutar y tener sus espacios”, dice.

Reto de ser abuelo

En el caso especial de Cristhian, es un nieto que tiene autismo y eso es algo que le ha brindado mucho conocimiento, ya que él le ha hecho aprender sobre la vida.

“Es como aprender un nuevo idioma, con un niño así, es meterse constantemente a estar leyendo sobre autismo... estar atendiéndolo, comprendiéndolo, es algo que a nosotros nos ha volcado totalmente nuestras actividades hacia él, sobre todo eso, como aprendiendo un nuevo idioma”, cuenta.

Destaca que niños así, son demasiados hábiles e inteligentes, lo que representa un gran reto diario.

“Te sorprenden muchísimo, porque de repente se saben los números en inglés o otro idioma, te dicen de cosas que no les enseñan en la escuela, te está presionando mucho, porque de repente se comunican contigo y no sabes si te está hablando en inglés o en español o hasta portugués”, comenta.

Relata cómo su nieto Cristhian, estaba conviviendo con su padre, es decir su bisabuelo, el cual no entendía nada de lo que decía, ya que el niño estaba hablando en portugués, esto resultado de los programas que ve en la televisión, explica.

“Está muy avanzado y muy adelantado en esas cosas y nos ha obligado a nosotros a desarrollar y a crecer mucho en muchos aspectos”, señala.

“Yo siempre le digo a la gente cuando trato de explicarles el autismo, mira haz de cuenta que estás hablando con un niño en ruso y tú le estás hablando en español, no te va a hacer caso”.

Es así que continuamente, día a día, su trabajo como a

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