Muere la última integrante de ‘Las Pandas’, vendedoras de las tradicionales gorditas de pollo de Escuinapa

ESCUINAPA._ Angelita “Lala” Mexía Véjar, la última “Panda”, se fue a reunir con doña “Chepa” Véjar, su madre, y sus hermanas Julia y María de Jesús.

Angelita era la última descendiente directa del negocio dejado por doña “Chepa” en el mercado municipal.

Las gorditas de pollo de “Las Pandas” eran un punto de referencia no solo en Escuinapa, sino más allá del estado y el País.

Ir a Escuinapa y no comer gorditas con “Las Pandas”, era como no estar en el pueblo, se decía.

El éxito del sabor de las gorditas no venía de la casualidad, sino del esfuerzo de mujeres de trabajo, relató a Noroeste el año pasado Angelita.

Su mamá, quien trabajaba para los pescadores en las cooperativas del municipio, fue quien inició con el negocio familiar.

Ella un día se vio en la necesidad de tener algo más seguro para sus hijas e inició con el negocio de las gorditas.

En cuanto terminaba la temporada de pesca, después se le ofreció un negocio en el mercado municipal y ahí empezó la historia.

“Cuando mi mamá empezó y después Julia (su hermana) y yo hacíamos todo, ‘torteábamos’ matábamos las gallinas, los caldos, todo, ahora ya no hacemos las tortillas, las compramos hechas”, dijo Angelita.

Con 85 años entonces, y el hábito de transitar diario hacia el mercado, la pandemia la paró, aunque no del todo, pues el negocio se lo llevó a casa, donde tomaba todas las medidas para protegerse del Covid-19.

Ausentarse de los puestos provisionales del mercado no le agradaba, lo añoraba todos los días, pues era la manera de mantenerse más activa y socializando con la gente.

“Estoy vieja, pero también desesperada por no estar en la plaza, aquí (en casa) nada más estamos dos días vendiendo, pero me sirve, de eso y nada, mejor esto”, señalaba.

Angelita nunca dejó de apoyar a su mamá en sus labores, aunque la vida la llevó a ser intendente en la primaria Ángela Peralta, a donde madrugaba para limpiar.

Pero sus tardes tenían que ser en el mercado, para atender a sus clientes, y en mayo para irse a la playa Las Cabras para disfrutar de la máxima fiesta del municipio, y para seguir a sus clientes.

Se iban a las muestras gastronómicas y a cocinarle al extinto Gobernador Antonio Toledo Corro, quien se deleitaba con sus gorditas.

Las gorditas de “Las Pandas” son una referencia que no cambió cuando doña Chepa, doña Julia y María de Jesús, murieron.

El negocio continuó porque cocinar se convirtió más que en un negocio, en su forma de vida.

Este 2021 el negocio, herencia de un matriarcado, cumplió 69 años de operar en el pueblo.

Al negocio se unió su cuñada Nelva Contreras, quien la ayudaba a hacer las gorditas, así como su hija María de Jesús Mexía.

El apodo “Las Pandas” les venía por su papá, a quien llamaban en el pueblo El Pando.

A Angelita no les molestaba el apodo, que se volvió una “marca regsitrada” en el municipio, pero a su hermana Julia sí.

“A mi abuela ‘Lala’ no le molestaba que le dijeran Las Pandas, las conocían así, pero a mi abuela Julia sí, se molestaba, llegaban y les decían ‘aquí es con Las Pandas’, y mi abuela Julia decía: ‘acércate...panda tu chin...ma...’, pero solo a ella, así que las recordaremos con esa frase en unas camisas que haremos”, señala Tonatzin Covarrubias.

Las hermanas Mexía Véjar forman parte de la historia de ese Escuinapa de 105 años, a las que su pasión gastronómica ha inmortalizado.

Con Angelita no se van la fiesta ni la banda, se quedan las gorditas de Las Pandas para continuar el legado de ese sabor especial.