‘Quiero para ellos un mundo mejor’

ESCUINAPA._ Hacerles un “mundo mejor” a sus hijos, que entonces eran unos niños de 5 y 6 años, llevó a Francisco Ríos de la Torre a salir de Zacatecas a una aventura que los trajo a este municipio.

Francisco Manuel y María Guadalupe nacieron en Jerez, Zacatecas, pero ya tienen siete años viviendo en el municipio, por eso se dicen ya escuinapenses.

Francisco es padre soltero, un día la historia que tenía con la mamá de sus hijos ya no era lo mejor para ellos, y decidieron separarse, el Juzgado Familiar decidió que los niños debían permanecer con él.

“Los niños siempre han estado a mi lado, desde la separación, era difícil porque a veces tenía que llevármelos a trabajar conmigo allá en Jerez, subirlos a ‘periqueras’ mientras laboraba, pero cuando el juicio terminó y me dieron la custodia, quise que su historia cambiara, hacerles un mundo y una vida mejor”, expresa.

El hacerles una vida mejor era darles estabilidad emocional, en el lugar que nacieron no había esas condiciones, por lo que no quería seguir viviendo en un conflicto, decidieron entonces tomar sus maletas e iniciar la aventura de encontrar un nuevo hogar.

Su destino inicial era Milpas Viejas Nayarit, no conocían el sitio, tampoco el sur de Sinaloa, pero al llegar al lugar, un compadre, padrino de Lupita, que era la única persona que conocían, les señaló que tenía una casa en Escuinapa y podían quedarse en el lugar, porque en esa comunidad nayarita no había trabajo.

“Llegamos con una maleta y con una maleta de juguetes, sin nada más, a la aventura, pero rápido conseguí trabajo, empecé a hablar con los niños de cómo íbamos a estar y recibí apoyo de algunos vecinos, mis hijos a algunos ya les dicen tíos”, señala.

Iniciar en esta tierra y saber que estaban solos en un lugar que nunca imaginaron, ha sido un reto, pero también les ha ofrecido la tranquilidad que deseaban, indica.

Ahí empezó también su trabajo como papá, ese que a los 24 años decidió emprender como la mejor decisión de su vida al tener a Francisco Manuel en sus brazos, señala.

Los niños, además de la escuela, tenían que tener una actividad, por lo que con un gran esfuerzo económico, la niña entró a una escuela de gimnasia y el niño al futbol, señala.

“No sé cómo le he hecho, pero quiero que ellos tengan actividades diversas, que si Lupita quiere ser maestra de danza, pueda hacerlo, que si Manuel quiere ser futbolista, tenga todo para hacerlo, quiero que sean lo que ellos decidan y yo darles lo que ellos requieren”, expresa.

Estar solos los ha hecho enfrentar diversas situaciones, pero también se han fortalecido, señala, en casa saben que papá debe salir a trabajar y que ellos tienen obligaciones que cumplir, como lavar los trastes, tender camas, hacer aseo.

“Creo que tengo que ser estricto, porque quiero que sean personas de bien, no puedo ser ‘blando’, ellos deben saber siempre que hay que ser responsables, que todos los esfuerzos tienen recompensas”, señala.

Ser papá ha sido lo que lo ha hecho buscar mejorar en todos los aspectos, primero cambiarles la vida, aunque eso implicara cambiar toda su vida y dejar lo que ya tenían para aventurar.

También ha sido una motivación para buscar la manera de que el trabajo rinda, en el municipio ha pasado de ser mesero a trabajar en empaques, a tener un camión que viene de su pueblo a Mazatlán, y a enviar mariscos desde el municipio hasta su pueblo, para comercializar.

Sus hijos han sido su inspiración, pero también una gran responsabilidad,

En la historia que tienen, indica, han dejado de ser los pequeños a los que tenía que cuidar mientras trabajaba, ahora lo apoya en sus actividades y siguen viendo en este municipio un lugar de oportunidades que los hace considerarse ya escuinapenses.