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Columna

Factor Humano: Tres verdades encarnadas

Las personas con su conducta y actitudes nos enseñan profundas verdades encarnadas en su sencillez y coraje
FACTOR HUMANO
10/04/2021

Las verdades cuando se manifiestan en personas y más si son conocidas cobran relevancia, más que las verdades teóricas que poco interesan. A nadie alegró tanto conocer el Principio de Arquímedes cuando éste lo descubrió en la bañera exclamando ¡eureka! saliendo desnudo de su casa maravillado.

Cuando las personas realizan hazañas que parecen imposibles la verdad cobra vida; en las conferencias aburridas todos ponen atención cuando se menciona a conocidos; las historias a todos interesan, en ellas la verdad se manifiesta, se hace posible lo imposible, lo abstracto se concreta. El Everest, una montaña olvidada cobró relevancia hasta que fue conquistada, no antes.

Las anécdotas fecundan la imaginación y se memorizan más que hablar de cosas abstractas. Aquí 3 historias.

Miller

Charlábamos de alpinismo y entonces Miller exclamó que él había ascendido al Iztaccíhuatl, la perenne montaña nevada mexicana de 5,230 m. Lalo saltó de su silla al oírlo, atónito dijo que no lo podía creer, Miller era dado a la buena vida, no recuerdo verlo hacer deporte, éramos estudiantes; la conversación se atizó como el fuego, Miller tranquilo se sostuvo. El “Calochas” un muy joven y experto montañista dijo que organizaría un ascenso y preguntó quienes se apuntaban, Lalo exclamó una frase “Si Miller pudo, entonces yo puedo hacerlo”. Se organizaron y allá arriba Lalo se distrajo y se vino abajo en la larga y resbalosa pendiente de hielo, nada podía detenerlo, el vacío lo esperaba.

El “Calochas” que venía metros abajo afianzó firmemente su piolet en el hielo, tensó la cuerda que los unía inclinándose para recibirlo con el hombro bien sostenido deteniéndolo y salvándolo. Lalo volvió a nacer. El lunes siguiente comentaba azorado la hazaña de haber sido salvado y del muy arduo ascenso. Entonces le reclamó a Miller que hasta donde había llegado, éste con una sonrisa pícara le dijo que, en efecto había subido pero hasta donde llegan los autos, nomás.

Doña Carmelita

A propósito de la Pascua algunos amigos míos han experimentado que es la resurrección por el Covid. Doña Carmelita acaba de llamar la atención mundial: superó el ‘Bicho’ a los 104 años de edad por 2ª vez. Hacía 10 meses le había dado en junio del 2020; ya vacunada este 27 de febrero pescó una nueva cepa en el asilo de ancianos donde vive a 2 hrs. de Bogotá.

Estuvo en cuidados intensivos. “La sorpresa para todo el personal médico fue que es tan fuerte que no necesitó de ventilación mecánica, pero sí de un alto flujo de oxígeno y su recuperación se dio rápidamente. A los pocos días ‘Doña Carmelita’ fue dada de alta porque estaba en perfectas condiciones”. Pero ella nos tiene otra sorpresa: sobrevivió a un duro cáncer haciendo del hospital su segundo hogar años atrás y logrando una hazaña mayor que subir al Everest: es la persona con mayor edad en haber superado el bicho. La vimos el martes 6 de abril saliendo de la clínica jubilosa ovacionada por los enfermeros, no es para menos. Una valentía y unas ganas de vivir extraordinarias que nos da un magnífico ejemplo. (Infobae Colombia, 10, 04 2021)

Carlitos Páez

Cuando a Carlitos Páez el más chico de los sobrevivientes de los Andes, después de 10 angustiosos días esperando ser rescatados, trepados arriba en la montaña muy lejos de todo, acomodados en lo que quedaba del fuselaje del avión estrellado, tiritando de frío, sin víveres, se le acercó Gustavo Nicolich diciéndole “Carlitos, tengo una buena noticia para darte, -¿Qué pasó? Acabo de escuchar por la radio que dieron por finalizada la búsqueda del avión y van a buscar los restos nuestros en febrero cuando vengan los deshielos.”

“¡Cómo buena noticia. Lo quería matar!” respondía aquél chico mimado acostumbrado al lujo, “entonces me agarró del cuello y me miró a los ojos y me dijo Carlitos sabés porqué es buena noticia, Carlitos: tenemos que encontrar nuestros propios recursos”.

“Mirando 47 años para atrás puedo decir que razón tenía mi amigo Nicolich cuando me dijo que era una buena noticia, porque ese día dejamos de sobrevivir y empezamos a vivir. Sobreviviente es aquél que está esperando que lo vengan a buscar, pero cuando uno se convierte en el timonel de su propio destino la historia cambia: y ese día cambió y nosotros salimos a pelear la historia. Nos costaba mucho entender que el mundo se había olvidado de nosotros”.

“Uno aprende en la cordillera de las pequeñas grandes cosas que le dan calidad y sentido a la vida y también la humildad, cada vez que nos la creíamos, Dios nos daba un golpe por abajo. ‘Empieza a hacer lo posible, luego lo necesario y terminarás haciendo lo imposible’ y esto fue justo lo que hicimos”.

Sobrevivieron 16 durante 70 días en la montaña en invierno.

paulchavz@gmail.com

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