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Día del Maestro

Darío Mascareño, 25 años de sembrar amor por la danza en sus alumnos

Durante 11 años ha sido maestro de danza folclórica de la Universidad Autónoma de Occidente, donde su mayor recompensa en quedarse en el recuerdo y los corazones de los estudiantes

Para Darío Mascareño no hay mayor recompensa para sus 25 años de trabajo como docente que el ser recordado por las docenas de alumnos que han pasado por su ballet, el también bailarín tiene más de 25 años dentro de la danza folclórica.

Dario nació lejos de Mazatlán, fue en un pequeño poblado llamado San Antonio, en Angostura, Sinaloa, donde vivió hasta terminar su educación secundaria, luego vino hasta este puerto, y fue aquí donde danza entraría de lleno a su vida.

El maestro recuerda perfectamente cómo nació su amor por el folclor, fue a la edad de 11 años, cuando fue a una feria ganadera en Guamuchil, Sinaloa, ahí, se presentó un ballet folclórico, ese fue su primer contacto con ese mundo, y quedó maravillado.

Fue tanta su inquietud que aprendió los bailes que aquel cuadro presentó en esa feria, y a su corta edad convocó a sus compañeros de la escuela para presentarlo en un festival de Día de las Madres, él mismo los ensayó.

$!Darío Mascareño, 25 años de sembrar amor por la danza en sus alumnos

“Me vine a Mazatlán, entré a Conalep a estudiar Administración de Empresas Pesqueras, trabajé en oficina y me sentía que no era lo mío, conocí a un bailarín de folklore que nos cobraba la publicidad de la empresa y le dije que a mí me gustaba bailar, me invitó a los ensayos del ballet al cual él pertenecía me presentó con la directora y me pusieron a prueba en poco tiempo ya estaba en todas las coreografías, mi directora del ballet Socorro Sánchez Vásquez tenía una escuela de artes llamada Instituto Folclórico Sinaloense, donde ingresé a estudiar la carrera de Maestro de Actividades Artísticas, al concluir mis estudios ahí mismo me quedo como maestro de danza folclórica mexicana; al tiempo la maestra me ofrece la dirección de dicho instituto, que con gusto lo acepté”, recordó.

Los años se le han pasado volando, pero al echar un vistazo atrás mira a docenas de alumnos que se han formado con él, para Darío la mayor satisfacción de su trabajo es encontrarse a sus ex alumnos y que lo saluden con entusiasmo, incluso dice hay quienes siguieron en el mundo de la danza de manera profesional y se fueron a desarrollarse al extranjero, y cuando vuelven al puerto siempre le traen recuerdos.

Desde hace 11 años a la fecha, Darío ha estado a cargo del taller de danza que se imparte en la Universidad Autónoma de Occidente, antes UdeO, ahí acoge a todo tipo de estudiantes, desde el que sabe bailar, hasta aquellos que “nunca han dado un zapateado”.

“Cuando alguien tiene ganas de aprender es bienvenido, yo no soy exigente para que no se desesperen y se vayan, a aquellos que les veo ganas les ayudo a aprender, hay quienes no hay bailado nunca, ni en la primaria o secundaria y es su primera vez en un grupo de danza, y ver que logran bailar con técnica o que lograr sacar una coreografía es de lo más satisfactorio”, dijo.

Darío se dice feliz por el camino que ha recorrido, aunque tiene 25 años dando clases dice que él va por 25 más, pues siente que la danza lo rejuvenece. Añora tener menos edad para emprender más proyectos, pero desde luego que dice nunca es tarde para aprender.

El maestro dice que siempre ve en sus alumnos cambios, pero no solo en su manera de bailar, si no hasta en su manera de desarrollarse profesionalmente, pues considera que la danza y las artes en general, logran que un joven pierda el miedo a hablar en público, a desenvolverse y hasta mejora su conducta.

Como recomendación y lección de vida de tantos años, aconseja que “Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres y abandonarlo todo”.

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Hace un par de años, Darío recibió un reconocimiento en la UAdeO por su trayectoria como docente, que aceptó gustoso, pues de alguna manera vio recompensado el esfuerzo que hace día con día para que la danza se siembre en sus alumnos.

Además, tiene un ballet folclórico juvenil de nombre Xochiquetzal, con el que ha recorrido todo el Estado de Sinaloa y varias ciudades del País.

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