¿Cómo explicarnos la poesía?

EL OCTAVO DÍA
    “La labor del poeta es unir esas partes habladas para darles un significado... aunque no sea evidente siempre ese significado”.

    A veces, la poesía nos pone a nosotros no solo frente a su encanto, sino también frente a su crudeza. El hangar de los sueños está en la mente y la memoria.

    Crecemos entre palabras y con palabras, entidades que representan algo y nos interiorizan y se reconocen.

    La labor del poeta es unir esas partes habladas para darles un significado... aunque no sea evidente siempre ese significado.

    Las palabras tienen su vibración y la transmiten con ellos. Sí, llevar esta vida requiere un fuego interior. Todo es laberinto y gracia.

    Ser artista es vivir entre dos mundos, atrapado bajo dos fuegos. Al final, es inevitable optar por quemarse en una llamarada o vivir una vida normal con una brasa secreta en el centro de las venas.

    Toda la vida, el artista es un campo de batalla.

    No es fácil vivir con una espada de fuego en la mano que a veces sentimos que atraviesa nuestra espalda o da vueltas en el centro de nuestro pecho. Por eso, todos los artistas parecen poseídos y a la gente “normal” les cuesta aceptarlos.

    El arte que te da la vida también te incendia. Huidobro decía que los verdaderos poemas son incendios.

    ¿Cómo explicar la poesía? Aquí la opinión de una eminencia. La primera tarea del poeta es desanclar en nosotros una materia que quiere soñar: lo dice el filósofo Gaston Bachelard.

    Yo no fui muy devoto de él ni tampoco de otros eruditos del arte: cuando estuve a punto de estudiar letras, a fines de los 80, solo se hablaba de él y de Lacan con la fruición académica de entonces. Ya más adelante lo redescubrí solo, de forma natural, sin que se me hicieran agua sus sueños.

    Exacto, me dejé llevar por el prejuicio. En mi descargo diré que no era fácil conseguir sus libros y sospecho que muchos de sus acólitos no lo conocían y se limitaban a algunos textos muy teóricos. Un día lo vi, me lo tope en una librería, lo hojee y caí en el hechizo se su inteligencia.

    Curiosamente, ahora se le lee más en las facultades de arquitectura... no hay arquitecto ahora que no le recomienden La poética del espacio, de Bachelard.

    Otro que leen en las facultades de arquitectura es a John Ruskin, todo un esteta... por ahí compré un libro suyo sobre la catedral de Amiens, con un prólogo alucinado de Marcel Proust.

    ¿Cómo explicar la poesía en tiempos de crisis? Aquí la opinión de alguien que vive nuestra experiencia.

    Juan Antonio González Iglesias es un profesor de latín en la Universidad de Salamanca que hace unos días su rector le pidió que escogiera un poema suyo, apropiado para esta crisis sanitaria (ya me choca el término pandemia).

    Eligió el que da título a su séptimo libro, Confiado (2015), Un canto a la lentitud y lo sencillo, que su autor introdujo con estas palabras: “Aristóteles define el miedo como un sufrimiento anticipado, por un mal que nos aguarda en el futuro. Ahora es el momento de lo contrario: presentir el futuro como un bien”.

    El poema comienza así: “Pongo mi corazón en el futuro. Y espero, nada más. De los dos monosílabos prefiero / el más claro, el sencillo, el que despliega / un lienzo en el que todo / podrá ser.

    El amor / dará firmeza a lo que digo. Estoy / con los que creen sin ver, con los que andan / sobre las aguas. Cuando el mundo entero / o mi mundo se hunden / tantas veces, entonces / algo relacionado con los pájaros / o los lirios me salva. Entonces tengo todas las palabras”.

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