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"Mazatlán"

"EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA: Maimónides, un legado de ciencia y fe"

"Es un exponente de actualidad, tanto para judíos, musulmanes y cristianos"
03/08/2020

Padre Amador Campos Serrano

Ejemplar modelo de coexistencia, conviviendo en ambientes culturales y religiosos diferentes, una capacidad de sortear las diferencias, con un objetivo siempre en la mente: investigar variados campos del saber, como son la filosofía, la astronomía, la medicina y desde luego, la religión.

Maimónides es el exponente judío preclaro de la Edad Media, superando dificultades, causadas por la intolerancia sobre su raza de origen, supo ocupar, apoyado por la claridad de su extraordinaria inteligencia, relevantes puestos en culturas opuestas.

Nacido en Córdoba, de la región de Andalucía, en la Península Ibérica, ocupada entonces por la dominación árabe, que había expulsado a los visigodos, en un principio esto había traído un ambiente de convivencia y tolerancia entre árabes cristianos y judíos.

En este panorama, la familia de Maimón ben Yoseef HaDayan, quien ocupaba el cargo de juez judío, vio la llegada a este mundo de un hijo a quien llamaría Moisés. De su madre no se tiene noticia sobre su nombre, solo se sabe que murió al darlo a luz.

Al niño, según la forma judía, se le llamó Moisés ben Maimón, siendo conocido comúnmente como Maimónides. Su existencia estuvo enmarcada con signos especiales, pues nació según el calendario judío, el 13 de nisán, fecha de la víspera de la Pascua Judía, además su línea familia, se decía tener ascendencia con el rey David, la misma ascendencia de la cual nació Jesús, el Mesías.

A la Península Ibérica, los judíos la llamaban entonces Sefarad, en alusión a un término bíblico con el cual el profeta Abdías designaba a este territorio, era el lugar en donde estaban asentados, desde el Siglo 1, los grupos judíos llamados Sefarditas, separándolos de otro grupo asentado en Alemania y otros lugares, a quienes se le llamo Askenazi.

Maimónides, por tanto, era un judío sefardí, nacido en el Siglo 12, el 30 de marzo de 1135, cuando aún reinaba un ambiente de convivencia entre los habitantes de la península, quienes eran judíos, cristianos y musulmanes, esa armonía hacia florecer el arte y la cultura, pero eso terminaría en 1148, cuando Maimónides tenía 13 años, entonces llegaron los grupos musulmanes fundamentalistas, llamados Almohades, los cuales impusieron ferozmente la conversión al Islam.

Ante esto, la familia de Maimónides empezó un peregrinaje, primero por la misma Península Ibérica, después al norte de África, en lo que hoy es Marruecos, pasando luego a Palestina, en la ciudad de Acre, dominada entonces por los cruzados, finalmente se estableció en Egipto, donde él encontró el ambiente propicio, hasta el día de su muerte.

En todas estas etapas, él mantuvo su interés por los conocimientos, basándose en la observación y el estudio. Ahí en Egipto, ya asentado, le ocurrió una tragedia cuando trágicamente muere su hermano, en el hundimiento de un navío, en el cual él viajaba y con él se hundió toda la fortuna familiar, viéndose obligado a ejercer su profesión de médico, para sacar adelante a sus familiares, esto le dio la oportunidad de incrementar sus observaciones y sus conocimientos.

Finalmente, el 13 de diciembre de 1204 falleció y sus restos fueron trasladados a Palestina, donde descansan cerca del Mar de Tiberiades.

Maimónides dejó un legado en astronomía, en filosofía y como buen judío, en los estudios de las Sagradas Escrituras, materias que pudo compaginar de armoniosa manera y que llega hasta nuestros días, en una síntesis policultural, extrayendo conocimientos y enseñanzas de las observaciones tanto de los sabios árabes, como de su propia milenaria cultura judía.

Su saber enciclopédico y su actitud no conoció fronteras, ni en lo cultural, ni en lo religioso, pues siendo judío, practicante, lo mismo estuvo al servicio de Aladino, como antes lo estuvo de Ricardo Corazón de León.

En síntesis, Maimónides es un exponente de actualidad, tanto para judíos, musulmanes y cristianos del diálogo entre la ciencia y la fe.

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