Hay que vivir la vida, a pesar de los obstáculos sostiene el Chef Gilberto Del Toro
Por una destacada trayectoria de más de 34 años de experiencia en el mundo de la gastronomía, ser un referente importante de la cocina mazatleca, pero sobre todo, por ser un gran ser humano, poseedor de una voluntad de hierro, donde su amor por la vida puede más que sus limitaciones, este viernes, el reconocido Chef Gilberto Del Toro Coello, recibirá un premio especial por parte de la Canirac Mazatlán.
La cita fue en su restaurante Gaia Bistrot, ubicado en la Plaza Machado, ahí ya se encontraba el chef listo para la entrevista. Su paso es lento, su habla pausada, pero su sonrisa es enorme, demostrando que la enfermedad que colapsó su cerebro hace tres años, y que lo paralizó hasta dejarlo en coma varios días, limitando su actividad motriz, auditiva, y del habla, no significó nada, demostrando que su amor por la vida y su férrea voluntad de salir adelante, apoyado por su familia, pudo más para irse recuperando poco a poco.
Frente a frente, portando orgulloso su filipina, agradece la atención, además comenta, que el reconocimiento que este día recibirá como un homenaje a su trayectoria significa para él algo especial, con el cual se reconoce todo su trabajo realizado a lo largo de más de tres décadas.
“Estamos muy contentos porque es un reconocimiento al esfuerzo por tantos años, con sus sacrificios, y la verdad no me lo esperaba”.
Resaltó, ya son 34 años de trabajo, y aún con su enfermedad, la cocina para él sigue siendo importante, actividad que le ha permitido volver a expresar todo lo que él es en cada platillo que prepara a sus clientes.
“La cocina siempre ha estado ahí al lado mío, aún con mis dificultades yo puedo cocinar, puedo hacer todos los platillos, es más, ahora cocino más que antes, la enfermedad no ha sido una limitante, le batallas un poco, pero te tienes que sobreponer a esto y seguir adelante”, expresó Del Toro Coello.
Detalló que su restaurante Gaia Bistrot cumplió seis años de estar abierto, algo que al principio no fue fácil, pues al llegar a trabajar, en todo el día, lo que vendía era solo un café, algo que en su momento fue desanimante para él; pero hoy la historia es otra, siendo favorecido por sus clientes y amigos, quienes disfrutan el lugar.
“Yo soy de los que piensa que la comida no necesita ser lo más importante en un restaurante, pero sí tiene que haber tres cosas...buena comida, buen servicio, y buen ambiente, ya logramos las tres, y el restaurante va viento en popa”.
Su cocina, detalló, se distingue por ser clásica, algo que a la mayoría de la gente le gusta, porque es un menú confortable, además, señala que el secreto para que un restaurante sea exitoso es gracias a la consistencia.
Es por ello que siguiendo esa filosofía de la consistencia en la comida, en el servicio, y en crear un buen ambiente, es que Gaia Bistrot se ha posicionado como uno de los mejores restaurantes en la zona histórica de Mazatlán.
Recordó, que nada ha sido fácil para alcanzar el éxito, que han sido muchos los retos que han tenido que sortear, desde la falta de clientela, tener y manejar a un equipo sólido de trabajo, hasta sortear toda clase de problemas, convirtiéndose en ocasiones en un mediador para solucionarlos, pero sintiéndose satisfecho por todo lo que ha logrado a lo largo de seis años.
“Aquí, esté quien esté, el trabajo tiene que salir, ser igual, aquí no hay un cocinero más bueno que el otro, todo el mundo hace su trabajo. Yo me enfermé hace tres años, y la mayoría de las veces si estuve aquí, y la verdad, me di cuenta que esto sigue funcionando sin mí, porque Gaia tiene su propia identidad, y esa tiene que seguir caminando”.
Sus orígenes y pasión por la cocina
Gilberto Del Toro, nació en Guadalajara un 12 de Agosto de 1970, a la edad de dos años, sus padres Gilberto Del Toro Cortés y su madre Laura Leticia Coello Galaviz (EPD) cambian su residencia al puerto de Mazatlán, para que su padre continuara su desarrollo profesional en la industria turística como Gerente del Hotel Posada Don Pelayo.
Fue durante su niñez que tuvo el acercamiento a esta gran industria, debido a que su padre continúo en diversas cadenas como INN At Mazatlán, Pueblo Bonito Mazatlán, Hoteles Camino Real, por ello, tanto él como sus hermanos vivieron la mitad de su vida en los hoteles, conviviendo con los clientes, colaboradores, amistades, viajes de negocios, convirtiéndose en su segunda casa.
Pocos saben que Gilberto del Toro, estudiaba para ser un físico-matemático, pero también un ingeniero mecánico, carreras a las que dejó de lado, pues su pasión era la cocina, al considerarla una actividad creativa que le permite trabajar en cualquier parte del mundo, y que además le ayudaría a no “morir” de hambre.
“Cuando yo le dije a mis papás que quería ser chef, me pidieron que lo pensara bien, mis amigos se burlaban de mí, y mi abuelo me pedía que mejor me convirtiera en doctor, pero no chef, pero yo decidí que iba a hacer con mi vida”.
Recordó que empezó como traductor de un chef Francés en Guadalajara, y posteriormente tomó un entrenamiento culinario en el Hotel Camino Real de esta ciudad, donde se quedó por más de año y medio.
Posteriormente, en 1990 tomó la posición de Cocinero en los Cruceros Princess Caribe y en el año 1991, fue contratado para la apertura de Pueblo Bonito Blanco en Cabo San Lucas, donde estuvo por dos años en el puesto de chef pastelero, radicando después en Celaya Guanajuato, encargándose del Club de Golf el Álamo, en donde desarrollaba eventos y el área de alimentos de 1993 a 1995.
Fue durante un viaje familiar que decide quedarse a trabajar en Ascona Suiza para el chef Ivo Balestra, galardonado con una estrella dentro de la Guía Michelín en Francia.
Posteriormente Del Toro fue contratado para Hoteles Treff en Magdeburg, Alemania donde laboró durante tres años como chef de restaurante de especialidades. En este tiempo, se enfocó en seguir preparándose en la cocina, y es cuando tuvo la oportunidad de viajar a Nueva York para estudiar en el Instituto Culinario de América, donde obtiene el certificado profesional de Chef en el año 1999.
“Tras 11 años fuera de casa, en 1999 regreso a Mazatlán para ingresar al Hotel Pueblo Bonito, y trabajar como Chef Ejecutivo hasta el 2009, para después crear mi negocio propio de banquetes, eventos a domicilio como Chef banquetero, hasta que decidí abrir mi propio restaurante, porque en este negocio estás para hacer feliz a la gente”.
Del Toro recalcó que hasta hoy en día, estar en la cocina es lo que lo hace feliz, porque sigue creando, y esa misma creatividad es la que le ayuda a realizar mejor los platillos que salen del fogón de su cocina.
“En 34 años de carrera, no cambiaría nada, aún con haberme enfermado hace tres años no lo cambiaría, porque te enseña a ver la vida de otra manera, más relajado, ya no me preocupo como antes; lo que tenga que ser, va a ser, así que no hay que estresarse por nada, hay que vivir la vida, esa es mi mentalidad ahora, lo que he aprendido es, que hay que vivir a pesar de los obstáculos, no puedo esperar a que se quiten para vivir mi vida, porque ahí se te irá el tiempo”.
Dejó claro, que toda esta experiencia que ha vivido lo ha fortalecido mucho más, y aunque pueda preguntarse el por qué le pasó todo esto, no se enfoca en lo negativo, solo en lo positivo, pensar en que, si hoy está bien, mañana podrá estar un poco mejor.
Si bien, su pasión es la cocina, no es lo único que Gilberto disfruta hacer, como ir a la playa, andar en bicicleta, ver la tele, estar con su familia.
“A Dios y a la vida les agradezco la oportunidad de estar vivo, de expresarme, yo tengo que esforzarme por ser mejor para no ser irrelevante, que todo lo que yo haga sea importante, que todavía se acuerden de mí, y mi legado quiero que sea el que hice feliz a la gente”, resaltó.
Magui Rojas
Más que su esposa un pilar en su vida
Muy atenta a sus palabras, está su esposa Magui Rojas, para él, un pilar importante en su vida, a quien cariñosamente llama su compañera, la mujer que siempre ha estado con él en las buenas y en las malas, y que hasta hoy pese a todo lo vivido en los últimos tres años, no se ha rajado.
Ambos se conocieron a los 16 años de edad, cuando estudiaban en el Instituto Cultural de Occidente, en la preparatoria, y jamás imaginó que su vida estaría enlazada a la de él, llegando al matrimonio varios años después, formando una bella familia, haciendo frente con mucha fortaleza toda esta situación de su esposo.
“Yo agradezco a la vida, a Dios por haber vivido esto, no fue fácil, son procesos que se viven solo en el seno familiar; jamás imaginé que llegaría una enfermedad de este tipo, nunca estás preparado para eso, y sacas fuerzas, viviendo una etapa completamente enfocada a su recuperación de él, pero también la de situación emocional de las hijas, ante las pérdidas que causaba esta enfermedad en él”, expresó su esposa.
Hoy, dijo, ve la vida de otra manera, empezando a disfrutar cada logro, creando una dinámica en casa para recuperar las emociones, además de que este año, representa una etapa profesional para ambos, enfocándose en cumplir las metas que siempre han tenido, dejando atrás el tema de la enfermedad para seguir con la recuperación.
“Fueron 21 días los que él estuvo en coma, y recuerdo estar en la ventana de ese hospital, viendo la vida pasar, y nadie se detiene en estas situaciones, viví duelos, pero entendí que cada persona lo vive de manera distinta, y ninguno es igual a otro, pero esta situación nos volvió más fuertes, aprendí las reglas, y en vez de quedarme encerrada, salí a atender el restaurante, sacarlo adelante, y eso pasó gracias al equipo sólido que Gilberto tiene, que en conjunto suman más de 100 años de experiencia”
Subrayó que, llevar la recuperación de esposo fue positiva, a quien considera una persona muy tenaz, y juntos han logrado ser un equipo constante, trabajador, enfocado a cumplir metas, pero también llenos de mucha fe.
“Él fue lo que me dio la fortaleza que necesitaba, al verlo tan firme que él podía, que jamás titubeó, pese a que todo era difícil, no nos rendimos, creo que la vida nos dio una lección para aprender en forma positiva, y cómo llevamos la vida hoy, pues diferente, pero seguimos cumpliendo los retos de su recuperación, de manejar el restaurante, de vivir lo más normal que se pueda, tener calidad de vida hemos trabajado mucho en crear un equipo sólido, para que la operación del día a día, no tenga que depender de la presencia de ambos, lo que ha permitido además, que el restaurante se encuentre entre los favoritos de la zona histórica en Mazatlán”, expresó Rojas.
“Si me preguntas qué admiro de mi esposo, puede decirte que él me ha enseñado a ser una mejor persona, y en 16 años de casados he aprendido de él es el valor por el trabajo, porque Gil trabaja mucho, tiene bastante creatividad, y como él ya lo dijo, es una persona muy consistente, disciplinado, alguien que cuando se marca una meta, aunque pasen días, meses o años, él no va a claudicar hasta que lo logre, y estoy segura que él volverá a hacer el mismo de antes”, resaltó ella.
Tras escuchar esto, Del Toro no quiso dejar pasar la oportunidad de expresarle a su esposa que también la admira, por ser una mujer que lleva muy bien las relaciones públicas, que a donde quiera que va con ella, siente que va con el Alcalde, porque saluda a todo mundo.
“Me gusta su sentido del humor, y que es una persona que a pesar de los obstáculos, ella siempre está ahí para salir adelante, nos habla fácilmente de las dificultades,
La Frase
“En 34 años de carrera, no cambiaría nada, aún con haberme enfermado hace tres años, no lo cambiaría, porque te enseña a ver la vida de otra manera, más relajado, ya no me preocupo como antes; lo que tenga que ser, va a ser, así que no hay que estresarse por nada, hay que vivir la vida, esa es mi mentalidad ahora, lo que he aprendido es, que hay que vivir a pesar de los obstáculos, no puedo esperar a que se quiten para vivir mi vida, porque ahí se te irá el tiempo”.
Gilberto Del Toro Coello
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