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sin empleo

Miles pasan hambre por clima y Covid-19

En El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua se ha cuadruplicado el número de personas que pasa hambre
23/02/2021

Las comunidades de Centroamérica han llevado la peor parte de una emergencia climática, en donde años consecutivos de sequía y un clima errático han interrumpido la producción de alimentos, especialmente del maíz y los frijoles, que dependen en gran medida de las lluvias regulares.

El Programa Mundial de Alimentos hizo un llamado a la comunidad internacional para que apoye sus esfuerzos en Centroamérica para brindar asistencia humanitaria urgente e invertir en proyectos de desarrollo a largo plazo y en programas nacionales de protección social que ayuden a las comunidades vulnerables a hacerse resilientes a los fenómenos meteorológicos extremos y a las crisis económicas recurrentes.

La agencia tiene previsto ayudar a 2,6 millones de personas en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua en 2021 y requiere 47,3 millones de dólares durante los próximos seis meses.

Marlene Rosales, una mujer hondureña, decidió emigrar después de que ella y su marido se quedaran sin trabajo y tras el paso de los huracanes. Se unieron a una caravana que fue bloqueada en Guatemala y obligada a retornar.

“Se nos enfermaban los niños y estábamos sin un peso. Por eso decidimos irnos, porque queríamos terminar la casa, comprarle algo mejor a los niños, comprarles camas, tener un buen trabajo, una vida diferente. Pero, lastimosamente, no pudimos pasar”, cuenta entre lágrimas.

La madre dice que ha sobrevivido gracias a las raciones de alimentos entregados por el Programa.

“Antes hacía pastelitos, ahora me ha tocado hasta vender leña, hacer lo que pueda por mis hijos. Voy al monte, busco hierbas y les cocino con eso, o a veces nos ha tocado dormir solo con un trago de café (...) Nunca he perdido las esperanzas de tener una buena casa, de que mis hijos estudien y de salir adelante”, cuenta.

Los huracanes destruyeron más de 200.000 hectáreas de alimentos básicos y cultivos comerciales en cuatro países y más de 10.000 hectáreas de tierras de cultivo de café en Honduras y Nicaragua. Los huracanes golpearon cuando estas comunidades ya estaban lidiando con la pérdida de empleos y una economía en contracción, una consecuencia del Covid-19.

Las comunidades de Centroamérica han llevado la peor parte de una emergencia climática, en donde años consecutivos de sequía y un clima errático han interrumpido la producción de alimentos, especialmente del maíz y los frijoles, que dependen en gran medida de las lluvias regulares.

El Programa Mundial de Alimentos hizo un llamado a la comunidad internacional para que apoye sus esfuerzos en Centroamérica para brindar asistencia humanitaria urgente e invertir en proyectos de desarrollo a largo plazo y en programas nacionales de protección social que ayuden a las comunidades vulnerables a hacerse resilientes a los fenómenos meteorológicos extremos y a las crisis económicas recurrentes.

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