"Desde la banqueta, Ángel se las arregla para estudiar, aún entre carencias"

"El menor vive en El Habal, y en su casa no cuentan con servicio de Internet, por ello su mamá debe comprar al menos 150 pesos a la semana de tiempo aire para su celular y de ahí se lo comparte a la computadora, pues, aunque pueda usar redes sociales ilimitadas, no puede acceder al Google o YouTube, donde están los contenidos para responder algunas de las tareas que le imponen los maestros"

EL HABAl._ Ángel está sentado en el corredor frontal de su casa.

Una silla “periquera” la hace de escritorio y se afana respondiendo las preguntas que su maestra de Ciencias está haciendo a través del Whats App. Estaba estudiando sobre los ciclos biogeoquímicos.

A un lado tenía el desayuno aún sin terminar, atento a la clase.

Ángel vive en El Habal, y en su casa no cuentan con servicio de Internet, por ello su mamá debe comprar al menos 150 pesos a la semana de tiempo aire para su celular y de ahí se lo comparte a la computadora, pues, aunque pueda usar redes sociales ilimitadas, no puede acceder al Google o YouTube, donde están los contenidos para responder algunas de las tareas que le imponen los maestros.

Es un estudiante dedicado que terminó sin dificultar el sexto grado de primaria, aunque lo hizo a distancia.

“Terminé bien la primaria, a pesar de que fue a distancia, no me pareció difícil porque ya conocía a mi maestra y a mis compañeros, la secundaria me parece más difícil, lo más difícil es estar hace y hace tareas”, declara.

Y es que, dice, tiene cinco clases diferentes al día, de 50 minutos cada una, por lo que está sentado frente a la computadora todo ese tiempo.

Extraña a sus compañeros. Platicar con ellos, convivir con ellos, jugar y hasta pelear.

Ángel no es el único estudiante de su casa.

Su hermana, Gladis Denisse Velasco Meza, terminó el segundo grado de la licenciatura en Administración de Empresas, en la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Ella tiene su propio celular, pero no su propia computadora.

En ocasiones la señal no llega hasta su casa, por ello, el fin del ciclo pasado debía ir a la casa de uno de sus tíos para tomar la clase de las 7:50 horas.

“Tardamos un poco para adaptarnos a las clases a distancia, pero luego de que nos acostumbramos y fue más fácil, mi problema fue la conexión a Internet, me tenía que ir a la casa de un tío para entrar a la clase”, expresa.

La joven explica que cada maestro eligió una plataforma diferente, algunas clases eran en Zoom, en Classroom, en Meet, en Edmodo, y tuvieron que aprender a usarlos todos.

En la UAS aún no se ha informado a los estudiantes cuándo será el regreso a clases a distancia, pero Gladis Denisse está segura de una cosa: no dejará la escuela a pesar de las dificultades.

“Estoy segura al 100 por ciento de que no dejaré la escuela por nada”, recalca.

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