No pudo ingresarla al Hospital General de Mazatlán y por atenderla de Covid en una clínica privada, ha gastado $250 mil; pide apoyo a autoridades

Gilberto Sánchez García llega desesperado al Palacio Municipal. Busca quién lo apoye para que su esposa, que está internada en el hospital privado desde hace 10 días, pueda ser admitida en un hospital público.

Su esposa se llama Gladis Lerma Pérez, y desde que inició con síntomas de Covid-19 ha recibido atención privada, primero en su casa, y luego, por la imposibilidad de ingresarla en el Hospital General Martiniano Carvajal, en un hospital privado.

“He gastado 250 mil pesos tan solo del hospital, y le debo 100 mil pesos a los dos especialistas que la atendieron, ya me sacaron un ojo, y si se queda en ese hospital, me van a sacar el otro”, lamenta.

Su calvario inició días antes de internar a su esposa, pues cuando empezó con los primeros síntomas la llevó a una clínica de su colonia, en Urías, y le dijeron que le darían atención domiciliaria, con un costo de 12 mil pesos, que él pensó incluiría el servicio de enfermeras y medicamente, pero no, fue solo la consulta.

“Ella es enfermera, pero no ejerce, tiene amigas que son enfermeras y me dijeron que era muy caro el servicio, que finalmente no se dio porque el doctor dijo que iría el lunes, no fue, tampoco el martes y ya para el miércoles se le vino una trombosis en la mano, porque se le formaron coágulos, y me asusté”, dice.

Entonces la consultó un doctor que estaba en Culiacán, que trabajó en urgencias de un hospital privado, y lo orientó y le aconsejó que la llevara a un hospital, pero el IMSS estaba cerrado, la llevó a otra clínica privada y le dijeron que no atienden Covid-19, y finalmente le dijeron cómo meterla al hospital privado en el que ha permanecido por 10 días.

De antemano sabía, confiesa, que la atención le saldría cara, pero no tanto, pues tan solo de la hospitalización son 250 mil pesos, además de los servicios médicos, que cobran hasta 6 mil pesos la consulta por estar en área de Covid-19.

No sé si se aprovechan de la situación, pero bueno, la sacaron adelante y mi esposa ya está estable, por eso pedí que me dijeran la verdad, si ya me la podía llevar, me dijeron que sí, pero no a mi casa, sino a otro hospital, comenta.

“Les dije que ahí ya no podía más, me van a quitar la casa, me van a quitar todo, yo soy distribuidor de servicios de telecomunicaciones, tengo parados a 20 familias que dependen de mi trabajo, pero perdí el puntero, estamos parados, lo bueno es que mi esposa ya está estable”, dice.

Por eso, expresa, necesita que le apoyen para que su esposa ingrese a un hospital público.

Sánchez García intentó hablar con el Alcalde Luis Guillermo Benítez Torres, pero no alcanzó a hacerlo.