"Celebran misa por las Madres en la Basílica de Guadalupe"
MÉXICO (UNIV)._ La Basílica de Guadalupe reanudó ayer sus misas dominicales con una liturgia especial dedicada a las madres, oficiada por el Rector del Templo Mariano, Diego Monroy Ponce.
En su homilía, el Rector pidió a los feligreses honrar a todas las madres, vivas y difuntas, y destacó el papel fundamental y determinante que desempeñan no sólo en la vida de las familias, sino también en los ámbitos social y de la cultura.
"La madre, enriquece la comprensión del mundo con su feminidad, y contribuye a la plena verdad de las relaciones humanas, por lo que es necesario salvaguardar siempre su más natural vocación: llevar en sus entrañas la semilla fecunda de la vida, como don irrenunciable y privilegio único y propio", destacó.
"Honremos a nuestras madres vivas y difuntas. Especialmente alcancen nuestro recuerdo las madres viudas, enfermas, solteras, presas, marginadas, pobres, migrantes, abandonadas y quienes a causa de su maternidad viven y sufren situaciones dramáticas", dijo.
En su mensaje, hizo votos porque los católicos, permaneciendo fieles en su seguimiento a Jesús, puedan ser también instrumentos de Dios en la transformación de la sociedad que, señaló, está necesitada de cambios profundos, fundados en la integración y en el amor de la familia.
Monroy Ponce recordó a los feligreses que Jesús pide a sus seguidores dar frutos, viviendo una vida diferente a las que siguen quienes no creen, siendo perserverantes y valientes ante las adversidades de todo tipo.
Pidió también que la celebración del Día de las Madres sea una oportunidad para venerar a la Virgen de Guadalupe.
"Ella es la Madre de Jesucristo y Madre Espiritual de la Iglesia, es decir, de todos nosotros, quien nos acompaña con especial ternura y predilección en cada una de las circunstancias de nuestra vida".
Mujer e
Iglesia
La mujer es para la Iglesia la fuente de la vida y del amor, y a ella quiere dirigir ahora y siempre su mirada con especial fuerza e intensidad.
El Papa Juan Pablo I, aquel hombre venido de Venecia y que guió con aquella hermosa y esperanzada sonrisa la nave la iglesia tan solo durante 33 días en el verano de 1978, afirmó en una de sus primeras alocuciones que es Dios es Madre. Luego si es madre, podemos decir, también mujer...
En 1988, el Año Santo Mariano, Juan Pablo II escribió la espléndida Carta Apostólica titulada "Mulieris Dignitatem", que significa: "Sobre la Dignidad de la Mujer", que es todo un canto a la mujer, a quien Dios ha confiado el hombre y quien hace realidad el Primado del Amor y la Entrega.
Antes, el Papa Pablo VI, en 1976, había afirmado:
"En el cristianismo, más que en cualquier otra religión, la mujer tiene desde los orígenes un estatuto especial de dignidad, del cual el Nuevo Testamento da testimonio en no pocos de sus importantes aspectos... Es evidente que la mujer está llamada a formar parte de esta estructura viva y operante del cristianismo de un modo tan prominente que acaso no se haya puesto todavía de evidencia en todas sus virtualidades".
"La madre, enriquece la comprensión del mundo con su feminidad, y contribuye a la plena verdad de las relaciones humanas, por lo que es necesario salvaguardar siempre su más natural vocación: llevar en sus entrañas la semilla fecunda de la vida".
Diego Monroy Ponce
Rector de la Antigüa Basílica
LAS MADRES
En su homilía, el Rector pidió a los feligreses honrar a todas las madres, vivas y difuntas, y destacó el papel fundamental y determinante que desempeñan no sólo en la vida de las familias, sino también en los ámbitos social y de la cultura.