Con una actividad legislativa tan dinámica como la que el Congreso de la Unión ha venido desempeñando recientemente, no cabe duda de que los tribunales federales tendrán chamba que atender.
Varios médicos particulares han promovido amparos para que los vacunen inmediatamente contra el Covid 19 y, la mayoría de los jueces de distrito que han conocido de las demandas, han concedido la suspensión de plano para obligar al Gobierno federal a que los vacunen a la voz de ya.
Por otro lado, la reciente ley aprobada para obligar a todos los usuarios de los servicios de telefonía móvil a tener que proporcionar nuestros datos biométricos, traerá consigo una lluvia masiva de amparos.
De hecho, si usted esta interesado en ampararse contra esta última ley, puede buscar en Google o en las distintas redes sociales, algunas demandas de amparo gratuitas.
Es decir, ni siquiera tiene que gastar en contratar un abogado para ampararse y evitar proporcionar sus datos biométricos.
En Sinaloa ya tuvimos un antecedente parecido, creo que a inicios del sexenio de MALOVA. Nuestro despacho patrocinó pro-bono varios amparos contra la intentona del entonces Gobierno del estado para obligarnos a proporcionar nuestros datos biométricos.
Los amparos a que me refiero lograron frenar la obligación de entregar nuestros datos biométricos y posteriormente el Gobierno del estado dio marcha atrás, cancelando la ley correspondiente.
El juicio de amparo ha recibido muchas críticas y muchos elogios, pero lo que nadie discute, es que prácticamente se traduce en la última barrera que nos protege del abuso de poder.
Como todo juicio, su efectividad depende en gran medida de dos factores importantes. Por un lado, es necesario que el amparo lo prepare y litigue un abogado experto en el tema, y no hay muchos.
Por el otro lado, la suerte final e incluso lograr una suspensión, depende en gran medida del juez de distrito a quien le corresponda conocer el amparo.
Así como hay abogados buenos, mediocres y malos, también hay jueces de distrito buenos, mediocres y malos.
Un buen abogado, que prepare una buena demanda de amparo se enfrenta con pared si, para su desgracia, el amparo cae en un juzgado de distrito cuyo titular es malo o mediocre.
En cambio, una demanda de amparo más o menos preparada, aunque el abogado no sea muy bueno, puede tener resultados valiosos si cae en manos de un buen juez de distrito.
Y cuando digo un buen juez de distrito, no me refiero exclusivamente a su capacidad técnica, sino sobre todo a sus valores y su entrega al servicio público.
Hay quienes entienden la enorme responsabilidad que implica ser juez de distrito y lo importante de su función, pero también hay algunos (muy pocos por afortunadamente) que ni lo entienden ni les interesa. Son meros burócratas judiciales que cobran un cheque sin merecerlo.
Para ponerle un ejemplo. Las demandas de amparo presentadas por médicos particulares para lograr que los vacunaran contra el Covid 19, se presentaron ante varios jueces de distrito. La mayoría concedió la suspensión y ordenó que se les vacunara de inmediato.
Pero hubo un par de jueces de distrito que negaron la suspensión a pesar de que los amparos eran exactamente iguales.
Afortunadamente la negativa de la suspensión fue echada abajo por los tribunales colegiados, pero vea usted la diferencia.
En estos tiempos políticos hay que estar muy pendientes de lo que haga el Congreso federal y el Congreso local. No salgan con alguna sorpresa y nos agarren descuidados por andar en el mitote de las campañas políticas.
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