Cubrir al Presidente: entre manifestaciones, agenda privada y retenes criminales

    Las giras presidenciales, de las que ya hemos hablado en este espacio, son de esas coberturas que pudiera pensarse que son muy parecidas, pero nada más lejos de la realidad, cada una tiene sus características y casi siempre son completamente diferentes.

    Las coberturas periodísticas a veces parecieran ser las mismas: son recurrentes, cíclicas, y cubrimos muchas veces los mismos eventos o sucesos... sin embargo, usualmente poco tienen de parecido, aunque se llamen incluso igual.

    Las giras presidenciales, de las que ya hemos hablado en este espacio, son de esas coberturas que pudiera pensarse que son muy parecidas, pero nada más lejos de la realidad, cada una tiene sus características y casi siempre son completamente diferentes.

    La logística de cobertura que desplegamos es en general la misma: nos acreditamos a los eventos que nos lo permiten, asignamos reporteros y fotógrafos dentro y fuera de ellos, y tratamos de rastrear todo lo que no nos invitan oficialmente.

    Esta gira de Andrés Manuel López Obrador en especial tuvo marcadas diferencias con las anteriores: la estancia fue más larga que otras ocasiones, hubo grandes distancias que cubrir, mucha agenda privada, en fin... muchos detalles que abarcar.

    Desde la tarde del jueves nos desplegamos al aeropuerto de Culiacán para esperar el arribo del Presidente, pues por experiencia sabemos que siempre habrá gente esperándolo, ya sea para protestar o para saludarlo. Y así fue.

    El viernes la cobertura fue de muchas horas, y dados los eventos programados nos desplegamos principalmente hacia dos puntos desde alrededor de las 5:00 de la mañana.

    La mañanera

    Un primer equipo de fotógrafo y reportero, previa acreditación, fue designado a irse en el camión oficial de prensa a las 5:20 de la mañana para llegar alrededor de las 6:00 a la Novena Zona Militar, donde sería la conferencia mañanera del Presidente a las 7:00 horas.

    El momento de llegada de cada periodista al lugar de salida del camión -que no tuvo una rigurosidad más allá de la valoración personal- sirvió al final para tener una ficha para pasar al área de la conferencia.

    Adicional a este equipo que entró a la mañanera, nosotros movimos a otra reportera y fotógrafo/videógrafo a la parte de afuera de la Novena Zona, donde, por supuesto, había grupos de manifestantes y personas que deseaban acercarse al Presidente.

    Al mismo tiempo, una reportera estaba asignada para monitorear por televisión y redes sociales la conferencia, para poder cubrir más rápidamente los diferentes temas y subir la información rápidamente a nuestro sitio y redes sociales.

    En cuanto a la cobertura dentro de la conferencia mañanera lo primero que destaca es que al momento de preguntar no se sigue una fila o una lista, sino que es por la “suerte” de que el Presidente mire a un periodista, a cualquiera, y le ceda la palabra para que pregunte.

    Y aunque las reglas para preguntar, de hacer dos cuestiones máximo, pero mantener el micrófono para hacer precisiones, son buenas para el periodista, la lentitud de respuesta, y la manera de divagar del Presidente alarga muchísimo el ejercicio.

    La apreciación nuestra es que en general la logística y el trato para los periodistas ha cambiado para bien, pues aunque sigue habiendo detalles como el tiempo que requiere estar desde antes de los eventos, o falta de información en cuanto a la agenda privada, sin duda es mucho mejor que los “corrales” donde encerraban a la prensa en los eventos de anteriores presidentes, como Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto.

    La zona serrana

    La otra cobertura alterna que se hizo el viernes fue la de ir al evento en la zona serrana: Ahí, solo se nos permitió la acreditación de una persona, por lo que una reportera se trasladó con el equipo de prensa del Gobierno hacia el evento que sería en el municipio de Guadalupe y Calvo, Chihuahua, frontera con Sinaloa y Durango, en la zona conocida como el Triángulo Dorado del narcotráfico.

    El equipo de periodistas se trasladó desde Culiacán en tres camionetas tipo van que proporcionó el Gobierno del Estado, y otra que iba con los periodistas nacionales que cubren la fuente de Presidencia.

    La salida fue a las 5:15 de la mañana y se hicieron aproximadamente cinco horas y media de trayecto.

    Fue precisamente en ese trayecto donde el convoy de prensa vivió un momento tenso, por decir lo menos, y peligroso, pues al pasar por Bacacoragua, municipio de Badiraguato, un grupo armado de al menos 10 hombres detuvo a los periodistas y los cuestionaron a dónde iban y quiénes eran. No los bajaron de los vehículos, ni hubo intención de ataque, pero por supuesto es impactante que hombres armados con fusiles de alto poder te interroguen... Luego de unos minutos detenidos los dejaron pasar.

    A las 11:30 horas aproximadamente se pudo llegar al municipio de Guadalupe y Calvo, Chihuahua, para esperar la llegada del Presidente al evento que empezó a las 14:00 horas.

    Ya sin paradas de retenes armados, este equipo de periodistas volvió a Culiacán pasadas las 10 de la noche.

    El sábado: solo
    agenda privada

    Ayer sábado se nos presentó uno de los peores escenarios para la cobertura presidencial: toda la agenda era privada y por aire.

    “A nuestros amigos de los medios de comunicación, les informamos que las actividades que realizará este sábado 28 de mayo, el Gobernador de Sinaloa, Dr. Rubén Rocha Moya, acompañando en gira de trabajo al Presidente de México, Lic. Andrés Manuel López Obrador, son de carácter privado”, fue el correo que nos llegó por parte del área de prensa del Gobierno estatal desde la noche del viernes.

    Ahí el reto fue tratar de rastrear los diferentes eventos o recorridos que haría la comitiva presidencial, pero sin tener datos exactos de hora, lugar y características de los recorridos, por ejemplo, si solo serían aéreos o en qué puntos bajarían por tierra.

    Un equipo de fotógrafo y reportero se movió hacia la Presa Picachos, otro hacia el puente de El Quelite y uno más hacia la Presa Santa María.

    Finalmente, luego de estar rastreando información por todos lados, pudimos abordar al Presidente en la zona de la Picachos, además de cubrir a quienes se quedaron esperándolo en el área del puente a El Quelite.

    Se hizo lo que se pudo en cuanto a cobertura dadas las condiciones azarosas que se nos presentaron.

    Y es que nosotros, a los lectores no podemos decirles: “ahí disculpen, no hay información porque la agenda era privada”.

    Esa no es opción: nosotros nos desplegamos igual o más incluso cuando no tenemos datos exactos. Es parte del trabajo y tratamos de cumplirlo a cabalidad, para entregar a nuestros lectores la información que se genera.

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