Gracias por la retroalimentación

Ya hemos abordado en este espacio sobre nuestra relación con los lectores, cómo siempre son la parte primordial de nuestras decisiones y cómo recibimos retroalimentación de ellos por diferentes medios.

Tal vez podría escucharse repetitivo, pero siempre que podamos, vamos a abordar aquí los comentarios que recibimos de retroalimentación directa.

No tanto los comentarios que ponen en nuestras notas en Facebook o en alguna otra red social, sino los que nos llegan directo vía correo electrónico o incluso por llamada telefónica tradicional, que aunque usted no lo crea, aún recibimos.

La mayoría de las veces, estas últimas las recibimos de algún suscriptor molesto porque el periódico llegó tarde o hasta porque no le llegó, llamadas o reportes que se canalizan de inmediato al área de Suscripciones para que se resuelvan, pero de vez en cuando nos llegan algunas diferentes.

Y precisamente una llamada un tanto diferente la recibimos hace unas semanas, específicamente el miércoles 21 de julio por la mañana.

Nos llamó la señora Guadalupe Acosta, quien dijo que tiene 82 años y que todos los días nos lee, pues su familia es suscriptora desde hace mucho y hasta precisó que ella es quien paga la suscripción, aunque no está a su nombre.

Nos platicó que ella es lectora de Noroeste desde su fundación en Culiacán y ahora en Mazatlán, donde reside.

Con una lucidez impresionante, la señora Guadalupe habló para felicitarnos por toda la información que publicamos sobre el Covid-19, que sirve para alertar a la gente.

Felicitó a los columnistas de Noroeste, específicamente, dijo a quien escribe Observatorio (Alejandro Sicairos) y precisó además que la columna del día anterior, el martes 20 de julio, de Aldea 21 (Vladimir Ramírez) era una de las mejores piezas que había leído en mucho tiempo. Efectivamente, ese día, el columnista Vladimir Ramírez publicó un texto titulado “La tercera ola: una pandemia moral”, por demás interesante y certero.

Sin embargo, la señora Acosta también nos reprendió y nos pidió que hagamos más publicidad para los jóvenes, para que ellos también nos lean.

Agradecemos, y nos conmueve enormemente que una lectora se tome el tiempo de levantar el teléfono y comunicarnos su retroalimentación, es realmente gratificante.

Unos días antes nos había escrito por correo electrónico la lectora Bertha Vaudelia Camarena Padilla.

“Estoy muy satisfecha y agradecida por su gran dedicación al periodismo, gracias y felicidades”, nos escribió el 13 de julio.

También nos escribió el lector Francisco Eloy Gómez, quien nos hizo una interesante sugerencia de identificar por colores los encabezados, según cada una de las diversas temáticas que abordamos y hacer que nuestra publicación sea más útil.

Sugerencia que agradecemos.

De manera constante nos llega también otro tipo de contacto con lectores, y es a través de artículos o textos que nos envían para su publicación o para manifestar su interés de colaborar con nosotros a manera de columnistas.

Ese tipo de contacto es casi siempre por correo. Cuando ya viene el texto incluido y la persona se identifica por completo se valora para su publicación como carta de lector, y si pide colaborar como articulista, lo primero que hacemos es pedirle su currículum, pues los columnistas son usualmente personas con cierto tipo de experiencia, preparación, etc.

Otros de los canales más recientes o que agregamos en los últimos años para contacto con lectores es, por supuesto, la mensajería de redes sociales, principalmente de Facebook, y también por WhatsApp.

Por estos medios, últimamente para lo que más nos contactan es para pedirnos información del Covid-19 en el renglón de la vacunación. La gente nos pregunta sobre fechas, lugares y datos en general de dónde estarán vacunando y la mecánica de los certificados de vacunación.

A todos tratamos de responderles de la manera más rápida y eficiente.

Por supuesto, a través de estos canales también nos contactan mucho los suscriptores para pedir información no solo de su ejemplar impreso, sino también de cómo suscribirse a la edición digital de Noroeste o cómo manejar algunos aspectos de ésta.

Y, cómo no, por esos mismos canales nos hacen llegar información que quieren que verifiquemos para publicar, ya sea de historias de personas, denuncias o hechos.

A todo, todo, le damos seguimiento, es nuestra responsabilidad y lo hacemos con gusto y una gran satisfacción de mantener esa simbiosis con nuestros lectores.

Hoy no queremos cerrar este espacio antes de ofrecer una disculpa a nuestros lectores de la columna Éthos que se publica de lunes a sábado en nuestras páginas de Opinión, y por supuesto a su autor, nuestro colaborador Rodolfo Díaz Fonseca.

La disculpa es porque en el ejemplar impreso del martes 3 de agosto, titulada Espíritu crítico, no se publicó la última línea del texto y la pieza salió incompleta.

Lo peor es que, como en casi todas las columnas, el remate del texto es de lo más importante, y en esta columna en especial es usualmente una pregunta que se plantea a los lectores, por lo que la colaboración mutilada es aún más dolorosa.

La pregunta que ahí se planteaba al final era “¿Privilegio el espíritu crítico?”.

Aunque en la edición digital de Noroeste sí apareció completa, no fue así en el ejemplar impreso. Una disculpa para los lectores y para nuestro colaborador.