Informar sobre suicidios: prudencia ética ante todo

    La forma en que los medios de comunicación presentamos el hecho, importa y mucho: por ejemplo, no se debe dar una descripción detallada del procedimiento o el método del suicidio, puesto que los expertos señalan que esto alienta a personas vulnerables a imitar o intentar imitar el hecho.

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    Dicen los expertos que esta época de invierno, de post fiestas y de inicio de un nuevo año es una de las más riesgosas para la tristeza y la depresión. Lo cierto es que la inestabilidad emocional en la actualidad ya es permanente, sin duda la salud mental es un tema actual y como medio estamos obligados a abordarlo.

    Dentro de este apartado hay uno por demás delicado y cada cierto tiempo nos enfrentamos a ello: el tema del suicidio.

    Hace varias semanas, el último día de noviembre para ser exactos, publicamos una nota un tanto inusual relacionada con este tema. Inusual por publicarla, pero también inusual el hecho en sí, pues fue en las instalaciones de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

    La titulamos: “Joven se arroja de segundo piso en la UAS; Rector lo reporta fuera de peligro”, y lo hicimos ya con la versión del Rector, pues fue la propia Universidad la que informó el hecho.

    Tal como lo marcan los Manuales de Estilo y de Ética periodística, no dimos mayores detalles, excepto que ocurrió y que el joven se encontraba ya fuera de peligro.

    De hecho, en redes sociales circularon videos relacionados con el hecho, que por supuesto nosotros evitamos difundir. Ilustramos el texto solo con una foto general de la preparatoria donde ocurrió el suceso y redactamos una nota breve.

    En el Consultorio Ético, de la Fundación Gabo, se trata ampliamente y en varios artículos el tema de cómo abordar desde los medios los sucesos relacionados con suicidios.

    “En general la mayoría de los manuales de ética periodística aconsejan evitar dar muchos detalles en los casos de suicidio teniendo en cuenta que varios estudios corroboran que cuando hay noticias destacadas y detalladas sobre ellos, a veces esas publicaciones coinciden con incrementos en las tasas de suicidio. No sobra entonces la prudencia”, dice la especialista Yolanda Ruiz al responder a una pregunta planteada.

    Y recalca que, dependiendo de cada caso, de las circunstancias, de si es o no un personaje destacado, el periodista debe revisar detalladamente con su editor para saber qué información se debe ventilar y cuándo debe “dejarla de lado por prudencia ética”.

    La misma Fundación Gabo publicó un artículo titulado “Cuando el suicidio es noticia, a informar con cuidado”, donde reúne varias respuestas otorgadas por el maestro Javier Darío Restrepo en el Consultorio Ético.

    “Los manuales de estilo recomiendan la cautela al informar sobre suicidios por cuanto una información sensacionalista o sin cuidado puede llegar a estimular a potenciales suicidas”, establece de entrada.

    “Habría que agregar la posibilidad de que la información sea irrespetuosa u ofensiva para los parientes de la víctima y para la víctima misma”.

    Y ahonda en lo que llama “la conciencia del poder de la información”, que es una dimensión poco visible del poder del periodista en el sentido de que “su información influye en el interior de las personas: consuela, da esperanza, estimula, empodera. O por el contrario: amarga, crea desesperanza, desalienta o acompleja. Lo uno o lo otro dependen del periodista, de su intencionalidad al informar y del sabio uso de los recursos técnicos. Esta es otra clave: informe para servir, para ayudar a los afectados por el suicidio de alguien”.

    Y ahí está la clave de decidir qué y cómo se publica acerca de un suicidio o intento de suicidio, si se hace para alertar o se hace para promover, pues ciertamente está documentado en estudios serios lo que los expertos llamaron “contagio de suicidio”, y aquí los medios tenemos una alta responsabilidad en cómo tratamos las notas sobre este tema, pues no se debe llegar al morbo, exaltando detalles, ni se puede caer en la romantización del suicidio, al presentar historias de suicidas como si realizaran actos heroicos.

    La forma en que los medios de comunicación presentamos el hecho, importa y mucho: por ejemplo, no se debe dar una descripción detallada del procedimiento o el método del suicidio, puesto que los expertos señalan que esto alienta a personas vulnerables a imitar o intentar imitar el hecho.

    “La práctica más sabia sobre la difusión de estas noticias indica que se las debe despojar de todo elemento espectacular y llamativo, y reducirlas a un dato escueto y respetuoso del dolor de los parientes y amigos del muerto”, señala Restrepo en el Consultorio Ético.

    “Vuelve una norma repetida en este consultorio sobre el deber de contar todo lo que es útil para la sociedad, y la obligación de cuidar la forma de contar, a fin de prevenir posibles daños. El asunto es, pues, de técnica y de ética, de habilidades y de actitudes”.

    Como ya se señaló, casi todo los manuales de estilo o códigos de ética de los medios serios y profesionales destacan el manejo de notas relacionadas con suicidios.

    El del diario El País, de España, es contundente: “Los suicidios deberán publicarse solamente cuando se trate de personas de relevancia o supongan un hecho social de interés general”.

    El Manual de Estilo y ética periodística de La Nación, de Buenos Aires, dice: “No se han de ocultar las noticias sobre suicidios, pero se evitará la difusión de detalles macabros, en la medida en que no sean necesarios para que la información tenga sentido, esté bien calibrada y quede completa”.

    Mientras que el Manual de Estilo y Redacción de El Colombiano, de Medellín, precisa: “Las informaciones sobre suicidios se tratarán con la máxima delicadeza para evitar daños a la fama de las personas, por consideración a la familia de la víctima y para evitar que el ejemplo cunda”.

    Y en el Manual de redacción de El Deber, diario boliviano, se aborda de una manera más amplia: “En general las noticias sobre suicidios consumados o frustrados debe limitarse a notas breves que solo contengan la información esencial. Hay que evitar toda especulación sobre las causas del suicidio o del intento de suicidio que, en la mayoría de los casos, son personalísimas y complejas. La nota, más bien, puede mencionar las opciones de asistencia profesional disponibles para quienes sufren de depresión o tienen tendencias suicidas. No olvidemos nuestro deber de dispensar el máximo respeto a la intimidad de los familiares y amigos del sujeto”.

    Por supuesto, el Código de Ética de Noroeste, en el capítulo titulado “El amarillismo”, también incluye el tema y precisa: “No publicar información de hechos que exploten el morbo (notas de suicidios, amenazas de bomba...), a menos de que sea imprescindible por la relevancia del personaje”.

    En sí, cada caso de suicidio o intento de suicidio debe y se analiza a conciencia antes de decidir su publicación y la manera en que se publica.

    En la actualidad, con tanta preponderancia de la salud mental, no se puede evitar el tema, pero sí se debe abordar con cautela, con una intención de un servicio a la sociedad alertando sobre un problema o fenómeno que está ocurriendo.

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