En Palacio Nacional siempre hay una guerra por pelear, un enemigo escondido, hipócrita, traidor, mentiroso o ladrón. Siempre hay un tema, un objetivo, todo para mantener al público cautivo o expectante.
Aunque a veces, los proyectos para mantener el interés público no funcionen como se esperaba, como el de la consulta para enjuiciar a los ex presidentes.
Bueno, entonces se le vuelve echar la culpa a los enemigos invisibles de echar a perder lo que parecía una buena idea, el caso es siempre tener la razón y, los otros, la culpa.
Ahora el tema que regresa a la palestra es el de la revocación de mandato, esa extraña idea del Presidente Andrés Manuel López Obrador de preguntarle al pueblo si quiere que siga en el poder o si se regresa a su casa.
En realidad, el Presidente lo que quiere es volver a sentir ese cariño abrumador que recibió en el 2018, cuando la mayor parte del electorado mexicano acudió a las urnas para darle un sólido canillazo para que se convirtiera en nuestro Presidente.
El asunto es que nos cuenta el Instituto Nacional Electoral que realizar la mentada consulta costaría entre 4 mil o 5 mil millones de pesos, un costo demasiado alto solo para que el Presidente siente que todavía es querido.
El asunto es que si pasa lo que sucedió con la consulta para enjuiciar a los ex presidentes, cuando prácticamente nadie fue a votar, ni siquiera él, entonces se va a armar la gorda.
Imaginen si el electorado se rehúsa a asistir en el número necesario a las urnas, entonces habremos gastado una fortuna para nada, y nuestro querido Presidente quedará sumamente sentido.
Lo mejor sería cancelar la dichosa consulta y dedicar esa enorme cantidad de dinero al combate a la inseguridad, a la pobreza extrema o a cualquier otra actividad que seguramente le dará más felicidad a la ciudadanía y esto redituará en el cariño que equivocadamente anda buscando AMLO en las urnas.
Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.
