Ya hemos advertido antes sobre cómo el narcotráfico y el crimen organizado han permeado a nuestra clase política antes y las repercusiones que hay, y hemos visto.
Sin embargo también existe el riesgo cuando, siendo autoridad, se es omiso, y no sólo hablando de algún nivel de complicidad, sino del miedo que pueda invocar el solo hecho de estar en la mira por rascarle poquito a asuntos del narco.
Ayer la Fiscalía General de la República anunció una nueva serie de hallazgos y avances sobre el caso del asesinato del ex Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Héctor Melesio Cuén Ojeda, y del secuestro de Ismael Zambada García, “El Mayo”, tras una supuesta reunión en Huertos del Pedregal, ese complejo de fincas campestres ubicado a la salida norponiente de la ciudad.
La FGR halló más elementos incluso para ratificar investigaciones ministeriales y policiacas que existen por las presuntas responsabilidades penales y administrativas de policías, ministerios públicos, peritos y personal diverso de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa.
El documento de la FGE señala abiertamente que han investigado “exhaustivamente” a algunos elementos por su “participación en el caso de la muerte” de Cuén Ojeda.
Y hablando de quienes se niegan a hacer su trabajo, por cualquier situación como miedo o algún tipo de complicidad, la FGR también acusó qué un Juez Federal de Culiacán se ha negado a conocer y determinar la aprehensión de los responsables de este caso, por lo que el Ministerio Público de la Federación presentará en los próximos días, ante un Juez alternativo, todas las pruebas y diligencias que son procedentes.
Esa es la consecuencia de jugar con fuego.