El arresto de unos periodistas en Mazatlán por elementos de la Policía Municipal desató una ola de indignación en el gremio periodístico y provocó un debate entre los defensores de la libertad de expresión y los defensores del límite del ejercicio periodístico.
Los periodistas fueron detenidos por grabar el arresto de unos jóvenes surfistas, a los que se les había señalado en repetidas ocasiones que las playas estaban cerradas, debido a las condiciones del oleaje, apenas un día después del paso del Huracán Pamela.
El asunto es polémico desde su origen, ya que las marejadas son el mejor momento para que los surfistas encuentren las olas ideales para practicar su deporte.
Sin embargo, los policías se ven obligados a impedir que los surfistas entren al mar, ya que su obligación es garantizar la seguridad de todas las personas.
La polémica comienza cuando nos preguntamos si los policías tienen el derecho a impedir que los surfistas practiquen su deporte cuando ellos lo decidan, aún si se están arriesgando.
Después viene el arresto y con ello la polémica se desata cuando los policías intentan impedir que unos periodistas graben la detención.
¿Hasta dónde pueden impedir los policías el trabajo periodístico? Una detención en la vía pública es deber de los periodistas documentarla y los policías no deben impedir ese ejercicio periodístico.
La detención de unos surfistas que solo querían practicar su deporte favorito se convirtió en un abuso de autoridad por parte de los policías que se extendió a un atentado a la libertad de informar.
Los periodistas presentaron ayer una denuncia que deberá tener el seguimiento adecuado por parte de la autoridad.
Coincidimos con la condena que emite el colectivo Periodistas por La Paz y la Libertad de Expresión.
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