Seguimos parados en el mismo sitio desde que comenzó la pandemia, la incertidumbre continúa siendo lo único cierto, nos debatimos entre avanzar o retroceder, entre encerrarnos en casa o no hacerlo.
Y cuando pensábamos que todo iba bien, que había pasado lo peor de la pandemia arriba a México una nueva variedad del virus, Ómicron, y en unos cuantos días el país entero vuelve a hervir con miles de casos, incluso peor que en las primeras olas.
Desde el principio la gran pregunta fue ¿cuándo era el momento adecuado para iniciar un confinamiento?, ¿cuando era seguro salir a la calle?
Cuando decidimos que debíamos confinarnos comenzaron otras interrogantes: ¿Qué actividades deberían parar?, ¿por cuánto tiempo?, ¿qué personas podían seguir en las calles?
Y después de casi dos años de interrogantes, las preguntas siguen en el aire, las autoridades todavía no tienen claro qué decisiones deben de tomar y las implicaciones que podrían tener sus razonamientos.
Culiacán tiene eventos masivos en puerta que nos hacen preguntarnos por las restricciones sanitarias, la Expo Agro 2022 está lista para celebrarse en febrero, pero los casos de nuevos contagios siguen escalando.
Por lo pronto, el Gobernador Rubén Rocha Moya ha explicado que esperarán hasta que se acerquen las fechas para decidir si se realiza un evento de esa magnitud, teniendo en cuenta la situación de la pandemia en esos momentos.
Pero ningún evento más masivo en Sinaloa que el Carnaval de Mazatlán, ese espectáculo callejero y de estadios llenos que puede movilizar a más de un millón de personas en sus seis días de fiesta.
Cerrarlo implica pérdidas millonarias para los mazatlecos y para todo Sinaloa, abrirlo un riesgo de implicaciones insospechadas.
Lo único cierto es que a estas alturas de la pandemia seguimos con más preguntas que respuestas.
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