"A levantar a Sinaloa"

En septiembre de 1985 la Ciudad de México fue sacudida por un potente terremoto que quedó en la memoria de todos los mexicanos.

Esa vez, ante la impavidez oficial, los ciudadanos olvidaron escrúpulos ridículos y se unieron en una sola causa, rescatar a cuantos se pudiera.

La solidaridad no fue una palabra hueca salida de la boca de algún gobernante, fue acción codo a codo y mano a mano desde todos los rincones del país.

A 32 años, la tragedia tiene una repetición y la solidaridad, esta vez aunada a un protocolo de seguridad y un organismo de Protección Civil, se replica en la mayoría de los mexicanos.

Esa celeridad de los mexicanos para reaccionar ante los embates naturales se ha replicado en Sinaloa, entidad donde su capital está reconocida como la que más generosidad presentan sus habitantes.

Huracanes han azotado siempre, todo sinaloense de la costa y más allá sabe lo que es ese monstruo ululante y destructor.

Sinaloa, de norte a sur, ha sufrido esa furia devastadora y, siempre, se ha levantado con más brío, esta vez los habitantes del centro y norte están viviendo penurias por una tormenta que salió de la nada en medio del Golfo de California, una tormenta que torció los pronósticos de los meteorólogos y pegó donde no la esperaban.

Toca buscar responsables de omisiones, es verdad, pero es más urgente ayudar a recuperar la vida normal de esas personas que están en situación de damnificadas.

No es un juego ver imágenes de personas cargando alguna pertenencia con el agua hasta el pecho, niños que no saben si van a comer hoy, hombres que esperan para poder reanudad sus labores cotidianas.

Sinaloa está golpeado, pero no abatido.

El sur esta vez ha pasado indemne la temporada de huracanes, hay que solidarizarse con los recios ciudadanos del norte.

No es con falsas consignas como podemos ayudar, cualquier ayuda en especie o en efectivo es de crucial importancia.

Es hora de dar la mano.