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"Observatorio"

"Alcaldes, frente al ideario AMLO"

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OBSERVATORIO

    ¿Quo vadis con la 4-T en Sinaloa?
     
     
     
     
    Algo de la limpia que los pueblos indígenas le practicaron a Andrés Manuel López Obrador les debería llegar a los alcaldes del Movimiento Regeneración Nacional en Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, Luis Guillermo Benítez Torres en Mazatlán y Manuel Guillermo Chapman Moreno en Ahome. Algo, antes de que la mayoría de Morena en el Congreso se vea forzada a quitarle el cargo a uno de ellos, por delitos que ameritan juicio de procedencia.
    Chapman se ubica por lo pronto en lo más alto del juiciómetro político debido a la denuncia por amenazas de muerte que interpuso en su contra la Síndico Procuradora de Ahome, Angelina Valenzuela Benites; “El Químico” comprobó que lo estrictamente legal no es en automático lo más popular y Estrada Ferreiro certifica que la Cuarta Transformación no entra en mentalidad irreformable.
    Al rendir protesta López Obrador como Presidente de México, el sábado primero de diciembre se cumplió un mes de que los presidentes municipales de Morena asumieron sus cargos. Ineludible la tentación por adelantar el balance que se acostumbra al llegar a los cien días, pues vale a manera de precaución resaltar ya sus dislates.
    ¿Qué está pasando con el cambio verdadero en Sinaloa? Es urgente que los actores que por capacidad o por accidente accedieron a cargos de elección popular realicen una pausa en el infundado triunfalismo que no cesa y reflexionen, con autocrítica y responsabilidad social, si el camino que han tomado es el correcto. Ni siquiera la ruidosa instigación social que acompaña la consumación de algunas vendettas justificará ante los tribunales el uso faccioso de las instituciones.
    Los morenistas que ejercen el poder en Sinaloa están obligados a ponerle excesiva atención y ceñirse a la regla que AMLO definió en su discurso de toma de posesión. “Si mi esposa o mis hijos cometen un delito deberán ser juzgados; yo sólo respondo por mi hijo Jesús por ser menor de edad”. Al descifrar tal designio nunca se podrán decir traicionados por su Presidente al ir rumbo al banquillo de los acusados.
    En Ahome, “Billy” Chapman pretende instalar un mandato que a pesar de emanar de la Constitución marca cada vez mayor separación del precepto legal. Los ataques a la libertad de expresión al grado de usar la fuerza de gorilas municipales contra reporteros que le cubren la agenda y la instalación del silencio por decreto respecto a su gobierno, constituyen signos de alarma. Son, en pocas palabras, prefacio del autoritarismo.
    Sin embargo, el hecho de que lo acusen de proferir amenazas de muerte, que la denunciante sea una mujer, que además es la Síndico Procurador, es una cuestión seria que lo pone a poca distancia de la facultad del Congreso para quitarle el cargo y sea puesto a disposición de las autoridades competentes.
    Champan, “El Químico” y Estrada están haciendo que Sinaloa se vea mal de cara a lo que AMLO proclamó el sábado. Con la decisión de cortarle el servicio de agua al estadio y suspender un juego de “Venados de Mazatlán”, Luis Guillermo Benítez se metió con una afición que le es más leal al beis que a cualquier político. Esa no es la imagen que López Obrador quiere para sus correligionarios cuando éstos se vean en el espejo de la 4-T.
    De Estrada Ferreiro pareciera ocioso insistir aquí de aquello que la sociedad culiacanense le recrimina a diario. Ayer incurrió en la redundante megalomanía de usar recursos públicos y emblemas municipales para publicitar su servilismo a AMLO, como en las mejores épocas del priismo  lamebotas.
    ¿Qué tipo de rituales deberían utilizar los médicos de los pueblos originales para librar a Sinaloa de los desatinos de los alcaldes de Morena? No importa. La 63 Legislatura sabrá con cuál medicina curar el autoritarismo.
     
    Re-verso
    Ni los hongos alucinógenos,
    La albahaca, el copal, ni nada,
    Curan los estilos patógenos,
    De Billy, El Químico y Estrada.
     
    La buena y la mala
    A los ex servidores públicos que durante el sexenio de Mario López Valdez saquearon las finanzas estatales, López Obrador les dio una buena y una mala. La que les cae bien: “no habrá persecución a los funcionarios del pasado”. Y la patada en el estómago: “que las autoridades encargadas dicten en absoluta libertad la justicia pendiente”.
     

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