|
"Opinión"

"AMLO y el Químico"

""
19/07/2019

    Arturo Santamaría Gómez

    Es difícil creer que un político como Andrés Manuel López Obrador, quien tuvo el inmenso talento y una incomparable persistencia para construir un partido y llegar al poder, ya en el gobierno, sus virtudes se convirtieran en necedad y sordera para gobernar. Lo que fue bueno para oponerse y criticar a los gobiernos anteriores pasó a ser malo para gobernar asertivamente.

    Muy pocas veces podremos ver como la personalidad de un individuo se convierte en política de gobierno. Con AMLO eso parece pasar. Su manera de ser, más que su ideología, impregna su estilo, programa de gobierno y toma de decisiones día a día.
    Construyó un movimiento electoral exitoso en un tiempo extraordinariamente reducido, y en otro tiempo aun más reducido está minando, ya como gobierno, un inmenso capital político.
    No hay semana en que no aparezca un conflicto o él mismo lo genere. Es muy cierto que pretende construir un régimen diferente, y eso en sí produce cataclismos, pero la manera en que piensa, dice y ejecuta las cosas lo mete en embrollos constantes.
    Es innegable que hay una enorme resistencia, más ideológica que política, más social que partidaria, y más mediática que de acción ciudadana, sobre todo de las clases medias, a las propuestas de AMLO y Morena; pero al margen de eso, que es inevitable en todo sistema de competencia política, lo cierto es que AMLO y su movimiento-partido cometen error tras error, sin negar que han concretado aciertos importantes. Sin embargo, los errores siempre se notan más que los aciertos.
    Y son precisamente los aciertos, como el combate a la corrupción, la austeridad personal y la comunicación social con las mayorías, sin olvidar las enormes simpatías que le brindan los programas de asistencia social, lo que mantienen la popularidad de López Obrador muy en alto. A pesar de sus visibles y constantes errores él, el Peje, el hombre de Macuspana, AMLO, es el que sostiene la popularidad y la viabilidad de Morena, por lo menos a corto plazo. Aunque si entramos en una recesión económica abierta y declarada, las cosas podrían cambiar rápidamente.
    Donde ni los milagros obradoristas ayudan es en los gobiernos locales de Morena en muchas partes del país. En Sinaloa tenemos, quizá, los peores ejemplos.
    En Mazatlán, particularmente, el gobierno de Guillermo Benítez recibió la menos mala de las evaluaciones de una encuestadora: no llegó ni al 50 por ciento de aprobación, aunque el Alcalde mazatleco la festinó como la mejor de los presidentes municipales con el sello moreno.
    El “Químico” Benítez no tan sólo fue uno de los fundadores de Morena, sino que fue un incansable militante de su organización cuando ésta tenía una presencia prácticamente nula en el puerto y en el conjunto del estado. Iba y venía a la Ciudad de México para asistir a las reuniones de Morena cuando las finanzas partidarias eran casi inexistentes. Sospecho que muchos gastos los sufragó con su bolsillo. Esto último, por cierto, nada extraño, en las viejas organizaciones de izquierda mexicanas anteriores a Morena y al PRD, y también algo muy común en el viejo PAN: los militantes sostenían a las organizaciones sin ninguna ayuda de gobierno. El “Químico” estuvo en las buenas y en las malas, más malas que buenas antes de 2018, con AMLO en la construcción de Morena. Es cierto que excluyó, y no siempre de la mejor manera, a luchadores honestos y con una larga trayectoria, pero a final de cuentas, se sostuvo firmemente y realizó una campaña agotadora que le ayudó a ganar la Presidencia Municipal.
    Pero ya en el poder todo empezó a cambiar rápidamente. Para empezar, relegó casi a la totalidad de los morenistas locales y formó su gobierno en la mayoría de los casos con gente de nivel mediocre y antecedentes ideológicos totalmente lejanos a Morena. Permitió que decenas de familiares de su compañera sentimental entraran a la nómina gubernamental. Y, ahora, ante las críticas periodísticas, comete el gravísimo e insensato error de buscar intimidarlos. Es decir, el “Químico” está haciendo todo lo contrario por lo que han luchado la inmensa mayoría de los miembros de Morena, y por lo que luchó decenas de años la vieja izquierda mexicana. Es más, el “Químico” está haciendo en el poder todo lo contrario de lo que hizo antes de llegar a él. ¿El poder lo cambió, o eso es lo que quería en sus sueños de llegar a él?
    Así no, “Químico”; estás cavando tu propia tumba política y la de Morena en Mazatlán.
    Posdata:
    Me escriben unas señoras muy comprometidas con su pequeña comunidad: Palos Verdes, en el municipio de El Rosario. Además de ser estupendas cocineras y defensoras del medio ambiente del área de Monte Mojino, quieren una buena educación para los niños de su ejido. Se quejan de cuentas poco claras y decisiones equivocadas, así como de mala atención de los encargados del sector educativo que les corresponde: Armando Villa y Rosalba Pulido. Me dicen que estos funcionarios gastan el dinero de la escuela en cosas innecesarias. Me piden que a través de este medio se lo haga saber al Secretario de Educación Pública, Juan Alfonso Mejía. Ahí tiene usted, Doctor, la queja y la invitación. Créame, que la gente de Palos Verdes es gente muy trabajadora, honesta y comprometida con su comunidad.
    santamar24@hotmail.com

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!