"Bajo..."

Rosario Robles Berlanga, la mujer que hace algunas décadas se convirtió en la estrella política de la izquierda mexicana, ha pasado de la gloria a la antesala del infierno.

Economista egresada de la Universidad Autónoma de México y con estudios de maestría en Desarrollo Rural en la Universidad Autónoma de México, inició su vida política dentro del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de México y fue fundadora del Partido de la Revolución Democrática (PRD), al lado de verdaderos figurones, tales como los ex priistas Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador y de gente genuina de la izquierda mexicana, como son los casos de Heberto Castillo y Gilberto Rincón Gallardo, entre otros. Un verdadero trabuco que nunca logró cuajar.

Bajo la divisa del llamado partido del sol azteca, Robles Berlanga, por la vía plurinominal, llegó a convertirse en Diputada federal dentro de la 56 Legislatura (1994-1997) y de ahí, transitó a la Secretaría de Gobierno del Distrito Federal (1997-1999) dentro de la administración comandada por el entonces Jefe de Gobierno, ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, al cual sustituyó cuando Cárdenas se fue a contender por la Presidencia de la República.

De esa manera, Rosario Robles se convirtió en la primera mujer en ocupar la Jefatura de Gobierno (1999-2000) y dos años después, se montó en la presidencia del PRD, y desde ahí, impulsó a la Jefatura de Gobierno al propio Andrés Manuel López Obrador.

Mas menos, lo referido es una píldora biográfica de la carrera política de Rosario Robles, dentro de la cual, como Jefa de Gobierno, también se vio envuelta en un caso de corrupción, protagonizado, en plan de corruptor, por su entonces pareja sentimental, el constructor argentino Carlos Ahumada, lo que por cierto, llevó a la cárcel a René Bejarano, esposo de la hoy Diputada Dolores Padierna, acérrima adversaria de Rosario y tía del juez de control que consiguió la orden de encarcelamiento precautorio de ésta.

Las infaltables desavenencias de la izquierda partidista mexicana, alejaron a Robles del PRD y en el año 2012 dio la sorpresa apareciendo dentro del gabinete del priista Enrique Peña Nieto ocupando la cartera de la Secretaría de Desarrollo Social, luego la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano de México y de ahí, al despeñadero, confinada a una celda del penal de Santa Marta Acatitla, bajo la figura de prisión preventiva al ser vinculada a proceso por la llamada “estafa maestra” a través de la cual, se saquearon miles de millones de pesos del erario en perjuicio de la población marginada.

Tal vez muchos celebren el hecho de que Rosario Robles esté presa como consecuencia de una medida cautelar. A mí la verdad, no me alienta tanto, al contrario, me preocupa que el nuevo código penal esté plagado de discrecionalidad en cuanto a su aplicación y que se deje de lado el espíritu que le dio vida: la presunción de inocencia del probable responsable de un delito y la posibilidad de que se defienda jurídicamente gozando de nuestra libertad.
Hasta antes del nuevo sistema penal de nuestro país, una persona podía esperar por años dentro de la cárcel la sentencia de su conjetural responsabilidad y en no pocas ocasiones, resultaba inocente.

Se suponía que esa situación terminaría, pero la ampliación del catálogo de medidas cautelares, dentro de la cual, se considera la prisión preventiva nos está regresando al estatus anterior, ya que se dicta bajo un criterio discrecional de los llamados jueces de control, como fue el caso de Rosario Robles, quien se presentó de manera voluntaria a enfrentar las imputaciones en su contra y pese a ello, el juez de control consideró que se corría el riesgo de que la indiciada evadiera la justicia.

Bajo ese manto de discrecionalidad jurídica cualquiera de nosotros puede ser confinado en la cárcel por la simple percepción o mala leche de un juzgador que considere que trataremos de evadir la justicia. ¡Buen día!