|
"OPINIÓN"

"Carta abierta a quienes no vacunan"

""

    Estimados padres de familia:

    Me dirijo a ti, papá, mamá, que has decidido no vacunar a tu hijo. Primero permíteme decir que entiendo el porqué. Todos queremos lo mejor para nuestros hijos. Y en la era de las redes sociales, internet y exceso de información sin censura, es fácil que surjan dudas. Que si tienen químicos, que si producen efectos secundarios, que si causan autismo, que si contienen mercurio, que si están hechos con restos fetales, que si son “una bomba” para el sistema inmune de un bebé. Pero más que despejar dudas en estos pocos párrafos, y debido a la noticia reciente sobre cuatro casos de sarampión en México (1), quiero abrir las puertas al diálogo.

    Los pediatras podemos sentir frustración al saber que a un niño le faltan sus vacunas. Algunos llegan a “despedir” a los pacientes que las rechazan. Les dicen que ya no los van a atender. Es una forma de tratar de obligarlos, y de demostrar que se está en completo desacuerdo con esa decisión. Entiendo su punto de vista. 

    En algún lugar leí el comentario de un cardiólogo que criticaba los pediatras que tomaban esa conducta. Él hacía la analogía con sus pacientes. El cardiólogo recomienda a sus pacientes que adelgacen, que hagan ejercicio, etc. Cuando un paciente no le hace caso, y sube de peso y no hace ejercicio, él no lo “despide” y lo sigue tratando. Dicho doctor acusaba a los pediatras de ser débiles por no atender a pacientes que tomaban decisiones que podrían considerarse incorrectas (refiriéndose a no ponerle las vacunas a sus hijos). También entiendo su punto de vista.

    Pero creo que a la analogía del cardiólogo le falta la perspectiva de la salud pública. En su ejemplo, el paciente que tiene hábitos poco saludables (comer mucho, no hacer ejercicio) se estaría poniendo en riesgo cardiovascular. Ojo, él se estaría poniendo en riesgo. En el caso de los padres que deciden no vacunar a sus hijos no sólo ponen en riesgo al pequeño, sino a las personas vulnerables que están cerca de ellos. Es un punto de vista que no toma en cuenta la contagiosidad de estas enfermedades (una persona con sarampión puede llegar a infectar a más de 15 personas susceptibles) y la inmunidad en rebaño (la protección que puede brindarle una población vacunada a alguien que no se puede vacunar, por ejemplo, un niño con cáncer). 

    El rechazo a las vacunas, por lo general, se debe a anécdotas o a información mal fundamentada. Pero entiendo que el sentimiento personal del papá o la mamá puede variar. A algunos les puede preocupar que no sean “naturales” o que contengan sustancias tóxicas. A otros, que se asocien a alguna enfermedad que tuvo un familiar. A otros les puede molestar la imposición por parte de las autoridades sanitarias. Y por eso, he decidido no “despedir” a mis pacientes. Al contrario, quiero recibirlos y despejar sus dudas. Orientarlos hacia información válida, fiable. Si no lo logro un día, tal vez en la siguiente consulta lo haga. 

    Que quede claro, la vacunación es una de las mejores intervenciones preventivas con las que contamos y previene la muerte de más de 3 millones de niños al año. Si tienes preguntas al respecto, por favor, no entres a Facebook o a Google a resolver tus dudas. Danos la oportunidad de dialogar. A final de cuentas, como pediatra, también quiero ofrecerle lo mejor a tus hijos. 

     

    1. Organización Panamericana de la Salud / O.M.S. Boletín Epidemiológico: Sarampión. 16 Marzo 2018, Washington, D.C.: PAHO/WHO; 2018.

     

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!