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"Opinión"

"Chairos contra Fifís"

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    A mis amig@s Chair@s y Fifís
     
     
    Para que las siguientes líneas tengan el efecto previsto, lea en voz alta el texto, tratando de imitar el tono del anunciador de las peleas de lucha libre en la Arena México. La cosa sería más o menos así:
    “Caminaraaaaaaaaaaaaaaán por esta y otras tres avenidas, sin líííííííííííímite de tiempooo. En la esquina roja, un poco desperdigados por todos los alrededores desde donde arrancarán, vistiendo camisetas con el Ché y otros personajes estampados, pantalón de algodón o mezclilla holgado, chamarra verde olivo, beige o negra repleta de bolsillos, zapatos de marca poco comercial, pelo suelto y alborotado, mochila de manta o cuero, pulseras de distintos tipos y alguna que otra correa en el cuello, ¡tenemos al bando de los rudos, rudísimos, loooooosssssss Chaaaaaaaiiiiirooooosssssssss! ¡Aplauso fuerte para ellos!!! Y en esta otra esquina, ubicada en Paseo de la Reforma y Eje dos poniente, rodeando al Ángel de la Independencia, perfumadíííísimos y vestidos con ropa negra, zapatos nuevos especiales para caminata, lentes Gucci, Coach y RayBan, gorra dry fit Nike, Puma o Adidas, Applewatch o Tissot de acero, tenemos a los finííííííííísimooooos Fiiiiiiiiiifíííísssss. ¡Les pido también un aplauso para ellos!”.
    Una vez que el presentador anunció a los contrincantes, a continuación, el referee explicará las reglas bajo las que se llevará a cabo la marcha. Para el caso, basta con que un representante de cada uno de los bandos se pare al lado del referee y escuche con atención lo que éste diga. Las instrucciones serían más o menos estas:
    “Señores, quiero una marcha limpia. No se valen los golpes bajos, es decir, la descalificación al bando contrario mediante consignas que vayan en contra de la dignidad, la integridad moral o las creencias religiosas. Se descalificará y pedirá que se retire inmediatamente de la marcha a quien porte pancartas que promuevan el racismo, cualquier clase de fobia, inciten a la violencia, la fractura social, el odio y el resentimiento. Tampoco es válido utilizar a las personas como medios para llevar a cabo las proclamas; esto quiere decir que no está permitido que los niños, ancianos o personas con alguna discapacidad lancen consignas al aire que no comprenden o que no estaban interesados en decir. Recuerden que la marcha es un mecanismo útil para el fortalecimiento de la vida en democracia, siempre y cuando la utilicemos como es debido, es decir, si marchamos de manera ordenada, respetuosa, sin generar daños a los bienes públicos y la propiedad privada, ni paralizar la movilidad del resto de ciudadanos que decidieron no acudir a ella. ¿Queda claro? Les deseo mucha suerte para que puedan expresarse y reivindicar sus anhelos lo mejor posible”. Como el referee tiene que ser imparcial, no puede decir lo que se acostumbra en toda pelea: “Que gane el mejor”, porque las marchas, en principio, no deberían ser uno de esos pleitos que se dan arriba del ring. Para no perder el hilo de la trama de la presentación de la pelea, después retomo esta idea del tipo de pleito que puede representar una marcha.
    Presentados los bandos caminantes, el grupo de comentaristas, esta vez animado por el súperchamp, Julio César Chávez, procedería a adelantar algún pronóstico en función del aspecto físico y trayectoria de Fifís y Chairos. Sin duda, el buen Chávez diría algo así:
    “Carlitos, ¡estoy nerviudo! Los Fifís están como te gustan Carlitos, ¡mamaditos! Mira al de la cartulinita blanca; déjame leerte lo que dice: ‘hay cosas que el dinero no puede comprar, como un presidente capaz. Para todo lo demás existe mastercard’. ¡Qué tal Carlitos!, aquí hay tiro Carlitos, ¡hay tiroooo! Definitivamente súperchamp, los caminantes lucen bastante bien preparados para la marcha, especialmente los Fifís, mira qué pancartas tan bien hechas, tan bien escritas, hasta parece que las mandaron a hacer con diseñadores; y en lo físico qué te digo michamp, lucen fenomenales, bien comidos estos Fifís, cosa que no veo en los Chairos. ¿Y cuál es tu pronóstico Lamasón, cuéntanos ¡lama, lama, lamitaaaaaaa! Lo que veo es una marcha cerrada, donde los puntajes en las tarjetas van a ser de pronóstico reservado...”.
    Mientras tanto, los vendedores hacen su agosto, especialmente en la esquina donde se ubican los Chairos. Cerveza en bolsita, cueritos con chile, tostitos preparados, elote desgranado, gatorades y hasta pedialits se venden por menos de quince pesos.
    Ya de regreso en sus esquinas, los caminantes prestos al ding, ding de la campana, con garganta afinada y pancarta en mano, se disponen a reivindicar. La tensión que flota en el aire se disipa con el “diiiing, diiing” de la campana que indica que llegó el momento de caminar.
    Una marcha que deriva en pelea, o que atiza el sentimiento de rencor, no tiene ganadores. Todos pierden; los que marchan y quienes no quieren hacerlo. Los desafortunadísimos mensajes mostrados en las pancartas exhibidas durante la “marcha Fifí” son un reflejo claro de la polarización ideológica que existe en este momento en México; el caldo de cultivo para el surgimiento de toda forma de populismo y dictaduras. El repudio expresado no giró únicamente en torno a la suspensión de la construcción del aeropuerto de Texcoco; las proclamas estaban repletas de xenofobia, hostilidad, desprecio, rechazo a la vida concreta del distinto, del lejano, el pobre, y en particular del migrante.
    Cuando las fronteras ideológicas están tan desdibujadas como fue el caso, difícilmente uno puede distinguir entre un Fifí y un Chairo. Tengo amistades excepcionales que por su ideología política y estilo de vida Fifí, como dice Henri Romero, podrían ser miembros de un grupo cerrado que comulga con los ideales del “conservadurismo de derecha, [y] busca mantener sus privilegios en la continuidad de un modelo económico neoliberal”, pero que jamás se hubieran atrevido a decir las barbaridades que se expresaron durante la marcha. Su conservadurismo no les ha obnubilado su humanidad, y no por eso serán “amlovers” o quienes reivindiquen un ingreso básico universal de ciudadanía. También tengo amistades de lujo, que son tan Chairos como Gael García Bernal, que, como refiere el diccionario de español del Colegio de México, “defiende[n] causas sociales y políticas en contra de las ideologías de derecha, pero a la que se [les] atribuye falta de compromiso verdadero con lo que dice[n] defender. Persona que se autosatisface con sus actitudes”. Al igual que en el otro caso, su liberalidad no les vuelve unos libertinos sin escrúpulos ante los cuales debamos de mantener alejad@s a nuestr@s hij@s.
    No es momento para hacer más anchas y profundas las brechas que ahora nos separan. Bastante complejo es sobrellevar la serie de problemas que hoy nos aquejan como para hacerlos más complejos echando leña al fuego del resentimiento. Sigo pensando, como dije en este mismo espacio hace unas semanas en el artículo “Otros altares”, necesitamos repensar el conjunto de valores que nos permiten convivir armónicamente en medio de nuestras diferencias, independientemente que frente al espejo veamos reflejado a un Chairo o a un Fifí.
    @pabloayalae 

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