Jesús Héctor Muñoz Escobar
Mientras el presidente de Estados Unidos decide por la política aislacionista, con la cancelación del Acuerdo Transpacífico y la renegociación o cancelación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, China busca consolidar su liderazgo y papel en la economía mundial. Una de las pruebas de esto fue la asistencia del presidente Xi Jinping al Foro Económico Mundial, la primera vez que un mandatario chino acude a este tipo de reunión a Davos acompañado de una numerosa delegación de empresarios.
China no solo busca consolidar su liderazgo a nivel mundial sino lo está haciendo poco a poco en América Latina, ésta región es importante por dos razones: sus recursos naturales y por el posible mercado para los productos chinos.
Los datos son claros y contundentes, de acuerdo con el estudio de la CEPAL “América Latina y el Caribe y China” elaborado en el 2015, indican que China ya es el segundo principal origen de las importaciones de la región, y el tercer principal destino de sus exportaciones. Entre 2000 y 2014, su participación en las exportaciones regionales pasó del 1% al 9%, mientras su participación en las importaciones pasó de poco más del 2% al 16%. De este modo, en 2014 China y la Unión Europea (UE) tuvieron prácticamente la misma participación en el comercio de bienes de América Latina con el mundo (12,4% y 12,5%, respectivamente). El análisis de la CEPAL concluye que si bien la UE continúa siendo el segundo principal mercado para las exportaciones regionales, detrás de los Estados Unidos, desde 2010 China la desplazó como el segundo principal origen de sus importaciones, también detrás de dicho país.
El dinamismo del comercio en la región es altamente palpable, es común ver a empresarios chinos en las grandes metrópolis Latinoamérica cerrando negocios, o basta checar la procedencia de los productos que tenemos en casa o vestimos, así como es más visibles que los latinos compren carros de las marcas Chery, Foton, Geely y Yangtze y en nuestro país la automotriz china Jac Motors invertiría 4,400 millones de pesos para producir vehículos. Los mayores exportadores latinoamericanos a China son Brasil, Chile y Venezuela, de hecho estos tiene superávit en la balanza con los chinos. En contraste México tiene un déficit comercial con China, por ejemplo en 2014 México exportó a China un 2% mientras importó un 17% del total de ese año. Valdría la pena examinar que tanto puede ganar nuestro país mercado en China en el sector agroalimentario, porque de acuerdo a la OCDE señala que ese país posee el 19% de los habitantes del mundo pero dispone solo del 7% de la tierra cultivable y 6% de las reservas hídricas, lo que supone que la demanda alimentaria no podrá ser cubierta internamente sino que ocupará de exportaciones.
En el caso de nuestro país la cercanía con los Estados Unidos produjo una relación de intercambio dinámica, se habló varias décadas atrás sobre la diversificación de mercado sin embargo creo que es hasta hoy lo hemos tomado con más seriedad a partir del triunfo de Trump. La lección es también para nuestro vecino del norte porque el país asiático es una parte fundamental para América Latina, es el segundo socio comercial detrás del mismo EEUU pero el primer aliado para países como Brasil, Chile y Perú y el segundo de México, Venezuela. Lo que significa el aumento de la influencia de China en la región y una disminución de Estados Unidos. La interrogante es: ¿Está dispuesto EEUU a perder influencia al menos comercial en la región?
Desde luego que no.
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