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"MIS MEMORIAS"

"Constructor de obras religiosas"

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14/08/2018

    Mario Arturo Huerta Sánchez

    Capilla de San José

    Después de presentar el examen de la materia Estructuras de Concreto de la carrera de Ingeniero Civil en la UNAM en México, me regresé a Mazatlán como Pasante para construir mi primera obra, la casa de Don Guillermo Azcona, que inicié el 4 de julio de 1949, enfrente de la Casa del Marino. Me encomendaron otras obras, entre ellas, en 1950 me llamó el Padre que tenía a su cargo el Templo de San José, para que eliminara los arcos que estaban entre la nave principal y la nave lateral, lo cual hice, construyendo una trabe de concreto armado del ancho del muro por un metro cincuenta de alto (peralte) que permitió hacer la demolición de los arcos.

     

    Sanatorio Divina Providencia

    En el año de 1951, me habló mi médico de cabecera Dr. Patricio Kelly para que me encargara de construir la primera etapa del Sanatorio de la Divina Providencia, del cual él era Director Médico que daba servicio desde 1942, en una finca antigua que me correspondió reconstruir, haciendo cuartos con baño de techos bajos, así como salas de operaciones, de recuperación, cuarto de médicos y los anexos necesarios. Me indicó que me pusiera en contacto con la Madre Teresa que era la Superiora de la Orden Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción para que me entendiera con ella durante la construcción.

     

    Colegio Remington

    En el año de 1958 me llamó la Madre María de Jesús Cervantes, Directora del Colegio Remington y Superiora de la Orden Hijas del Corazón de María, para que hiciera el proyecto y la construcción del Colegio en un terreno que compraron en la esquina de Avenida Ejército Mexicano con la calle San Lorenzo de la Colonia Palos Prietos. Como el importe de la construcción era superior a la cantidad que ellas disponían, le propuse que solicitáramos un crédito hipotecario al Banco de Cédulas Hipotecarias en donde yo tenía como amigo al licenciado Julio Ogarrio, Director Jurídico e hijo del Director General del Banco Don Julio Ogarrio. Al aceptarse mi propuesta, llamé a mi amigo Julio, quien después de tratar este asunto ante el Consejo me dio luz verde para presentar la solicitud, para lo cual hubo que formarse la Inmobiliaria de Mazatlán, S.A. de la cual se designó Presidente a Don Víctor Patrón Rivas. Una vez integrada la documentación que envié a mi amigo, fue presentada y aceptada y mi amigo vino a Mazatlán a firmar la operación de crédito. Se inició la construcción y se concluyó sin problema en 1960. El crédito se pagó en el tiempo pactado.

     

    Obispado

    En el año de 1962 fui llamado por el Exmo. señor Obispo de Mazatlán Dr. Don Miguel García Franco para encomendarme el proyecto y la construcción del Obispado, en la esquina de la calle Arriba ahora Virgilio Uribe y Simón Bolivar.

    Cuando ya estaba avanzada la construcción, me mostró una fotografía de una Capilla de algún lugar que no estoy seguro si era de Roma, para que yo construyera una igual en un espacio que se destinaría como patio, lo cual hice cumpliendo con los deseos del señor Obispo, quien quedó complacido. En 1968 ahí fue “confirmado” por él, mi hijo Luis Roberto, fungiendo como padrino mi buen amigo Rafael Domínguez Gómez, desde entonces mi querido compadre.

     

    Seminario

    En julio de 1965 formamos un Patronato Pro Seminario de Mazatlán cuyo presidente fue mi compadre Toño Cevallos, yo fui vicepresidente, mi compadre José Manuel Castelló secretario y mi otro compadre Rafael Domínguez tesorero, que de inmediato organizamos un maratón radiofónico dirigido por un locutor Sr. Gorosave con la participación de las hermanas Cabrera que se desempeñaban como telefonistas y consiguieron ocho teléfonos que se utilizaron en el maratón cuyo resultado alcanzó la cantidad de 2 millones 300 mil pesos en efectivo y más o menos 400 mil pesos en materiales, con los que construimos el Seminario de Mazatlán, yo fui el constructor responsable de la obra.

     

    Templo de la Sagrada Familia

    En el año 1988, la madre Lucía Corona Zamora me encargó el proyecto del Templo de la Sagrada Familia, de la Orden de las Madres Adoratrices ubicada en la Ave. Rafael Buelna, cuya construcción inicié el 20 de julio de ese año y que por razones económicas se tramitaron varias prórrogas del permiso de construcción hasta el 28 de marzo de 2003 en que se obtuvo la constancia de terminación de obra de la Dirección de Planeación del Municipio de Mazatlán.

    Desde el inicio hasta la terminación del Templo estuvo al frente de los trabajos el Ing. Fernando Mares Moreno, quien trabajaba en mi oficina ayudándome con la dirección de las obras que tenía a mi cargo.

     

    Mi intervención como Rotario y como Maestro en el inicio

    del Instituto Cultural de Occidente (ICO) de Mazatlán

     

    En la junta del Club Rotario de Mazatlán, posterior a la junta del 27 de junio de 1951 (fecha en que ingresé como socio al Club) nuestro compañero, socio del Club, Víctor Patrón Rivas, nos propuso que apoyáramos el proyecto de abrir una escuela secundaria y preparatoria que dirigían un grupo de Padres Xaverianos que iban a venir de Italia a Mazatlán. Al aprobar nuestro apoyo tuvimos que aportar el pasaje del Director del grupo Sacerdote Xaveriano Hugo Cattenatti de Italia a Mazatlán. Nos correspondió a cada socio un pago de 600 pesos que hicimos de inmediato. Se dieron los pasos necesarios y en un corto plazo se abrió el Instituto Cultural de Occidente (ICO). El Padre Cattenatti me pidió que impartiera la Cátedra de Física en el primer año de secundaria, lo cual hice de 1951 a 1953. Tuve como alumnos a Raúl Henderson Barrón, Víctor Patrón Unger, Rafael Lizárraga Salazar, Horacio Malcampo Calderón, Gustavo y Fernando Eimbcke, Rafael Veytia, Roberto Iriarte, Antonio Aguirre y otros cuyos nombres no recuerdo.

     

    En el ICO conocí al Padre Xaveriano Inocencio Ambrico, quien fue mi confesor por muchos años, en que iba yo por la tarde a la Escuela cada vez que me confesaba. Lamentablemente murió el viernes 26 de febrero de 1999. Al día siguiente fui a dar el pésame al ICO, a las 5 de la tarde, previo a la misa que se celebró a las 5:30 en el Auditorio de la Escuela. Cuando llegué, me acerqué al féretro para rezar unas oraciones, observándolo fijamente a su rostro, cuando de repente abrió sus ojos lo cual me impresionó por lo cual llamé a uno de los Sacerdotes que estaban cerca de mí, que cuando llegó a mi lugar, ya el Padre Ambrico había cerrado los ojos. Pedí que llamaran al Padre Zanardi, Director del ICO, a quien le dije que pudiera estar con vida el Padre Ambrico y ordenó que levantaran la tapa con cristal de la caja y se hizo examen del cuerpo, no encontrando algún rastro de vida. A mí se me permitió tocar su frente y sus mejillas.

     

    El padre Zanardí explicó que cuando falleció se le hicieron los exámenes necesarios para comprobar que no tenía señales de vida. Ahora que escribo mis memorias, le expuse este suceso a mi querido amigo y compañero rotario Médico Cardiólogo Jorge Vidal Garate, preguntándole su explicación, a lo que dijo que era un caso de “Rigidez Post Morten”, una contractura muscular que se presenta después del fallecimiento. Hay casos que se manifiestan en forma diferente.

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