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"OBSERVATORIO"

"Coronavirus fases I y II: vamos bien. El virus que nos enseña cómo vivir"

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OBSERVATORIO

    alexsicairos@hotmail.com

     

    Hoy se cumple un mes desde que en México se confirmó el primer caso de contagio por Covid-19, trayendo consigo la alerta sanitaria que hace 131 días inició en Wuhan, China, y desencadenó la pandemia que enfrentamos. También hace 28 días de que a Sinaloa llegó la enfermedad y activó los protocolos de salud que, por fortuna, han dado aquí y en el País muy buenos resultados, articulando a la sociedad y gobierno en la tarea de enfrentar algo cuya dimensión es aún desconocida.

    Con cada uno en su laberinto, con todo y el bombardeo de información que aturde, nos ha ido bien. La parte estoica que compromete la salud personal al proteger la ajena, los gobernantes que no pueden encerrarse a ver pasar la devastación desde sus palacios, los trabajadores que hacen posible el suministro de servicios públicos y víveres, así como los medios que producen noticias que orientan, prosiguen firmes como puntales de la estabilidad.

    Si se tratara de realizar un primer balance desde aquel 27 de febrero cuando se reportó al primer enfermo por coronavirus en el territorio nacional, o desde el 28 de febrero que la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado procedió a aislar en un hotel de Culiacán a un portador del virus, sería justo reconocer que no nos ha ido tan mal tomando como referentes los estragos causados en otras partes del mundo.

    Los datos al 25 de marzo reportan en México 475 casos confirmados, mil 656 sospechosos y 6 muertos por coronavirus. En Sinaloa, a la misma fecha, registran 8 situaciones confirmadas, 46 sospechosos y cero fallecimientos. Se trata de un comportamiento no tan agresivo cuya gradualidad da margen de acción para el adecuado manejo de la emergencia.

    El recuento de un mes da pie a muchas lecturas, aunque la principal indique que autoridades y ciudadanía han actuado de manera correcta, en esa sincronía cuyo orden invariablemente viene en mayor medida de la sociedad que en la tierra azteca o en el suelo de los once ríos procede a la esporádica unidad en cualquier momento que alguna calamidad nos aceche.
    Pero bajo ninguna circunstancia lo logrado significa que hemos superado la crisis por el Covid-19. Al entrar esta semana a la Fase 2 existe un panorama de esperanza de que las posteriores etapas nos hallen igual de prevenidos y dispuestos a ganar la batalla, con la advertencia en letras grandes y en rojo de que todo descuido o exceso de confianza nos puede regresar al punto de mayor peligro.

    Próximos a entrar a la Fase 3, dependerá de que la voluntad social se sostenga y fortalezca en las acciones de aislamiento, que el Gobierno en sus diferentes ámbitos actúe con responsabilidad y sensibilidad, que los sectores patronales asuman el sacrificio que les corresponde con el respaldo del aparato público, que la solidaridad de los que más pueden se vuelque hacia los vulnerables, y que se asiente la conversación de lo realmente edificante.

    Hemos ganado muchas cosas al tiempo que perdemos otras. Desde las ventanas de hogares en cuarentena presenciamos el planeta con ojos de asombro y espíritu restaurador. Hemos despertado de golpe de la pesadilla generalizada en la cual somos neandertales que nos quitamos posibilidades unos a otros, creyendo que el mundo y la vida son privilegios individuales, franquicias de egoísmo e ingratitud.

    También nos hemos reinventado como conglomerado humano. Dejamos de ser adictos del pavimento y la ocupación violenta del espacio público al convertirnos en seres que vuelven a abrazar a la familia, a los amigos y al hábitat. Las calles desiertas y los apetitos guardados para cuando podamos saciarlos, recuerdan la soledad en que llegamos y en la que nos iremos.
    Vamos bien. Estamos bien. De seguir así el golpe de la tercera fase de la pandemia de coronavirus, a la cual México entrará en unas horas, hallará los amortiguadores de la cohesión cívica, la adecuada respuesta del Sector Salud, la ventaja de conocer la experiencia internacional en el manejo de la crisis y la conciencia social que rebrota resplandeciente para los tiempos nuevos que asoman.

    Reverso

    No te hundas mi Sinaloa,
    Tu gente es de muchos bríos;
    Todos vamos en tu canoa,
    A luchar en los once ríos.

     

    La pensión y la vida

    ¿A quién se le ocurrió concentrar ayer, en plena fase de contagio del Covid-19, a los adultos mayores para que acudieran a cobrar los apoyos que les otorga el Gobierno federal? ¿No entienden que es la población en mayor situación de riesgo? ¿De plano les vale arriesgar la vida de ellos con tal de poner a salvo el populismo rapaz de la Cuarta Transformación? Se pasan de indolentes al no acudir a formas de pago más seguras y ojalá que sepan aceptar las culpas si alguna consecuencia deriva de tal desidia.

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