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"Opinión"

"Cretinismo"

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    El cambio anunciado en la campaña política por la Presidencia de la República marcha a contracorriente de los conservadores, que siempre se han opuesto a los programas que benefician al pueblo. A través de la historia los cambios sustanciales siempre han llegado, entonces no es extraño lo que actualmente vemos con las reformas constitucionales impulsadas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, las cuales entrañan interesantes mejoras para el País.

     

    Las mayorías sociales se encuentran entusiastas por el dinamismo que el Presidente viene imprimiendo a su gobierno, buscando el bien de los segmentos sociales que por décadas han sido los más relegados de la sociedad, mantenidos en el olvido como si no existieran. Ese olvido de los gobiernos que encabezaron los partidos tradicionales fue, en las pasadas elecciones, reprobado por completo, por fin éstos recibieron el justo pago por el cretinismo omiso que los caracterizó.

     

    En el ambiente del País se percibe la determinación de  los ciudadanos de -en el futuro- a esos partidos mandarlos al ostracismo político, porque por la ideología que pregonan es imposible que cambien su forma de gobernar, exclusivamente para sí y unos cuantos. Como los ciudadanos son los que deciden con su voto, ese voto les va a ser negado, va a estar difícil que vuelvan a la palestra política del gobierno nacional; con dificultades, si acaso, lograrán mantener su registro, pero para volver como gobernantes va a estar en chino, de acuerdo con sus antecedentes y la dañada imagen que dejaron en la mente de los ciudadanos por su mal gobierno. La historia tiene su dialéctica inexorable, no puede cambiarse con falsas promesas.

     

    Se viene conformando una nueva actitud de la sociedad, la cual seguramente en lo sucesivo va a tener un impacto en las elecciones para los puestos del poder político, no se puede eludir esa nueva realidad política generada. A la hora de las elecciones locales y federales la elección de buenos candidatos, favorables al pueblo, va a tener una importancia capital. Los ciudadanos están viviendo una dinámica inédita, no experimentada antes en el País, esa novedad estriba en la conciencia de que su voto cuenta; esta certeza es lo que está impactando en la ciudadanía positivamente, una realidad inocultable.

     

    El País vivió larga data con un gobierno demasiado centralista, con un pesado corporativismo, el cual durante muchos años sometió a las masas populares por medio de los famosos “sectores” del Partido Revolucionario Institucional, incluso propició una cultura política de desánimo entre los ciudadanos, quienes consideraban difícil salir de esa situación política, hasta llegar al concepto del “destino manifiesto”, donde el partido oficial era invencible por las buena o por las malas.

     

    Con la reforma política que tuvo lugar en 1977 se inicia el camino a la democratización, hasta alcanzarse por primera vez la conformación de una mayoría opositora en la LVII Legislatura de la Cámara de Diputados. Algo ha cambiado, lento pero algo ha pasado: el partido Revolucionario Institucional empezó a perder gobiernos estatales y municipales, hasta llegar al 2000 donde perdió la Presidencia de la República frente a la derecha, la cual finalmente frustró la alternancia, todo siguió igual; la transición resultó una quimera, se diluyó.

     

    Llega la elección presidencial del 1 de julio del año pasado, donde los ciudadanos deciden imponer su sufragio y por fin se produce el cambio progresista, que está generado expectativas ciertas en muchos asuntos básicos de la vida nacional; con una participación nunca vista de la sociedad, donde hasta las redes sociales vienen desarrollando una notoria participación; ese despertar social retoma el camino de llevar al país a la democracia, anhelada por la sociedad entera.

     

    Se está consolidando una sociedad crítica y participativa, que no deja pasar ninguna acción del nuevo gobierno, con agudas opiniones críticas, interesadas porque las cosas marchen bien. Es innegable que el cambio impulsado por el actual gobierno tiene el seguimiento de una colectividad atenta y cada vez más informada.

     

    De la actitud que mantengan los ciudadanos dependen los avances y que los cambios se vuelvan una realidad política en el País.

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