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"Opinión"

"Crisis"

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    La crisis de Venezuela se agudiza, sus enormes yacimientos en oro y petróleo son las principales causas de los embates del imperio del Norte. Esa película la hemos visto en los países del Medio Oriente y también la vimos en la República de Chile, en el gobierno del doctor Salvador Allende, para no ir muy lejos. La historia está fresca: recordad las manifestaciones de las caceroleras, con la cual se alentó, tras protestas contra el desabasto, que la clase media protestara contra un gobierno legítimo, democrático.
     
    Esperemos los buenos oficios del grupo internacional de contacto con Venezuela, se reunió los días 6 y 7 del presente en Montevideo, alcance sus propósitos de abrir el diálogo entre el gobierno de Venezuela y la oposición, y se logre una salida política entre las partes, ese es el objetivo principal de la reunión en Uruguay, evitar una confrontación por medio del diálogo. Deseamos en este caso se imponga el raciocinio.
     
    Mientras tanto acá, en nuestro terruño, las cosas siguen dando sorpresas. Por los informes que se reciben del nuevo gobierno, nos enteramos que una empresa muy importante, por su significado para el servicio de los mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad, se venía desmantelando con el pérfido fin de privatizarla como chatarra; a ese extremo venía operando el gobierno neoliberal, con la intencionalidad de lograr sus propósitos privatizadores, que impulsaba en rubros básicos de la economía nacional; sin importar que el beneficio se redujera a una minoría de nacionales y extranjeros, eso era lo que buscaban, el bien colectivo estaba fuera de sus planes económicos, la concentración del capital es la panacea para los neoliberales.
     
    En la actualidad se busca corregir las desigualdades tan amplias que se produjeron por la concentración del capital, fue lo que se practicó durante tres décadas. Sus consecuencias aún se sufren y allí tenemos los resultados, muchos núcleos en extrema pobreza, hoy claman salir de su penuria.
     
    El régimen actual se ve, a las claras, preocupado en resolver las graves carencias que los grupos de marginados sufrieron a lo largo del periodo oscuro, ni más ni menos que tres décadas donde creció la pobreza de manera galopante. Se van a tener que hacer esfuerzos titánicos frente a esa atroz realidad del país, dejó aplastados y sin oportunidades a grandes segmentos sociales. Para sacarlos del tobogán donde se encuentran habrán de hacerse grandes e inteligentes proezas; su rescate es esencial para incorporarlos al desarrollo del país, como debe ser, y que su calidad de marginados sea superada como mandata la Constitución.
     
    Esa es la meta que se percibe en los nuevos planes del Estado en favor de los más pobres, no dudamos que se concretarán mejoras sustantivas para abatir la pobreza en el país, con resultados en corto periodo de tiempo; una nueva capacidad de consumo debe fomentarse en esas capas subalternizadas, eso es esencial en una economía que beneficie a la sociedad. La transformación del país es parte de ese proyecto, para que se acaben los bolsones de núcleos humanos olvidados.
     
    Que eso no pase nunca jamás en este gran país, capaz de dar albergue a perseguidos de todo el mundo. Un país con riquezas naturales, con salida a dos mares, con una riqueza multicultural unificada en un proyecto de nación no puede menos que encausarse por la vía del progreso sostenido, tiene los medios idóneos para alcanzar ese propósito. Con un buen gobierno, que ame a su pueblo, el futuro está garantizado.
     
    México tiene un pueblo creativo, lleno de talentos y emprendedores por antonomasia, sólo que durante tres décadas tuvo un gobierno privatizador, con una corrupción apabullante, se olvidó el proyecto de construir una nación para todos. Las cosas tienen que encausarse bien, está más que comprobado, por los largos periodos en cuales el país ha sufrido de interminables saqueos, aún se mantiene inhiesto, con un alto potencial para impulsar un desarrollo sustentable, más armónico en su reparto de la riqueza y más amable con el medio ambiente. Esas son razones que dan certeza a lo afirmado sobre el futuro de los ciudadanos, en aspectos de su vida económica.
     
    El periodo en el que los buitres tenían su fiesta, no volverá. La ciudadanía en guardia permanente lo impedirá, con mucha contundencia.
     
     

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